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Patricia Highsmith: “Estoy hecha de dos apetitos: amor y pensamiento”

Ingeniosa, obsesiva, incorrecta, antisemita. Los diarios de Patricia Highsmith retratan la cara más íntima de la escritora

Retrato datado en 1976 de la escritora estadounidense Patricia Highsmith, sentada en el salón de la casa en la que vivió entre 1971 y 1983, en Montcourt-Fromonville (Francia).
Retrato datado en 1976 de la escritora estadounidense Patricia Highsmith, sentada en el salón de la casa en la que vivió entre 1971 y 1983, en Montcourt-Fromonville (Francia).Derek Hudson (Getty Images)

11 de enero, 1941

Compré entradas para el homenaje a Lenin en el Madison Square Garden el lunes por la noche. Dos, para Arthur y para mí. Lo de la Librería de los Trabajadores fue divertido ayer. Estuvo Madre Bloor firmando su libro a los habituales. Había cola para comprar entradas para lo de Lenin, y todo el mundo sonreía, como si estuvieran en una fotografía de propaganda. Va. [Virginia] me ha llamado a las 7.30. Me he puesto muy contenta. He quedado con ella en Rocco’s a las 9, con Jack, un chico gay, y Curtis y Jean, dos chicas gais. Hemos ido al Jumble Shop, etcétera. Cervezas y martinis, y ahora estoy borracha. ¡¡Pero Va. me ha besado!! ¡¡Yo la he besado dos, tres, cuatro, cinco veces en el baño de mujeres del Jumble e incluso en la acera!! ¡La acera! Jack es muy dulce y a Va. le gustaría acostarse con él, pero antes le gustaría hacer un viaje conmigo algún fin de semana. Me quiere. Siempre me querrá. Eso me ha dicho, y sus actos lo confirman.

15 de enero, 1941

Quería empezar Anna Karénina, pero tengo un libro nuevo, El poder soviético [de Hewlett Johnson], encima de la mesa, bien bonito: ¡¿Cómo va a leer uno Anna Karénina con los tiempos que corren?! ¡Ay, estoy soñando! Me gustaría viajar a Rusia con [Babs] B. Estos días no volverán. Soy exactamente como una persona en 1917 en América. ¿Qué debería haber leído? Nada salvo textos sobre la guerra. Todo lo demás es evasión.

22-2-41

Quiero dejar por escrito lo más exquisito en revelaciones sofisticadas: la emoción, la inenarrablemente dichosa sensación de ser amada. Amar sin ser correspondida es un privilegio. Soñar y esperar una dicha que el paraíso apenas igualaría, pero en cambio, saberse amada, oírlo de otros labios: eso sí que es el paraíso. (¡O si no es el paraíso, dices, quédate con tu viejo paraíso y vete al cuerno!).

3-3-41

No se me ocurren grandes escritores, ni pensadores ni inventores que fueran célebres borrachos. Poe, claro. Pero la bruma rosada de la ebriedad es singularmente poco productiva; fértil en apariencia al principio, pero llevas las ideas a la práctica concreta y se desvanecen cual burbujas de jabón.

14 de abril, 1941

Estoy hambrienta de literatura, de libros, del mismo modo que mi cuerpo estaba hambriento hace uno o dos meses. Estoy hecha de dos apetitos: amor y pensamiento. Entre ambos, pueden llevarme a cualquier parte, ya sabes.

28-4-41

Tener un automóvil es como tener tu propia mujer. Son un gasto tremendo y te dan muchas preocupaciones, pero una vez lo has tenido, ya no quieres pasar sin uno.

8-7-41

Nada empuja a una mujer, ni a un hombre, a vigilar su aspecto personal como frente a los enemigos. Nunca sabe cuándo o dónde se los encontrará, pero siempre debe ir con sus mejores galas.

21-12-41

El acto sexual debería hacerse o bien presa de una intensa pasión o bien con el mejor sentido del humor. La técnica es una cuestión de imaginación y de consideración solo por la otra persona; un talento que nunca se observa en los hombres.

23 de marzo, 1942

He descubierto en este mismo instante por qué escribir este diario me resulta necesario. Ha sido la única vez, unos pocos minutos, en que seguía estando en el presente. Me calma durante unos momentos, además de aclarar asuntos que de otra manera seguirían a la deriva en mi cabeza.

31-10-44

Los judíos: ¿por qué les encuentro algún defecto sistemáticamente? Me desagradan por su mera conciencia de ser judíos (ninguno puede carecer de esta conciencia) y me desagradan las numerosísimas, numerosísimas manifestaciones contradictorias de esta conciencia. Los cristianos los han empujado a ser conscientes de ser judíos. Por lo tanto, en cierto sentido, puesto que soy cristiana, debería odiarme.

3 de mayo, 1945

Hitler ha muerto, y su muerte no fue la de un héroe, como se pensaba. Se quitó la vida. Con Göring. Mussolini también ha muerto esta semana: ¡los tres —F. D. R., Mussolini y Hitler— muertos en dos semanas! He leído acerca de las atrocidades en Alemania (en casa de Rosalind). ¡El país está inundado de horrores alemanes! ¡También hay fotografías!

10 de febrero, 1951

Esta noche, he ido a Carolle’s con Lyne, el falso club nocturno de lesbianas cerca de los Campos Elíseos, que según dice L. era uno de los garitos preferidos de Peggy Fears. He visto el final del espectáculo de Balenciaga. Preciosas damiselas con fantásticos trajes de noche. Lyne debe de gastarse unos 350.000 francos en vestidos —por lo general, dos— sin otro motivo que la cortesía, y luego se los regala a alguien que los pueda llevar en América.

19-4-63

La continuación de McCarthy. Están temblando hombres fuertes: temen perder su reputación y perder su trabajo. Tienen miedo, por lo tanto, no plantan cara. Analogía con la situación de Hitler. Había hombres temerosos de perder la vida, no solo el trabajo y la reputación. El caso es que nadie plantó cara hasta que ya era muy tarde. Estuvo muy cerca de pasar lo mismo en América. Se trata de dos formas de miedo, nada más. ¿Es toda nación capaz de un miedo semejante? Hitler tenía a los judíos para odiar, América a los comunistas. El odio, creado de forma tan artificial en ambos casos, es como la inyección de un virus cancerígeno a la población. Tuvimos y todavía tenemos ese virus, igual que los alemanes todavía tienen el suyo.

26-1-70

¡Cómo se desvanece el idealismo político cuando va tocando a su fin la mediana edad! A los veinte y treinta, tenía sentido boicotear países apestosos (como España entonces, como Grecia ahora). Ahora me encuentro con que R. C. [Rosalind Constable] y yo nos planteamos ir de crucero en verano de 1971 a Grecia.

22-5-70

Si no atino a ver el final de un cuento o una novela, no tiene sentido empezarlo.

14-5-73

El matrimonio es la manera más fácil de eludir acostarse con un hombre.

25-11-73

La Gran Novela Americana tratará sobre la traición de la esperanza americana. Lo magnífico de América hasta hoy es que el idealismo sigue presente. Hemos abierto el país a toda clase de gente, de todas las razas, y todos tenían o tienen esperanza, todavía. América está madurando, se vuelve más cínica. Sin embargo, no es básicamente cínica. América necesita siempre un líder idealista, incluso si corre el riesgo de ser ingenuo, como George Washington (a quien Gore Vidal consideraba tímido), Woodrow Wilson, J. F. Kennedy, F. D. R., cauteloso, pero idealista a su manera. Es un sine qua non para América. Y ya se ve que Nixon es precisamente lo opuesto, Estados Unidos está sufriendo un prolongado acceso de acidez estomacal, una necesidad irreprimible de vomitar.

28-6-74

Visita de Wim Wenders (productor, alemán, vive en Múnich) y Peter Handke, escritor austriaco. Los dos, de unos 30, me parece, 1,80 de estatura. Wim, callado, taciturno al principio. Labios rojos, tensión baja, según dice. Nada de café después de cenar, una copita. Al final, ha hablado en concreto de El amigo americano, diciendo que se convertía en la historia de Jonathan, debido a la muerte inminente, y a que sencillamente desempeñaba más acción en el libro. Peter tiene el rostro terso de una chica. Su cuerpo podría ser más femenino, no obstante, de lo que es. Le gustaba el tequila. Se ha separado de su esposa y tiene la custodia de su hija Amina, de 5 años. Trabaja 2 meses al año. Dice que en Alemania no hay tradición de agentes literarios, que los escritores están “aparte” de la sociedad. Cierto; también en Estados Unidos. Qué cara tan frágil tiene, en mi opinión. Cenamos en el Chaland Qui Passe. Chez moi frambuesas, fotografías. Wim ha contado que conocía a un dibujante de viñetas que se suicidó y Wim lo atribuye a que el hombre estaba insatisfecho consigo mismo porque era un mero dibujante de viñetas.

Peter ha dicho: “Cuando empiezo cualquiera de tus libros, tengo la sensación de que adoras la vida, de que quieres vivir”. (¡Qué bonito!) Me han traído una bola genial en [un] pedestal: una bola de unos cinco centímetros de diámetro, negra y transparente, regalo de Jeanne Moreau.

18-9-83

Barcelona. Una hermosa vista desde el avión a la llegada: la ciudad parece bronceada y llana, bordeada por el mar azul (es un día soleado de sept.), y como un mapa de superficie a la antigua usanza. A una le viene a la cabeza Colón zarpando. Nos reciben Jorge Herralde y su amiga Lali: Anagrama, una editorial. Nos acompañan a San Sebastián en un avión de dos hélices, que vuela bajo; la vista por la ventanilla son montañas de color gris y verde oscuro durante kilómetros, que a todas luces no se usan para el cultivo. ¡Cuánta tierra desperdiciada! Hay pocos pueblos y muy separados. Me han advertido de que [San Sebastián] es un balneario o una ciudad turística. Pero es mucho más grande de lo que había pensado, con una zona antigua a la orilla del mar, las calles muy pequeñas para que pasen coches. Restaurantes bastante caros. La gente tiene segundas residencias aquí. Bien vestidos. Hace calor. ¡El segundo día me fijo en Julian Symons en el vestíbulo! “Rueda de prensa” sorpresa en lo que se supone que son cócteles. Preguntas muy estúpidas de los de televisión: “¿Por qué decidió escribir ficción de detectives?”. Solo un joven español de jersey rojo en San Sebastián planteó preguntas brillantes para la televisión. El Prado: pude ir dos veces. La primera vez, subí a la segunda planta para reunirme con el director, que me recibió cordialmente y me pidió que firmara el enorme libro de visitas en su despacho. Su secretaria me acompañó luego (también Marianne) a las salas de Velázquez. La gente está muy contenta con la mayor apertura del Gobierno socialista, pero temen un golpe de Estado militar.

[Sin fecha]

Madrid: la chica de la tesis. Quedamos una tarde a las 4, yo llegué tarde, claro, porque un almuerzo con 10 no empieza hasta las 2.30, pero le envié un mensaje al hotel. Estos estudiantes que están escribiendo su tesis intentan hacer de mi escritura una disciplina organizada o una ciencia, y tengo la sensación de que se decepcionan cuando les cuento mis ideas, y que por tanto mis pensamientos y procesos surgen de la nada. Le firmé un libro, elogié la pluma que ella insistió en regalarme. Estoy escribiendo con ella ahora, una estilográfica roja y amarilla, como un payaso. Julian Symons: tenía unos comentarios bien preparados sobre los objetivos de Dashiell Hammett, en San Sebastián. 13 hombres, y yo, incluido Sam Fuller, parlanchín, fumador de puros, en el papel del vejete izquierdista. Estaba con él su esposa izquierdista alemana, de 39 años. Me otorgaron una placa de madera con el mapa del País Vasco en metal, pues mis libros fueron los más vendidos en la última feria del libro.

27-11-92

Sobre ir de visita a Texas, falta algo: es Europa, es el mundo lo que falta.

6-10-93

Hay monjes —¿los cartujos?— que duermen en su ataúd, por lo visto como preparación para la muerte, pensando en ella con frecuencia noche y día. ¡Yo prefiero el elemento sorpresa! Uno sigue con su vida como siempre, entonces la muerte llega quizá de súbito, quizá por medio de una enfermedad de dos semanas. En este sentido, la muerte es más como la vida, impredecible.

‘Diarios y cuadernos 1941-1995′. Patricia Highsmith. Traducción de Eduardo Iriarte Goñi. Anagrama, 2022. 1.256 páginas. 34,90 euros. Se publica el 31 de agosto.

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