Lydia Cacho: “Grabaré una serie sobre mi vida en 2024″
La periodista mexicana Lydia Cacho fue secuestrada y torturada por revelar una red de trata y explotación infantil en su país. En ‘Cartas de amor y rebeldía’ viaja a su pasado a través de su correspondencia
La periodista mexicana Lydia Cacho (Ciudad de México, 1963) fue secuestrada y torturada por revelar una red de trata y explotación infantil en su país. Desde 2019, vive en el exilio en Madrid. Para paliar la distancia y el desgarro viajó a su pasado a través de la correspondencia de su vida, que se publica ahora bajo el título de Cartas de amor y rebeldía (Debate).
¿Cuándo supo que sería periodista? A los 16 años, cuando el maestro Juan José Arreola me dijo que era una pésima poeta porque estaba demasiado preocupada por los hechos reales. Entendía que tendría que encontrar una salida literaria a esa indignación vital.
De todas las cartas que publica en este libro, ¿cuál fue la de mayor trascendencia para su vida? La carta a mi abuelo José Ernesto de octubre de 1980 porque descubrí que los secretos destruyen la integridad emocional de personas y familias.
Estas cartas le ayudaron a traerse a su otra mitad que se quedó en México. ¿Qué sigue echando de menos de su país? Mi hogar en la selva, la alegría de sus paisajes, a mi familia, las comidas bohemias interminables con mis amistades en casa.
¿Se puede ser buen/a periodista si no se es feminista? Sí se puede, pero se es mucho mejor periodista cuando se es capaz de analizar el mundo con perspectiva de género.
¿Es el mundo mejor para las niñas desde que su madre le dio a usted una libreta para que anotara sus pensamientos en 1975? Sí que lo es, ahora la realidad se nombra, los derechos se ejercen y se defienden con claridad.
¿Qué tres cualidades debe tener para usted un buen reportero/a? Integridad incorruptible, empatía y valentía. Lo demás se aprende.
¿Cuál es el gran tema que debería abordar mejor el periodismo? El machismo como simiente de todas las violencias, la normalización del hombre que mata al hombre para perpetuar todas las formas de poder.
¿Qué concepto mexicano no tiene buena traducción en España? Naco.
¿Y al revés? Pitillo y chaqueta.
Convirtió su libro Memorias de una infamia en obra de teatro. ¿Haría una película sobre su vida? Será una serie y ya está escrita, se grabará en 2024.
¿Qué artista captó mejor el alma mexicana? La pintora María Izquierdo.
¿Qué museo ha visitado más veces en Madrid? El Sorolla, camino en esa casa y me reencuentro, es mi rincón meditativo.
¿Qué libro tiene abierto en la mesilla de noche? El último hombre blanco, de Nuria Labari. Es de una lucidez alucinante.
¿Uno que no pudo terminar? Los crímenes de odio en España, de Esteban Ibarra.
¿Cuál es la película que más veces ha visto? Cuentos de primavera y de otoño, de Éric Rohmer (dos de las cuatro estaciones). Los diálogos son extraordinarios.
¿Su diálogo favorito en una película? “Tengo una cosa que decirte, una sola, nunca habré de repetirla y te pido que la recuerdes. En este universo de ambigüedades este tipo de certeza llega una sola vez y jamás regresa. No importa cuántas vidas vivas”, de Los puentes de Madison (1992).
¿Qué canción o composición musical usaría como autorretrato? Chimes of Freedom, de Bob Dylan.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? El valor económico de los futbolistas y la fama de cualquiera.
¿Cuál es el suceso histórico que más admira? El 29 de mayo de 1851 la exesclava negra Sojourner Truth dio el discurso titulado ‘¿Acaso no soy una mujer?’, iniciando el verdadero movimiento feminista abolicionista de la esclavitud.
De no ser periodista habría sido… Bailarina de ballet clásico.
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