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‘Nunca fuimos más felices’: Epicuro explicado a un futbolero

El poeta Carlos Marzal reúne una serie de reflexiones bienhumoradas en las que la literatura alterna con el deporte y el placer de vivir con la certeza de que la vida termina

Un chico juega al fútbol sobre la ceniza del volcán de La Palma.
Un chico juega al fútbol sobre la ceniza del volcán de La Palma.Marcos del Mazo (LightRocket via Getty Images)

Al poeta y gozador Carlos Marzal se le da bien la prosa. Las dos cosas, su epicureísmo y su destreza prosística, se muestran en este conjunto de divagaciones de varia lección nacidas de su pasión doble y entreverada por el fútbol y la literatura. (La tercera, la taurina, asoma poco). Nunca fuimos más felices, organizado como un partido, con su calentamiento, sus dos partes, que se desgranan en 134 capítulos con hechura de artículos, y una prórroga en dos partes que encierra un inesperado y cruel vuelco (como muchas prórrogas), es una exhibición de juego literario al toque corto, pero también un ejemplo de supeditación de una escritura proliferante —e irónicamente autocomplacida— a un propósito superior y último del que se desprende el sentido del conjunto. Y este sentido no es tanto la celebración vitalista de las pequeñas y grandes alegrías de la existencia cuanto su reverso: la intuición de su ausencia, la expulsión del paraíso, la anticipación del duelo, el golpe brutal en medio de la fiesta.

Tanto como el fútbol, jugado lejanamente por Marzal y gozado ahora como futbolero letrado y padre de un jugador alevín, aquí se habla de literatura. Ambas actividades son fuente de júbilo y entre ellas se establecen constantes e ingeniosas conexiones y homologías. Las apreciarán mejor quienes respondan al arquetipo que el autor tiene del aficionado perfecto: el ilustrado. A la masa de aficionados bibliófobos, este libro, para qué engañarse, les traerá al pairo. Y no saben lo que se pierden. No ya sobre fútbol, acerca del que se diserta ex abundantia cordis, sino sobre asuntos menos sectoriales (o, para según quién, menos triviales) como, pongamos, el dolor por las pérdidas que causa el tiempo en su costumbre de irse yendo.

Varias veces se alerta en la obra contra la nostalgia, pero es un modo de delatar que toda su escritura está embebida de nostalgia: por la remota infancia y juventud, por los amigos queridos —algunos ya en su cielo—, por las mermas seguras que traerá el futuro. Una de ellas la encarna Carlitos, el hijo del autor, que actúa, por decirlo deprisa y torpemente, como el eje secreto del libro, ahí donde apunta el verso de ‘El arcoíris’ de Wordsworth que Marzal utiliza de exergo: “El niño es el padre del hombre”. La vastedad de la dicha que le supone compartir con él los viajes a los entrenamientos o los partidos, sabiendo que eso se acabará algún día, constituye la expresión más depurada del amor a la vida, a su parte más luminosa por lo menos. Aunque la cara sombría ni se ignora ni se escamotea.

Como afirma Marzal, toda escritura es autobiográfica, y Nunca fuimos más felices lo es de manera obvia, en sus anécdotas y nombres propios, en sus pasajes reflexivos de toda índole, en especial los referidos a la vocación y ejercicio literarios, pero lo es también de manera implícita en la irreprimida propensión digresiva, en el tono burlón, hiperbólico y sentimental, en la representación de la arquitectura de la propia conciencia, a la que con guasa llama “intraideología marzaliana”.

Dentro de ella, la autoconsciencia constituye un imperativo sin el cual se diluye toda experiencia: sin ella no hay ni felicidad (solo es feliz quien es consciente de serlo) ni literatura que valga. Como prueba, Marzal despliega, entre bromas y veras, un recital metaliterario tan diáfano como exento de pompa. Este libro misceláneo y esponjoso está destinado, pues, a los gustadores de la buena literatura y a quienes aún confíen en que un libro puede albergar razones para reajustar la relación con el mundo. Aunque sientan una cordial indiferencia hacia el fútbol.

portada 'Nunca fuimos más felices', CARLOS MARZAL. TUSQUETS EDITORES

Nunca fuimos más felices 

Carlos Marzal 
Tusquets, 2021
532 páginas. 20,50 euros

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