_
_
_
_

Un quijotillo posmoderno

En esta segunda entrega, el hipster de Daniel Gascón ha evolucionado al contacto con los lugareños y se ha sanchificado a base de grandes tragos de realidad

La localidad de Cantavieja, en la provincia de Teruel.
La localidad de Cantavieja, en la provincia de Teruel.GeoJGomez (Getty Images/iStockphoto)

Entre los efectos benéficos que puede producir una novela está la risa, que, ojo, no es nada fácil de lograr. Daniel Gascón lo consiguió en Un hipster en la España vacía (2020) por el procedimiento acreditado de confrontar dos visiones antagónicas de la realidad: la aldea frente a la ciudad, el pragmatismo frente al idealismo, la rudeza natural frente a la artificiosa sofisticación. De un lado, los lugareños de La Cañada de Azcón en Teruel; de otro, el inefable hipster: Enrique Notivol. El invento funcionó muy bien como un retrato esperpéntico de ciertos hábitos de vida sostenible y cierto pensamiento derivado de la corrección política a ultranza. Era imposible reprimir la carcajada. Ahora Gascón ha concedido a su personaje una segunda salida que no pierde su fuelle cómico gracias, entre otras cosas, a que sitúa las nuevas peripecias en plena pandemia, con Notivol convertido en alcalde y teniendo que gestionar las medidas restrictivas, la indeseada llegada de los forasteros al pueblo y la campaña de vacunación.

Entre todas las matrices que se adivinan en la novela, la más determinante es cervantina: la del sujeto trastornado por sus lecturas que vive encerrado en un mundo mental propio

No pierde la novela lo que tenía la anterior de retrato vitriólico de la sociedad y la política de ahora mismo, pero Gascón no se conforma con rociar con ácido su sátira de tipos y costumbres, sino que opera con dispositivos cómicos que, sobre ser eficaces, poseen un nobilísimo abolengo. Me refiero, por ejemplo, al empleo del delirio surrealizante de un José Luis Cuerda en Amanece que no es poco, que oscila entre el absurdo puro de un Mihura o un Jardiel y el disparate envenenado de Buñuel o Berlanga. Véase el episodio de la vacuna con efectos secundarios literarios: la tía Antonia rompe a hablar en inglés con versos de Leonard Cohen, la Paca con citas de Gracián y, entre otros, la Josefa con lipogramas oulipianos. Del mismo modo, la visita a La Cañada de una delegación europea parece un tributo a la bendita acidez de Berlanga. Otros episodios no se apoyan en más magisterio cómico que la actualidad política nacional, aunque el del desafío secesionista de Las Masías de la Rambla, con su procés liderado por el belicoso Alejandro el Manso, bien podría haberlo inspirado el genio satírico de Jonathan Swift.

Entre todas las matrices que se adivinan en la novela, la más determinante es cervantina: la del sujeto trastornado por sus lecturas que vive encerrado en un mundo mental propio. Kike, el quijotillo hipster, está hechizado por una caterva de encantadores que se llaman Judit Butler —a la que lee en el Barranco Pistolo—, Bruno Latour —sobre el que quiere montar una mesa redonda en la cochera de su tía—, George Monbiot, Naomi Klein, Alain Badiou u Owen Jones et caetera. Su Dulcinea es Lourdes, la del bar. Su cueva de Montesinos es aquí en la sima de San Martín, incluida la experiencia alucinógena e inenarrable del descenso. Daniel Gascón no ha querido ahorrarse el careo del verdadero Don Quijote con el apócrifo: el hipster reconoce a otro como él, un “lector superficial de Derrida y Deleuze” que acarrea toda “la chatarra posmoderna”. Pero, como le sucede a Don Quijote, él ya no es el mismo, ha evolucionado al contacto con los cañadienses, se ha sanchificado a base de grandes tragos de realidad. Habrá que ver qué rumbo toma este nuevo hipster y cabe esperar que sus futuras andanzas (póstumas) resulten tan depurativas para la salud mental como las de esta novela detox, como él diría.

portada 'La muerte del hipster', DANIEL GASCÓN. EDITORIAL LITERATURA RANDOM HOUSE

La muerte del hipster 

Daniel Gascón 
Literatura Random House, 2021
170 páginas. 16,90 euros

Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_