Lo nuevo de Lorde, Kings of Convenience, Joana Serrat y otras canciones de junio
Los críticos de ‘Babelia’ analizan los temas recientes más destacados en todos los estilos musicales
Lorde — ‘Solar Power’
Cuando hace poco más de un año, Lorde dijo que estaba trabajando en su nuevo disco, el que sería la continuación del imperial Melodrama (2017), sus fans enloquecieron. Además, la neozelandesa comentó que parte del nuevo material llegaba inspirado por la muerte de su perro. Eso aseguraba entonces que la taciturna artista seguiría siéndolo. La única duda planeaba sobre si su deliciosa ironía podría colarse en el duelo por el perro finado. Ahora, en un giro casi copernicano de los acontecimientos, Lorde reaparece con el tema más optimista de su carrera. Es incluso veraniego. Colaboran en los coros Clairo y Phoebe Bridgers —Lorde ya no es amiga de Taylor Swift, ahora las nuevas promesas son las que son amigas de Lorde—, Jack Antonoff en un montón de cosas y Primal Scream aportan una supuesta inspiración accidental en este corte que, por momentos, es calcado al Loaded de los de Bobby Gillespie. El resultado es una canción que está igual de lejos de ser un bombazo que de ser un petardazo. Es un poco el tema para el anuncio veraniego de una cerveza que se bebe caliente. XAVI SANCHO
Pa Salieu & Slowthai — ‘Glidin’’
La gran esperanza del hip hop británico en 2019 (Slowthai) se une a la gran esperanza del hip hop británico en 2020 (Pa Salieu). El resultado en un tema fabuloso en el que ambos raperos tratan un tema clásico pero en constante evolución: que no te importe ya nada. ¿Son demasiado jóvenes para eso? ¿Está la cosa demasiado mal como para cachondearse y apostar por la ataraxia como posicionamiento vital? Tal vez, pero estos dos son demasiado listos como para dar lecciones. Ya nos han contado lo que han hecho en sus discos, ahora quieren contarnos lo que les da pereza hacer. Y bailar sobre eso. Suena una base que mezcla dancehall y grime, y Pa Salieu allana el camino para que Slowthai haga lo que mejor le sale: entrar en canciones ajenas y reventarlas —es el butronero del hip hop actual—, como ya hemos visto en sus colaboraciones con Gorillaz o Mura Massa. Estos dos deberían hacer un disco entero juntos. X. S.
Vince Staples — ‘Law of Averages’
Cuando en 2015, Vince Staples lanzó su doble álbum de debut, Summertime 06, parecía que podía llegar a rivalizar con Kendrick Lamar. Todo estaba a favor de este genio de mal carácter. Pero, aunque sus siguientes referencias no bajaban en calidad ni en capacidad de sorpresa —tanto el experimental Big Fish Theory como el festivo FM son discos tremendos—, la industria dejó de reírle las gracias y él dejó de querer hacer gracia. ¿Para qué? Ahora anuncia dos discos nuevos después de tres años solo colaborando en temas ajenos. También tiene una serie en Netflix a punto para el otoño. Este Law of Averages es la carta de presentación de esta nueva etapa en la carrera del californiano, más introspectivo, igual de cabreado. Contiene una base cortesía de Kenny Beats, colaborador habitual de Staples, que es fría y algo dislocada y que acelera y frena suavemente a lo largo de los poco más de dos minutos que dura el corte. Por encima la voz nasal de Staples y ese fraseo suyo tan atractivo. Se viene algo bueno. X. S.
Kings of Convenience feat. Feist — ‘Love Is a Lonely Thing’
He aquí que Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe, el dúo de Bergen —ese sitio que tan idílicamente describe Karl Ove Knausgård en sus novelas—, ha vuelto después de 12 años de silencio. Y lo ha hecho con un delicadamente balsámico disparo de alt folk a la altura, o más allá, de todo lo firmado hasta su último asalto, aquel cercano y pluscuamperfecto Declaration of Dependence (2009). Una especie de manual de instrucciones amoroso, o aquello que deberíamos hacer para dejarnos llevar hasta el otro, abandonándonos y a la vez abandonando el mundo conocido para fundar otro propio. El perfecto adelanto de un álbum no en vano llamado Peace or Love, en el que la paz es sinónimo de una soledad nada deseable, y el amor, de una guerra a la que hacer frente con paciencia y pasión. La voz de Feist no hace sino elevar el resultado —esa cápsula pop unplugged tan made in Kings Of Convenience— a una nueva máxima potencia. Bienvenidos, otra vez. LAURA FERNÁNDEZ
Joana Serrat — ‘Demons’
Con el etéreo toque de una americana que hibridase hacia un tipo de pop de firme melodía ochentera, tan luminosamente evocadora como nostálgica, Joana Serrat moldea este corte de su reciente y justamente celebrado —en todo el mundo— quinto álbum, un Hardcore from the Heart que se ha colado en el chart de americana británico, al lado de titanes como Neil Young, John Hiatt y Bruce Springsteen. Su decidida y única apuesta por una americana made in Spain, ya perfilada desde el principio con aquel autoeditado The Relief Sessions (2012), pero sobre todo con Dear Great Canyon (2014), bebe de todo lo escuchado y de la no necesidad de encajar en ninguna parte y crear su propio camino, hasta abrir conciertos ahí fuera para The Handsome Family o The Jayhawks. Aquí, se duele de las solitarias noches de hotel y de su incompatibilidad con cualquier tipo de pena, en especial, la pena por el amor perdido o el que aún no ha sido encontrado. L. F.
Leon Bridges — ‘Why Don’t You Touch Me’
Dice Leon Bridges, el tipo al que Big Little Lies hizo casi tan famoso mundialmente como a Michael Kiwanuka, que el álbum al que pertenece este sensualmente potente Why Don’t You Touch Me se concibió en algo así como el paraíso para un cantante soul. Esto es, noches enteras rodeado de buenos músicos dejándose llevar y componiendo pedazos de un disco que, dice, es lo más él que ha publicado hasta la fecha. Bien, de entrada, Bridges suplica, en un r’n’b entre clásico y propulsado a un presente en el que la caja de ritmos manda, a una chica para la que está empezando a desaparecer, que haga algo si aún le quiere como dice. Desencuentro, historias paralelas y una cuidadísima producción para esta segunda entrega del inminente Gold-Diggers Sound, un tercer disco que se aleja del sonido de los cincuenta y los sesenta que le hizo famoso. L. F.
Quique González — ‘Puede que me mueva’
Regresa Quique González con un nuevo sencillo que anticipa su próximo álbum, Sur en el valle, previsto para octubre. Después de Las palabras vividas, el músico sigue en su introspección compositiva y, alejándose de los preceptos más rockeros a lo Tom Petty que también le definen, regala un medio tiempo elegante dentro su particular y fascinante mirada sobre el folk escrito en castellano. Con ese aire ligero y preciosista, González crea una atmósfera intimista, en la que la percusión late como un corazón desvelado y las cuerdas ambientan refinadamente los pensamientos de un tipo buscando su camino, embellecido por ese solo de guitarra de sabor al añejo sonido Torrelaguna. Hay una impronta muy Joe Henry en esta canción en la que González nos vuelve a ofrecer versos potentes, con imágenes tan cinematográficas, tan suyas. “Sonaba en el taxi de vuelta la balada de un depredador / Ya no le sacas la navaja a cualquiera / ¿Estás contenta o solo es la primera impresión?”. FERNANDO NAVARRO
Margo Price — ‘Red Temple Prayer (Two-Headed Dog)’
A Margo Price ya se la ve como una voz trascendente en la escena del country-rock de Nashville. Una compositora y cantante de una pasta maravillosa, que sigue la estela de las mejores voces de los últimos tiempos como Nikki Lane o Lydia Loveless. Esta canción es lo primero que llega en 2021 después del aclamado disco That’s How Rumors Get Started, en el que dio rienda suelta a toda su garra vaquera. Ahora, incluso, se acelera más para cargar contra el puritanismo norteamericano y echar un pulso a todos aquellos que quieren ver a las chicas bonitas como meros objeto de deseo. La fiereza de las guitarras y sus alaridos, que bien podría firmarlos una Lucinda Williams cabreada con la vida, dan cuenta de una intérprete contundente, una voz propia en una escena siempre demasiado masculina que hoy, por suerte, goza de mujeres capaces de tumbar a cualquier hombre. F. N.
Dollar Selmouni — ‘Clandestino’
Dentro de la avalancha de nuevos artistas urbanos españoles conviene detenerse en Dollar Selmouni, un músico mallorquín, gitano y de padres argelinos. No son gratuitas estas referencias. La personalidad de Dollar viene de ahí: canta con cierta querencia aflamencada y de la tierra de sus padres coge los cimbreantes ritmos. Suena original, callejero y a la vez accesible. Después de un disco con repercusión en el nicho del género, le acaba de fichar la multinacional Warner, por lo que su presencia a partir de ahora será más visible, como su reciente y recomendable paso por La Resistencia. El talento lo pone él con canciones como Clandestino, acompañado del contundente Fernandocosta, un tema que manteniendo el compromiso con la calle podría sonar en los canales comerciales. CARLOS MARCOS
Bala — ‘Agitar’
¿El rock ha muerto? Ja. Mientras existan grupos como Bala, no se te ocurra enterrarlo. Un dúo de mujeres (Anxela, guitarrista, y Violeta, batería, ambas cantan) que desde Galicia proponen una música visceral que lo mismo suena a grunge que a punk y que resulta una actualización del rock fuerte. Etiquetas aparte, el dúo hilvana guitarrazos cortantes con voces aguerridas que cuentan historias retorcidamente atractivas. “Me has descubierto durmiendo con el ceño fruncido. / Y no he podido confesarte cómo me atormenta en sueños que el tiempo pase sin poder exprimirlo en las madrugadas”, arranca este Agitar, que pertenece a su tercer disco, Maleza. Han girado por Europa y Estados Unidos y ya va siendo hora de que las reivindiquemos por aquí. C. M.
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