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Alfredo Taján: “La poesía es el trabajo sucio de la filosofía”

El polifacético escritor malagueño publica el volumen de cuentos ‘El retrato de Doris Day’

Ilustración de Setanta.
Ilustración de Setanta.SETANTA

Alfredo Taján nació en Rosario (Argentina) hace 60 años, pero su nombre es indisociable de la Costa del Sol. Poeta, novelista y gestor cultural, actualmente dirige la Casa Museo de Gerald Brenan. En su prólogo al volumen de cuentos El retrato de Doris Day (Renacimiento) ―por el que circulan opositores a una dictadura, travestis y actores de culebrón― Juan Bonilla habla de él como de “una muchedumbre”.

¿Qué libro le hizo querer ser escritor?

Los ocho tomos de Lo sé todo, una enciclopedia ilustrada de Larousse que me regalaron siendo niño. Fue mi primer amor literario. Otras lecturas un poco más tardías, pero no menos intensas, fueron dos biografías de Stephan Zweig: Fouché y María Antonieta.

¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir?

Me vienen a la cabeza un sinfín de títulos, pero por ajustarme a la brevedad de este tercer grado, diré Emma Sunz (Borges), Madame Bovary (Flaubert), Tirano Banderas (Valle Inclán), El Gran Gatsby (Scott Fitzgerald) y un poema: El emperador de los helados (Wallace Stevens) …

¿Qué libro no pudo terminar?

En busca del tiempo perdido (Proust), y conste que lo he intentado varias veces, es mi asignatura pendiente. Y para colmo me gusta.

¿Qué aprende su yo narrador de su yo poeta?

A cuidar las palabras, el estilo. Intento que los lectores paladeen no sólo la trama, sino también la forma en que se describen situaciones, se recrean atmósferas, se padecen trastornos o perpetran asesinatos.

¿Y viceversa?

Creo que la poesía es el trabajo sucio de la filosofía, sin embargo, abre sus ventanas, y se humaniza, cuando narra un acontecimiento.

De no ser escritor le habría gustado ser…

Excepto embajador de Rusia en el Belgrado de 1903, que evidentemente no he podido ser, he ejercido de abogado de oficio y también he gozado de los privilegios del estrellato de rock, cuando fui cantante del grupo Generación Mishima: de la toga al micrófono.

Juan Bonilla dice, en el prólogo a su libro de relatos El retrato de Doris Day, que es usted una muchedumbre. ¿Qué autores/músicos/actores habría que meter en una coctelera para dar como resultado a Alfredo Taján?

Entiendo que la muchedumbre a la que se refiere Bonilla está compuesta por diferentes tonalidades de una misma gama en la que, sobre todo, intento que impere el buen gusto.

Díganos un culebrón que merezca estar en la historia del cine.

Ya hay dos soberbios culebrones en la Historia del cine, son dos filmes dirigidos por Douglas Sirk: Escrito sobre el viento e Imitación a la vida.

Y un libro para empezar a leer a Gerald Brenan.

Recomiendo La faz de España (Renacimiento). Se trata del apasionante regreso de Brenan a nuestro país en plena posguerra, 1949.

¿Cuál es la gran novela sobre la Costa del Sol?

Las novelas sobre la Costa del Sol constituyen un género específico, aunque con altibajos, pero destacaría Torremolinos, Gran Hotel del injustamente olvidado Ángel Palomino, y Pez Espada, de mi autoría.

¿Cuál es la película que más veces ha visto?

Entre otras La Bella y la Bestia de Jean Cocteau, Testigo de cargo de Billy Wilder y Muerte de un ciclista de Bardem.

Si tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería?

Mezcla de un aria de Farinelli, Can’t let go de Bryan Ferry y Sweet Thing de David Bowie.

¿Qué está socialmente sobrevalorado?

La espontaneidad está sobrevalorada. Morirme será lo único espontáneo que haré en mi vida.

¿A quién le daría el próximo premio Cervantes?

A Julian Barnes.

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