Luz Sánchez-Mellado

El otro día salió el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, diciendo que hacemos un uso zarrapastroso del idioma

Que si es una sobreactuación para la foto. Pues claro. Pero las fotos mueven el mundo, y esos gestos aún no sobran

No es que nos quejemos de vicio. Nos quejamos porque nos duele lo nuestro más que lo del vecino

Esta noche volveré a salir del útero. Me vestiré con un esmoquin, me pintaré como para recibir el Oscar y bailaré lo que me echen

Henos aquí otro año, hermanos. Entretenidos con los villancicos de Raphael y las obviedades de Mariano

El domingo votaré la papeleta que me salga de las tripas. Sin dármelas de prescriptora ni de 'influencer' ni de falsa modesta, no seré la única

La Moncloa fue siempre, y sigue siendo, territorio sagrado de la familia nuclear española

Las que trabajamos con hombres desde las prácticas estamos curadas de espanto

Aspiramos a vivir erectos, tersos y empalmados como menhires con nosotros mismos hasta que el cáncer, nos mate bien muertos

Entretanto, mañana, de vuelta a casa, guardaré las compras en el maletero del coche porque ya no me caben más en los armarios

Andan sueltos. Son peligrosos. Hieren. Torturan. Matan. Van ocho muertas en noviembre

He decidido desconectar un ratito del Apocalipsis Now de Cataluña. O eso, o la muerte súbita por aburrimiento supino

Una cosa es besarse de boquilla y otra mirarse a los ojos, ese exceso de confianza

Maldita la gracia que tiene una lacra que solo acabará cuando ellos, todos ellos, entiendan que “no” significa no. Que no. Ni de coña

Básicos, les llaman los mercadotécnicos, que, como los psicólogos, tienen nombre para todo

Cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas en 36 horas. Tenían nombre, amigos, familia, vidas