Las mujeres tiran del carro en ‘Cuéntame’
La serie de TVE en 2016 cumple 17 temporadas, 300 capítulos y 15 años en antena
—Puedes llamarme Mercedes sin problema. Es mi otro yo.
Ana Duato, la actriz, ni se inmuta cuando se le llama involuntariamente por el nombre de su personaje en Cuéntame como si se la conociera de toda la vida. A ella a veces también le pasa, confiesa. No es extraño. Son casi tres lustros viviendo en la piel de Mercedes Alcántara, la matriarca de la serie bandera de Televisión Española que vuelve después de Reyes, como los niños al cole, a ocupar su sitio en la parrilla de los jueves (22.15). Esta noche, Mercedes-Ana y familia estrenan la decimoséptima temporada de este clásico de la ficción española, que cumplirá en 2016 los 300 capítulos y los 15 años ininterrumpidos en pantalla.
En esta nueva entrega, las mujeres tirarán del carro no solo de sus modestas casas del barrio de San Genaro, sino de las tramas de una serie que aguanta el desgaste del tiempo y que logró aglutinar al 18% de audiencia en su último episodio.
Pese al supuesto protagonismo absoluto de Antonio Alcántara-Imanol Arias, Cuéntame es un matriarcado. No resulta casual. La serie trata de reflejar una época, y las mujeres viven su gran revolución esos años, en lo público y en lo privado. Así, la abuela Herminia se peleará con María, en plena y rebelde edad del pavo. Paquita, la tía divorciada, sufrirá las dificultades de conciliación que supone compatibilizar su trabajo al frente del bistró, que pretende convertir en restaurante de prestigio, con la crianza de sus niñas, las complicadas relaciones con su exmarido y su nueva relación de pareja con su antiguo camarero. Inés, la hija mayor, tendrá que lidiar con su pequeño, a la vez que se enfrenta a las reticencias de la hija de su novio. Y Mercedes, como siempre, ejercerá de pararrayos de todos los dramas, dejará los suyos los últimos y tanta entrega y renuncia tendrán su factura.
En 15 años, a Mercedes Alcántara le ha pasado la vida por encima. Ha sobrevivido a un cáncer. Ha sufrido, y sobrellevado, la infidelidad, la separación y la reconciliación con su idolatrado marido. Ha reído y ha llorado mucho. Todos esos vaivenes emocionales que mantienen a la audiencia en vilo son visibles en el rostro libre de cirugía de Mercedes Alcántara-Ana Duato. Ese sinvivir viviendo es parte del secreto de una serie sin más efectos especiales que las imágenes del nodo y del archivo de RTVE, donde se cuelan los protagonistas para hacer como que están en todos los charcos de la historia contemporánea de España, desde el 23-F hasta en el ingreso en la UE.
Todo eso, y la verosimilitud con que se cuenta, es lo que fascinó como espectadora y fascina como guionista bregada en todos los formatos televisivos a Bárbara Alpuente.
A Alpuente, de 42 años, hija de Moncho —escritor, músico y cronista fallecido en marzo pasado—, le ha tocado, por azar, escribir el simbólico capítulo 300 de Cuéntame. “No es tanto una serie de peripecias, sino de personajes. Lo interesante es ver cómo la historia, la pública y la privada, moldea su personalidad, les hace mella y les enriquece”, dice alguien que se “ha comido la movida entera en directo” y que aún está por encontrar un error de ambientación en el plató de rodaje.
Así que vuelve Cuéntame. Esta noche no estaremos en 2016, sino en 1984, el año de incorporación de España a la Europa de los 10. El de la apertura del primer centro para mujeres maltratadas en España. El año en el que Antonio Alcántara se embarcará en uno de sus habituales sueños de grandeza que unas veces acaban en próspera realidad, y otras en pura ruina. Esta vez, la gran ilusión será tratar de convertir la bodega de Sagrillas en un emporio enológico de altos vuelos. Para ello, liará a toda la familia. Mercedes ya está haciéndose cruces. Y Herminia, poniéndole velas a san Genaro.
La pastillita de los nervios de Mercedes
Muchas de las protagonistas de Cuéntame eran supermujeres sin saberlo, y, en esta temporada, el traje de superwoman empezará a apretarles demasiado a algunas. Este año veremos a la animosa Mercedes algo baja de moral, desanimada a ratos y superada a veces por los conflictos domésticos y familiares. Para sobrellevarlos, recurrirá, como empezaron a hacer muchas entonces, a una "pastillita para los nervios". Los hipnosedantes —ansiolíticos y somníferos— son hoy las únicas sustancias psicoactivas más consumidas por mujeres que por hombres en España. Pues bien, hasta para eso, Mercedes Alcántara fue una pionera.
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