El tráfico de Goma 2 está probado
Dos sentencias prueban el trapicheo con la dinamita y su entrega al Chino
El que una banda de desaprensivos asturianos traficaba con dinamita que acabó en manos de un comando de terroristas islamistas está más que probado, requeteprobado. Dos sentencias avalan como "hechos probados" que José Emilio Suárez Trashorras y su ya ex cuñado Antonio Toro "se dedicaban a la venta de cartuchos de dinamita Goma 2 ECO" y que el ex minero "estaba robando explosivos y facilitándoselos a personas de raza árabe". Y resulta que esas personas eran un tal Jamal Ahmidan, Abdenabi Kounjaa y Mohamed Oulad Akcha.
El fallo del Gitanillo es firme y prueba que Trashorras dio dinamita al Chino
La primera sentencia, de noviembre de 2004, fue la del Gitanillo. Está probado que éste supo en enero de 2004 que el ex minero "estaba robando explosivos" y que mandaba a chavales a Madrid con mochilas con Goma 2 ECO "de la mina en la que había trabajado". Las mochilas se entregaban "a la persona árabe que había conocido en Avilés en compañía de Emilio como Mowgly y que resultó ser Jamal Ahmidan (...) jefe operativo de la célula terrorista que cometió los atentados y que se suicidó junto a otros seis presuntos implicados".
El 28 de febrero, el ex minero, el Gitanillo, Kounjaa, Ahmidan y Oulad fueron a mina Conchita en dos ocasiones de donde llenaron "mochilas de explosivo". La dinamita la metieron en "bolsas de basura azul", idénticas a la que contenía la única bomba que no estalló, las dos que fueron explosionadas y a la hallada en la Renault Kangoo.
Ese explosivo "fue utilizado para llevar a cabo los atentados", en el ataque frustrado a un tren AVE en Mocejón, en la mochila bomba más famosa del mundo y en el suicidio de Leganés. Por eso, cuando Trashorras supo de los atentados no pudo más que exclamar: "Menuda la que armó Mowgly". Y, según el Gitanillo, el procesado Iván Granados le comentó que el 11-M fue realizado "por los moros con esto de aquí". Probado y sin recurrir.
La otra es la sentencia de la Operación Pipol, en la que Toro y Trashorras fueron condenados, en enero pasado, a seis años cada uno por tenencia, depósito y tráfico de explosivos. Los trapicheos de los parientes datan de 2001 y han dado lugar al estrambote de que todos los implicados se acusaran entre sí. Todo arranca cuando los cuñados fueron detenidos por narcotráfico y en el garaje que compartían -y del que tenía las llaves Ignacio Fernández Díaz, Nayo- aparecieron "16 cartuchos de dinamita industrial Goma 2 ECO", "94 detonadores eléctricos industriales" y 50 kilos de hachís de pésima calidad.
Ahí aparece Francisco Javier Lavandera declarando que Toro le preguntó a quién podía "vender explosivos", algo que "se tomó a risa", y diciendo que "hacían bombas con móviles", algo que al guardia civil Jesús Campillo le pareció "de ciencia ficción". Ahí aparece Rafá Zohuier con sus chivatazos, la UCO enredada en sí misma, las comandancias de Gijón y Oviedo peleadas entre sí, el policía Manolón a por uvas, los fiscales tomando café y los explosivos en el campo a disposición del ex minero. Luego, Trashorras, Zohuier, Nayo y Lavandero contaron a El Mundo que el explosivo era para ETA. Pero ni el juicio de la Pipol ni en el del 11-M lo sostuvieron. Trashorras aseguró que todo eso "era mentira". Lavandera declaró que los cuñados "nunca han tenido relación con ETA", "porque los etarras son terroristas, pero no son tan tontos como para comprarles a estos explosivos; era un alarde de Toro". Zohuier aclaró que lo de la relación de los cuñados con ETA se la "imaginó". Y el guardia Campillo negó que Lavandera hablara de ETA. Todos han tenido portadas de El Mundo y fueron mimados por el PP. Por vincular el 11-M a ETA.
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