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El debut público de Nicolás Posse, el impasible jefe de Gabinete de Argentina

En su primer informe de gestión en el Senado, Posse estimó una caída del PIB del 3,5% para este año y una inflación del 139,7%

Nicolás Posse
Nicolás Posse en el Senado, este 15 de mayo.Senado de Argentina (EFE)

Muchos argentinos han escuchado esta semana por primera vez la voz del jefe de Gabinete, Nicolás Posse. El ingeniero argentino que Javier Milei designó en el cargo al asumir, hace más de cinco meses, rompió el silencio público el martes con un breve vídeo a través de las redes sociales. Un día después, debutó como orador en el Senado al brindar el informe de gestión del Gobierno en una jornada maratónica de más de ocho horas. Posse detalló las previsiones del Ejecutivo ultraderechista para este 2024: estiman que el Producto Interior Bruto caerá un 3,5%, la inflación será del 139,7% y la cotización oficial del peso respecto al dólar será de 1016 pesos por unidad estadounidense.

Posse y Milei se conocieron en las oficinas del conglomerado empresarial Corporación América, donde coincidieron a las órdenes del millonario Eduardo Eurnekián. El hoy jefe de Gabinete entró en 2007 como director ejecutivo de Interbaires, la concesionaria de las tiendas de duty free de Argentina, mientras que Milei asesoraba como economista a Eurnekián. La amistad que fraguaron en esos años llevó a Milei a confiar en él un rol clave en su Gobierno, la coordinación ministerial de un Gabinete reducido. Posse aceptó, pero puso como condición que no estaría entre sus obligaciones hablar con la prensa. No ha dado una entrevista en cinco meses. Su primera comparecencia pública fue la de este miércoles en el Senado. Quizás también la hubiese esquivado de no ser que, como jefe de Gabinete, está obligado por la Constitución.

El interés por la sesión se plasmó en la recepción récord de preguntas: 1.286. Todas habían sido contestadas por escrito por el oficialismo, aunque los senadores opositores, como es habitual, exigieron precisiones en el recinto. El coordinador de ministros se había preparado a fondo y se mantuvo en todo momento dentro del guión que tenía escrito.

Posse, de 58 años, comparte con su jefe político una carrera forjada en el sector privado y una mirada hipercrítica sobre la intervención del Estado en la economía. Pero sus perfiles públicos están en las antípodas. A diferencia del histriónico Milei, quien no duda en levantar la voz, burlarse e incluso insultar a quienes lo critican, el jefe de Gabinete se presentó este miércoles como un hombre impasible. Algunos senadores lo interrumpieron y lo increparon mientras hablaba, pero él se limitó a callar y aguardar a que la presidencia de la Cámara Alta pidiese silencio. Cuando se restablecía el orden, continuaba.

Leyó con tono calmo el discurso inicial, centrado en la dura herencia económica recibida — déficit fiscal, alta inflación y reservas negativas en el banco central, entre otros problemas— y en las presuntas irregularidades encontradas en todas las áreas gubernamentales, en especial aquellas vinculadas a los movimientos sociales, a los que Posse acusó de ser artífices de un “sistema de esclavitud moderna”. Leyó después, una por una y en tono monocorde, todas las respuestas que le preparaban sus colaboradores a las preguntas que le habían formulado los senadores a viva voz.

“Es su palabra la que esperamos. Hay una diferencia sustancial entre leer las preguntas que le hacemos y hablar, señor jefe de Gabinete. Cuando uno habla implica riesgo, pero eso es lo que demanda su puesto en el Estado nacional”, le afeó la senadora peronista Juliana di Tullio cuando habían transcurrido ya más de siete horas.

Minoría legislativa

El Senado es un territorio hostil para el Gobierno de Milei. El partido oficialista, la Libertad Avanza, cuenta con sólo siete de las 72 bancas, menos del 10%. Tiene enfrente al peronismo, en gran parte en su versión kirchnerista, con 33 legisladores.

El oficialismo negocia desde hace más de una semana con los demás partidos opositores —considerados dialoguistas— para lograr la aprobación de su iniciativa medular, bautizada como Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos. Posse formó parte de las negociaciones políticas para que obtuviese el visto bueno de la Cámara de Diputados y se mueve también para su aprobación definitiva en el Senado. Si se modifica en esta segunda instancia, los cambios deberán ser votados de nuevo por los diputados.

Las dudas de los legisladores sobre una ley que faculta a Milei a desguazar el Estado argentino fueron visibles durante la sesión. Muchos cuestionaron el cierre o desfinanciación en curso de organismos estatales, así como el recorte de fondos para educación e investigación científica y técnica. Cuestionaron también la competencia desleal con las pymes que supone el Régimen de incentivos para las grandes empresas (RIGI), pensado para compañías que inviertan en proyectos de más de 200 millones de dólares. Las que se sumen a ese régimen tendrán beneficios fiscales por 30 años y podrán importar lo que quieran sin costo, a diferencia de lo que regirá para las empresas locales. Posse, por el contrario, defendió el RIGI por considerar que abre la puerta “a un potencial de exportaciones para la Argentina de 30.000 millones de dólares al año”.

Las críticas opositoras fueron variopintas, pero el drástico recorte del gasto público y sus consecuencias fue uno de los temas más recurrentes. Pese a la insistencia de los legisladores, Posse evitó responder cuándo se retomarán las obras de infraestructuras frenadas de las que depende el empleo de miles de familias. El sector de la construcción es el más castigado por la recesión que atraviesa el país: en el primer trimestre de 2024, la actividad de la construcción cayó un 30% respecto al mismo período de un año antes. “Se están analizando” repitió Posse varias veces ante preguntas similares vinculadas a obras en distintas provincias del país.

En uno de los escasos momentos en los que evitó leer, el jefe de Gabinete volvió a insistir sobre este punto. “Hay una gran cantidad de obras públicas impagas con precios desactualizados y contratos caídos”, advirtió. “Los fondos no están y lo único que se recibieron fueron deudas”, subrayó antes de reiterar que las obras nacionales pendientes “se están analizando y se van a dar las prioridades que correspondan con los fondos disponibles”.

El cierre de la sesión informativa no estuvo a cargo de Posse sino del jefe de la bancada de LLA, Ezequiel Atauche. “Es verdad que tenemos un estilo distinto”, arrancó Atauche, procedente, como Posse, de la empresa privada. “Vinimos a hacer, no a hablar”, resumió. El senador ultra subrayó que el Gobierno ha comenzado a arreglar “el desastre” que heredó y pidió que la oposición colabore, en vez de poner palos en las ruedas. Posse se retiró en silencio, esquivando a las cámaras que esperaban fuera del recinto.

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