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En colaboración conCAF
Economía
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La educación financiera es una de las herramientas más eficaces para acortar la desigualdad

Las lecciones de finanzas que reciben niños de entornos vulnerables tienen efectos sobre el comportamiento de los padres, como la reducción del 26% en la probabilidad de morosidad

Peatones caminan por el centro comercial Mesa Redonda en Lima, Perú, en septiembre de 2023.
Peatones caminan por el centro comercial Mesa Redonda en Lima, Perú, en septiembre de 2023.Fabiola Granda (Bloomberg)

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Actualmente, los niveles de educación financiera en América Latina y el Caribe son bajos. De acuerdo con los resultados de las encuestas de capacidades financieras de CAF realizadas en siete países de la región, menos de la mitad de la población conoce conceptos financieros básicos como tasa de interés simple y compuesta, el valor del dinero en el tiempo y la relación entre riesgo y rentabilidad.

La educación financiera es una de las herramientas más eficaces para cerrar brechas de conocimiento financiero y mejorar hábitos financieros. La evidencia reciente muestra que el conocimiento financiero adquirido en la escuela tiene efectos inmediatos sobre el comportamiento de los estudiantes que se reflejan en efectos duraderos sobre el comportamiento crediticio durante la adultez.

Prácticamente todos los Gobiernos de América Latina y el Caribe que han desarrollado una estrategia de inclusión financiera han incluido la educación financiera como un componente clave. Sin embargo, persiste el desafío de llegar a las poblaciones adultas vulnerables con programas que sean capaces de garantizar asistencia y tener impactos importantes.

Un estudio reciente en Perú evidencia que los programas de educación financiera pueden generar beneficios significativos más allá de las aulas, especialmente en hogares vulnerables. Cuando los niños aprenden sobre finanzas personales en la escuela, a menudo llevan este conocimiento a casa, compartiendo lo aprendido con sus familias. Estas potenciales externalidades positivas sugieren que la educación financiera impartida en la escuela no sólo beneficia a los estudiantes, sino que también puede tener un impacto positivo en los adultos que los rodean.

El estudio, ganador del premio MAIA en la categoría de mejor proyecto académico, se apoya en los datos de la evaluación de impacto experimental de un piloto de educación financiera en escuelas secundarias públicas en el Perú. El piloto, implementado durante el año escolar 2016, incluyó a casi 20.000 estudiantes de secundaria de 300 escuelas de seis regiones del país. Si bien los padres no fueron la población objetivo de la intervención, se rastrearon a más de 10.000 tutores de los niños en la muestra experimental en la base de datos de la central de riesgos privada Equifax. Los registros brindan información sobre el acceso al crédito y la morosidad de cada individuo más de tres años después del inicio del piloto.

Cuando se mide el efecto promedio de las lecciones de educación financiera sobre los padres, se encuentran efectos indirectos limitados. Sin embargo, los efectos indirectos intergeneracionales de niños a padres son particularmente importantes entre los hogares más vulnerables. Entre las madres o padres de nivel socioeconómico bajo, las lecciones de finanzas personales que recibieron sus hijos tienen efectos importantes sobre su comportamiento, incluyendo una reducción del 26% en su probabilidad de morosidad, un incremento en su puntaje crediticio del 5% y un incremento del 40% en los niveles de deuda.

Estos efectos spillover positivos sobre comportamiento financiero contribuyen a cerrar brechas existentes, pues los padres de segmentos socioeconómicos más bajos suelen tener poco acceso a una educación financiera formal y enfrentan desafíos significativos para manejar sus finanzas. Al recibir indirectamente educación financiera a través de sus hijos, estos padres pueden empezar a adoptar prácticas financieras más saludables. Este nuevo conocimiento no sólo ayuda a mejorar la estabilidad financiera del hogar, sino que también puede reducir el estrés financiero, un factor clave que afecta la calidad de vida de muchas familias en la región.

En línea con estudios previos sobre el rol de las hijas sobre la salud de los padres, madres y padres son más receptivos hacia las niñas en relación con los consejos sobre finanzas personales. Las lecciones de educación financiera tienen efectos indirectos más fuertes entre los tutores de hijas, que presentan un significativo aumento del 6,7% en su puntuación crediticia y una disminución del 28% en el tamaño de su cartera en mora. Los efectos spillover entre los tutores de niños varones son en su mayoría moderados.

El debate sobre la costo-efectividad de la educación financiera se centra en si los beneficios a largo plazo de estos programas justifican la inversión inicial. Al demostrar que los efectos positivos no se limitan a los estudiantes, sino que también alcanzan a sus padres, se refuerza la idea de que estos programas pueden generar un retorno social significativo.

Asimismo, siendo los padres más vulnerables quienes más se benefician de estas externalidades positivas, la educación financiera tiene el potencial de reducir la desigualdad en la región. Al mejorar las habilidades financieras de los padres, se promueve una mayor estabilidad económica en los hogares, lo que a su vez puede tener efectos positivos en la educación y bienestar de los propios hijos.

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