La agricultura sostenible también es parte de la solución en la Amazonia
La Cumbre de la Amazonia tuvo como base dos premisas consensuadas: que la selva no puede alcanzar un punto de no retorno y que es necesario un gran esfuerzo regional de cooperación para proteger los bosques, la biodiversidad y los pueblos originarios
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La Cumbre de la Amazonia celebrada recientemente en la ciudad de Belém, en el estado brasileño de Pará, tuvo el gran mérito de reunir, además de presidentes y ministras y ministros de Medio Ambiente y Relaciones Exteriores, a centenares de representantes de la sociedad civil —entre ellos pueblos indígenas, comunidades tradicionales y pobladores amazónicos, además de la cooperación internacional y el financiamiento multilateral—, todos juntos por primera vez en una mesa de debate sobre los desafíos y las posibilidades existentes para el desarrollo sostenible de una región estratégica para el mundo, que debe contemplar junto a la protección de un bioma imprescindible, la reducción de las desigualdades y la promoción de la inclusión social.
El encuentro tuvo como base dos premisas consensuadas, resumidas por la Ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, Marina Silva: la comprensión de que la Amazonia no puede alcanzar un punto de no retorno, aquel en el que no existe regeneración posible, y que es necesario un gran esfuerzo regional de cooperación para proteger los bosques, la biodiversidad y los pueblos originarios, promoviendo un nuevo ciclo de prosperidad.
En la Cumbre, 19 bancos multilaterales liderados por el BID, el brasileño Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y la CAF lanzaron una coalición de instituciones financieras para apoyar el desarrollo sustentable de la Amazonia y, en la Declaración de Belém, los presidentes de los Estados Parte del Tratado de Cooperación Amazónica acordaron fortalecer la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, la OTCA, para la implementación de la nueva agenda de cooperación amazónica.
Temas clave como la seguridad alimentaria y nutricional de los pueblos y las ciudades amazónicas, el impulso a la bioeconomía, a la innovación y a la difusión de tecnologías, el apoyo a las mujeres rurales emprendedoras y la creación de la red de autoridades de aguas para mejorar la gestión de los recursos hídricos entre los países, forman parte de esa nueva agenda, desafiante y amplia, según las palabras del canciller de Brasil, Mauro Vieira.
La Cumbre propuesta y concretada por el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva reconoció de modo explícito el relevante papel de la cooperación internacional y el financiamiento multilateral en iniciativas ya en curso para apoyar a la Amazonia, con recursos técnicos y financieros, en áreas como transición energética, biodiversidad, y combate al hambre y al cambio climático y la deforestación.
Desde la visión de una cooperación internacional enfocada en construir soluciones a través del desarrollo agropecuario y rural sostenible, que entiende a los territorios rurales como activos estratégicos y jugadores decisivos para la seguridad alimentaria y nutricional y la sostenibilidad ambiental del mundo, la amplia convocatoria liderada por Brasil a una coalición de actores ofrece una oportunidad única para integrar a la agricultura intensiva en conocimientos y con rostro humano como un componente activo para la protección, la mejora y el desarrollo sostenible de la Amazonia.
Esa agricultura sostenible es capaz de equilibrar las necesidades humanas y la conservación y, con prácticas respetuosas con la naturaleza como la agroforestería, la bioeconomía y la agricultura regenerativa, contribuir a la salud de los suelos, a evitar la deforestación y a promover la restauración de ecosistemas. Los escenarios actuales de la ciencia y la tecnología permiten ser optimistas sobre la posibilidad de alcanzar ese tipo de nuevos equilibrios.
Modelos agropecuarios sostenibles y basados en la adaptación climática bajo el paradigma de la bioeconomía, por ejemplo, pueden generar empleo e ingresos para las comunidades locales, reduciendo la dependencia de actividades económicas perjudiciales para el ambiente y promoviendo así un desarrollo económico y social sostenible. La agricultura sostenible puede también contribuir a garantizar una mayor disponibilidad y acceso a alimentos nutritivos y seguros para las poblaciones locales, mejorando su calidad de vida.
La acción colectiva para promover la protección de la Amazonia, el desarrollo sostenible y la inclusión cuenta y contará con la decidida cooperación de actores internacionales y organizaciones dedicadas a la agricultura sostenible, sector crucial para alcanzar soluciones integrales y efectivas que, también en el mayor bosque tropical del mundo, debe ser parte de la solución.
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