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Las cinco crisis que el Gobierno Petro enfrenta en la interinidad

Con el remezón del Gabinete, ministros jóvenes o encargados enfrentan las tormentas de Petro en los ministerios de Defensa, Hacienda, Relaciones Exteriores e Interior

los exministros Iván Velásquez, Juan Fernando Cristo, Susana Muhamad, Luis Gilberto Murillo y Ricardo Bonilla.
(De izquierda a derecha) Iván Velásquez, Juan Fernando Cristo, Susana Muhamad, Luis Gilberto Murillo y Ricardo Bonilla.EL PAÍS/PRESIDENCIA/MINHACIENDA
Camila Osorio

Con la renuncia del ministro de Defensa este martes, cuatro de los temas más delicados para el Gobierno de Gustavo Petro quedan en manos de ministros con poca experiencia, o en la interinidad de quien ya anunció su salida. El saliente Iván Velásquez se va después de que el Gobierno declarara el estado de conmoción interior en la región del Catatumbo y cuando el país enfrenta las crisis de seguridad más graves de los últimos gobiernos. Velásquez, que llegó al cargo desde el principio del mandato con un gran prestigio, nacional e internacional, como líder contra la corrupción, es sólo el más reciente de los pesos pesados del Gabinete que dejarán su cargo. En el mundo de la diplomacia, salió Luis Gilberto Murillo. En el manejo del Legislativo, Juan Fernando Cristo. En el de las finanzas, Ricardo Bonilla. Ministros que tuvieron en sus manos temas delicados para Petro como la paz, la diplomacia con Maduro y Trump, la sostenibilidad fiscal de sus reformas sociales, y la posibilidad de que se aprueben en el Legislativo.

El primero en salir del Gabinete fue Ricardo Bonilla, en diciembre del año pasado. Aunque había sido muy cercano al presidente, desde que fue nombrado en abril de 2023 también fue reconocido como un economista serio, incluso por expertos de otras orillas políticas. Llegó con la experiencia de haber sido secretario de Hacienda de la capital en la alcaldía de Petro, y la promesa de financiar las propuestas del cambio de forma responsable. Pero salió del Gobierno para defenderse ante la justicia por haber sido, presuntamente, un actor clave en un entramado de corrupción con el dinero de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos. Lo reemplazó su viceministro, Diego Guevara, un académico respetado pero con mucha menos experiencia en el sector público, y quien ahora debe enfrentar grandes agobios financieros del Gobierno, como un déficit fiscal de 6,1% y aprobar una anunciada reforma tributaria cuando las mayorías en el Legislativo no están garantizadas.

En el tema del Congreso, para aprobar esta y otras reformas sociales también abandonó el ministerio del Interior otro peso pesado, Juan Fernando Cristo. Senador de 1998 a 2014, y ministro del Interior durante el gobierno de Juan Manuel Santos, Cristo llegó al gabinete de Petro el año pasado con la esperanza de encontrar nuevos acuerdos políticos entre distintos partidos para aprobar las reformas sociales del Gobierno, como la laboral y la de salud. Su gran victoria fue lograr la aprobación del Sistema General de Participaciones, y que no se hundieran las reformas a la salud, laboral y la ley de jurisdicción agraria. Sus derrotas, que se cayeran la reforma política y la Ley de Financiamiento, que dejó un hueco de 12 billones de pesos en el presupuesto nacional.

Antes de Cristo, estuvieron allí otros exsenadores experimentados, como Alfonso Prada y Luis Fernando Velasco. A Cristo lo reemplaza, temporalmente, Gustavo García Figueroa, su viceministro general e hijo del exsenador liberal Gustavo García Realpe, quien apoyó a Petro en la campaña presidencial del 2022. Si bien Guevara trabajó en el ministerio también durante el gobierno Santos, no tiene una experiencia tan larga en el Legislativo como los otros tres excongresistas, y sí tiene en sus manos darle un futuro a las reformas sociales del Gobierno.

Al mismo tiempo, Petro está en proceso de redefinir las relaciones diplomáticas de Colombia con su vecino, Venezuela, y su aliado comercial más importante en el continente, Estados Unidos. Tanto las relaciones con Nicolás Maduro quedaron en terreno frágil tras la posesión presidencial en Caracas, a la que Petro no asistió, como con Donald Trump, después de que Petro protestara porque los colombianos migrantes estaban siendo deportados en cadenas. Para enfrentar las tensiones ya no está uno de los diplomáticos más experimentados, Luis Gilberto Murillo, quien fue embajador en Estados Unidos al principio del Gobierno y antes ya había logrado establecer buenas relaciones con congresistas afroamericanos. Lo reemplaza Laura Sarabia, de 30 años, la canciller más joven en la historia de Colombia, y quien no ha tenido aún un cargo en el servicio exterior. Su inexperiencia, sin embargo, la compensa con una ventaja, su cercanía a Petro, quien al final del día puede definir las relaciones diplomáticas con Maduro o Trump con un trino.

“No me avergüenza ni me atemoriza mi juventud”, dijo Sarabia en entrevista a la revista Cambio. “Me gusta pensar que, a pesar de los cargos que he ocupado en los últimos años, tengo mucho más futuro que pasado. Yo admito que no me las sé todas, con eso no tengo problema, y eso me permite escuchar y asesorarme de personas que me ayudan a ser eso que usted menciona: eficiente, operativa, y con capacidad de gerenciar”. Daniel Ávila, un diplomático de carrera desde 1996, y quien ya tiene experiencia en Estados Unidos, será su viceministro de asuntos exteriores, quien podría cubrir esa inexperiencia de la nueva canciller.

Las salidas de Velásquez, Murillo, Cristo y Bonilla, que tenían papas calientes en sus agendas, se suman a la de Susana Muhamad, ministra de Medio Ambiente, con una larga trayectoria en la agenda verde desde que trabajó con Petro en la alcaldía de Bogotá como secretaria de Ambiente. Muhamad renunció, pero pidió a Petro quedarse en el cargo hasta el 3 de marzo y así terminar de resolver su reto más grande en la cartera: las negociaciones en la COP-16, que arrancó en Cali, pero se terminará de resolver en Roma a finales de este mes.

“Es importante porque llevamos una negociación de filigrana desde noviembre, y eso genera confianza entre los ministros [de Ambiente de distintos países]”, dijo en entrevista con EL PAÍS. “Es una negociación muy delicada, es difícil transferir eso a otra persona en tan corto tiempo. Estamos ante un hecho de inmediatez, que necesita una respuesta. Lo importante es que Colombia como país pueda sacar adelante esa negociación”, añadió. El Gobierno aún no ha anunciado si la reemplazará con un vice ministerio, o alguien con una experiencia equivalente al de la ministra.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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