Los mayores de 50 vuelven a las universidades en Colombia
Los centros de educación superior están cautivando a esta población con conferencias, membresías y diplomados para conseguir nuevos estudiantes

Ante el cambio de la pirámide poblacional en Colombia, donde cada vez hay más personas mayores, la llamada generación silver o plateada se ha convertido en un mercado que las universidades quieren conquistar. Para ello, diferentes centros han creado conferencias, membresías o diplomados especiales orientados a personas de entre 50 y 75 años.
La oferta parte de un problema: la caída de las matrículas. César Tulio Ossa, director de Educación Continua de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, sostiene que cada vez son menos los estudiantes en los colegios y también es menor el número de graduados de bachillerato que siguen los estudios universitarios. Por eso, y porque se reduce la tasa de mortalidad y aumenta la expectativa de vida, las universidades ven en las personas mayores una nueva fuente de ingresos y estudiantes.
Como explica Andrés Felipe García, decano de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario: “En la universidad le hemos dado a la población del adulto mayor una mirada integral como respuesta al cambio demográfico que está viviendo el país. Los adultos mayores quieren oportunidades laborales, de emprendimiento y nuevos conocimientos”.
Este mercado no es un asunto menor. No solo porque en Colombia hay, según las proyecciones del DANE, 11,9 millones de personas entre los 50 y los 75 años, sino porque, como afirma el médico geriatra Robinson Cuadros, es falso aquello de que “loro viejo no aprende a hablar”.
El presidente del Comité Lationamericano de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría dice que el cerebro es maravilloso: “los seres humanos aprendemos toda la vida, estamos en un proceso de evolución continúa. Tanto así que existe la gerantogogía, la disciplina que se ocupa de la educación y el aprendizaje del adulto mayor”. Los adultos mayores, afirma, aprenden desde las emociones y desde la experiencia. “Muchos procesos basados en experiencia se fortalecen y tienen mejores habilidad y capacidades que en edades más jóvenes”.
Negocios y comunidades
Por eso, hay una nueva capa de directivos universitarios que preparan proyectos específicos para una generación que quiere seguir activa, aprender, trabajar y emprender. Para Estefanía Lozada Nieto, coordinadora de Educación Continua de la Universidad de La Sabana, “entre el fin de la vida laboral y volverse un abuelito pasa mucho tiempo y hay una franja entera de la vida”. No se trata de personas que busquen aprender manualidades o cocina, sus intereses son la historia, la política, la economía, la cultura y la tecnología, y también crear vínculos y comunidades.
Lozada cuenta que muchos de sus estudiantes, que viven en municipios al norte de Bogotá, se han hechos amigos, y se citan para almorzar en el campus de la universidad. No buscan clases virtuales, dice, ni tampoco cursos los fines de semana o viernes —que destinan para sus familias—, y prefieren estudiar en las mañanas que en las tardes. No buscan tareas, calificaciones ni certificados, sino que disfrutan de aprender.
Cada universidad tiene una propuesta diferente que por lo general ha tenido que ir revisando, pues partieron de conceptos que resultaron ser errados.
En la Javeriana, por ejemplo, crearon en 2016 lo que hasta 2024 se llamó el Club Xavier. El programa está en reestructuración, pues encontraron que deben cambiar horarios, sedes o temáticas. Los estudiantes les dijeron que no querían clases de “costura”, y muchos explicaron que tienen negocios y necesitan es adquirir habilidades para ellos, como cursos de Excel avanzado.
En la Universidad del Rosario, explica Sebastián Chávez, profesor de la Escuela de Administración, inicialmente ofrecieron cursos pensados para que los adultos mayores ocuparan su tiempo libre, pero pronto se dieron cuenta de que demandaban otros más enfocados en su productividad y el emprendimiento. Por eso, este año ofrecen contenidos como inteligencia artificial o marketing digital.
La multiplicidad es enorme, y hay ofertas en universidades tan variadas como la Militar, Eafit, Icesi o la del Quindío. Algunas dictan conferencias, otras ofrecen seminarios, otros diplomados. La Sabana ofrece membresías que dan derecho a un número determinado de experiencias, otras ofrecen programas de varias sesiones y otras más, de un solo encuentro por temática. Incluso, el Observatorio de empleabilidad y emprendimiento del Rosario se ha aliado con un fondo privado de pensiones para estudiar qué quieren las personas mayores de 60 años, y la universidad se prepara para incubar 600 emprendimientos liderados por personas mayores.
Todavía falta mucho para romper el imaginario de lo que puede hacer o no una persona mayor de 50 años, tan es así que para Lozada no ha resultado fácil encontrar la imagen publicitaria de su programa, porque siempre los creativos le muestran fotos de personas canosas con enfermeras a su lado y nada más lejano de esto que la vitalidad de los estudiantes mayores de 50 años que se pasean por la universidad.
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