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FECODE
Columna
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Fecode: la solución

Con el hundimiento de la reforma a la educación en el Congreso, queda en evidencia el poder que tiene el sindicato de educadores sobre el Gobierno y el Congreso

protestas fecode
Integrantes de Fecode marchan en Bogotá, el 12 de junio.Luisa Gonzalez (Reuters)

Si lo que se desea superar es la falta de concertación para sacar adelante los proyectos de ley y las reformas constitucionales del Gobierno, el camino es recurrir a Fecode. Esa es la fórmula perfecta para concertar. El hundimiento de la reforma a la educación en el Congreso dejó demostrado quién tiene el poder en Colombia. El derrumbe de un acuerdo entre el petrismo y el antipetrismo, que no se había visto nunca antes, fue una prueba de alta política. La ministra de Educación Aurora Vergara, la senadora María José Pizarro, la senadora Paloma Valencia y el senador David Luna, montados en el mismo barco, atiborrados de los mismos reconocimientos y elogios elocuentes, nos hizo pensar que el tan manoseado Acuerdo Nacional había, por fin, dado sus frutos.

En un comunicado de prensa, el Ministerio de Educación dijo que “el proyecto de ley estatutaria representaba un cambio importante en la legislación colombiana. Hoy la Constitución del 91 le otorga este derecho a la población entre los 5 y los 15 años. La iniciativa busca ampliar el rango a partir de la educación inicial, contemplando los tres grados del preescolar hasta los estudios universitarios. A su vez, permite actualizar el sistema educativo colombiano a los estándares internacionales de derechos humanos y desarrollo sostenible, saldando una deuda en el cumplimiento de los mandatos constitucionales”.

La ministra Vergara afirmó: “Hoy le mostramos a Colombia que la educación es nuestro gran Acuerdo Nacional. Logramos avanzar en la construcción de consensos para darle al país una respuesta que estaba esperando desde 1994. Nos quedan múltiples voces por integrar y lo haremos en la plenaria del Senado de la Republica”.

La senadora María José Pizarro, a su vez, manifestó que “este es el piso sobre el cual podemos construir un Acuerdo Nacional, aprendiendo a convivir, a comunicarnos y a pensar colectivamente a pesar de nuestras diferencias. Gracias a esta iniciativa todos los niños y niñas del país tendrán derecho a formarse desde que nacen”.

La senadora María Fernanda Cabal: “Destaco de este proyecto el respeto a la competencia privada existiendo lo público, y también la actitud de una ministra que muestra mucho conocimiento y estatura moral”.

“Le hago un gran reconocimiento a la ministra de Educación sobre sus formas y el fondo, que nos permitió lograr un punto de encuentro”, señaló el senador David Luna.

La senadora Paloma Valencia: “Celebramos la decisión de la ministra de Educación de consensuar el proyecto de ley estatutaria, dejando espacio para que diferentes visiones de la educación sean incluidas”.

Toda esta felicidad, toda la esperanza que transmitieron los senadores y la ministra se fueron al carajo en un santiamén. Apareció la Federación Colombiana de Educadores, expresó su inconformidad y convocó a un paro nacional indefinido hasta que se hundiera el proyecto resultante del Acuerdo “nacional”. El Gobierno coincidió con Fecode y el proyecto murió.

Quedó demostrado que el poder de Fecode supera al Ejecutivo y al Legislativo. Sin su visto bueno no hay posibilidades de perfeccionar los acuerdos. Por consiguiente, el futuro de los proyectos que tengan que ver con educación requieren un primer debate con Fecode.

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