El mayordomo, la riña familiar y los dos disparos: historia del crimen del ‘Dr. Velásquez’ y su novia
Un productor musical, conocido por haber trabajado con Maluma y J Balvin, apareció muerto junto a su pareja hace una semana. La Fiscalía reveló este viernes que su mano derecha, tío de su exesposa, confesó el crimen
Dos asesinatos conmocionaron hace una semana al mundo del reguetón y la música urbana de Medellín, y más adelante a toda Colombia. La policía encontró en la madrugada del 8 de junio el cuerpo del productor Daniel Alejandro Velásquez, conocido en el medio como Dr. Velásquez. Estaba tendido con un disparo en la cabeza en el sofá de El Parche, un edificio de su finca en el que esa noche había recibido a El Clooy, una estrella emergente de la capital antioqueña. Una hora después, los uniformados encontraron el cuerpo de su novia, Astrid Sofía Riascos. Había sido asesinada, también de un tiro en la cabeza, mientras dormía en la casa principal de la finca. No tardaron en llegar las condolencias de cantantes famosos con los que trabajó el productor. Maluma, Blessd y J Balvin no podían creer que ese fuera el final del Dr. Velásquez.
El mayordomo es el principal sospechoso. Julián Quintero fue el único que se quedó en El Parche con la víctima luego de que El Clooy y dos acompañantes se retiraran a la 1.30 de la madrugada. Aunque ha negado los cargos que la Fiscalía le imputó el martes —homicidio agravado y porte ilegal de armas—, él mismo confesó horas después del crimen que era el asesino. El fiscal del caso, Andrés Felipe Franco, relató durante una audiencia que el 8 de junio le preguntó al acusado si tenía algo que agregar al final de un interrogatorio. “Yo era la mano derecha de Daniel Alejandro e incluso nos queríamos mucho. Yo fui quien los maté a los dos”, respondió el mayordomo.
El 9 de junio, Julián relató el presunto móvil del crimen. No solo era el mayordomo, sino el tío de la exesposa del Dr. Velásquez. Él y su madre, que también vivía en la casa, no se llevaban bien con la nueva pareja del productor y su familia. Cuando el Dr. Velásquez le pidió que la madre se fuera de la casa por solicitud de su novia, el mayordomo dice que se encegueció con la ira que sintió. “Le dije que respetara y disparé”, contó.
El lote 18 de La Acuarela
El productor musical y su novia vivían en el lote 18 del complejo La Acuarela, en una zona rural de Envigado (Antioquia). Allí convivían dos familias que tenían todo para llevarse mal. Por un lado estaban la madre y el padrastro de Astrid Sofía, que vivían en un estudio a unos metros de la casa principal. Por otro, estaban los familiares de Juliana, exesposa del productor musical y madre de sus hijos. El mayordomo, tío de Juliana, había llegado a principios de 2023 y vivía en otra edificación dentro del mismo lote. Su madre, Blanca Agudelo, habitaba el primer piso de la casa principal. Ninguna de las dos partes se sentía cómoda con la otra.
La Fiscalía hizo referencia a las tensiones, con el testimonio que dio el hermano de la mujer asesinada. “Mi hermana trataba muy bien a Julián. Pero, obviamente, este sentía que [ella] le estaba quitando el lugar a su sobrina Juliana. Y eso era notorio. Se notaba que a Julián y a doña Blanca no les gustábamos”, leyó el fiscal. Algo similar comentó en otro testimonio Edwin Forero, el padrastro de Astrid Sofía: “Yo sentí que Julián y su mamá estaban incómodos con nuestra presencia. Con las acciones que hacían nos daban a entender que no éramos de su agrado”.
Julián Quintero, el presunto asesino, era el todero de la finca. La secretaria general de la productora de Velásquez relató a la Fiscalía que era quien daba ingreso a los visitantes y tenía acceso al dinero que hubiera allí. Aunque no había un vínculo sanguíneo con el productor, sino con su exesposa, los invitados lo conocían como El Tío. Para ellos, según testimonios que recabó el representante de las víctimas, tenía la plena confianza de Velásquez. Era el encargado de conseguir las cervezas para las reuniones y, de acuerdo con los testimonios, sabía dónde estaban las cuatro armas que había en la casa.
Los asesinatos
La noche del crimen hubo una reunión en El Parche. El Clooy llegó luego de las nueve de la noche junto a su conductor y un amigo. Según le relató uno de los visitantes al representante de las víctimas, Julián les dio acceso y presuntamente les hizo ver que iba armado. Los invitados compartieron varias cervezas con Velásquez y con el mismo Julián, y seguían allí después de la medianoche, de acuerdo con el testimonio del hermano de Astrid Sofía, que los vio cuando entró a El Parche para ir al baño. Según el abogado de las víctimas, uno de los invitados le comentó que fue una reunión distinta a las demás: el mayordomo no se retiró, como era habitual, y permaneció armado todo el tiempo.
No hay certezas sobre qué pasó después. El vigilante de la portería principal del complejo le dijo a la Fiscalía que Julián lo llamó a las 3.47 de la mañana para pedirle que contactara a la Policía y que no dejara salir a nadie. Al llegar, los uniformados vieron el cuerpo de Velásquez. Cerca, había una vainilla y un proyectil de una pistola nueve milímetros. Después, encontraron el cuerpo de Astrid Sofía. Cuando le dispararon, dormía en su habitación, en el segundo piso de la casa principal. Tenía cuatro heridas: según el fiscal, es probable que tuviera apoyada su cabeza sobre uno de sus brazos y que por eso la bala hubiera atravesado su cabeza y su brazo.
El hermano de Astrid Sofía ha testificado que los policías lo despertaron a las 5.45 de la mañana. Él y los demás residentes del lote quedaron aislados mientras los uniformados hacían las inspecciones de los cadáveres en El Parche y la casa principal. No supieron nada en los primeros minutos porque ni Julián ni los policías les decían qué pasaba. Cuando se enteraron, sospecharon del mayordomo. No entendían por qué no gritó para pedir ayuda cuando encontró los cuerpos.
La versión más oficial
Julián declaró ante la Fiscalía el domingo 9 de junio, el día después del crimen. Para la entidad acusatoria, es la versión más confiable sobre lo que pasó el 8 de junio porque relata una sucesión de hechos en la que él mismo confiesa ser el asesino del productor musical y su pareja. Sin embargo, la defensa alegó durante la audiencia del viernes que hubo varias irregularidades en el interrogatorio, entre ellas la asesoría de una abogada que presuntamente lo presionó para declarar con la promesa de que así no sería detenido.
La versión que aporta la Fiscalía es que la víctima y su presunto asesino se quedaron solos después de que se retiraron los tres invitados, a la 1.30 de la mañana. “Daniel Alejandro me preguntó si había algo para tomar, que se le había acabado el whisky. Le llevé aguardiente y le dije que estaba muy prendido. Me dijo que me sentara y me pidió mi opinión sobre la reunión que había tenido”, le dijo el mayordomo a la Fiscalía. Todo iba bien hasta que cambiaron el tema de conversación. Según Julián, el productor le pidió que su madre dejara de vivir con ellos. “Le pregunté por qué y me dijo que Astrid Sofía le había dicho que mi mamá la trataba mal”.
Comenzaron los improperios. Según el presunto asesino, Velásquez habló mal de su madre, su hermana y su sobrina. Le dijo, presuntamente, que los quería en la calle y que la que mandaba era la novia. “Yo ya estaba con ira, tenía mis tragos encima. Mi madre es una abuela de 72 años, ¿cómo la iba a tratar así?”, narró Julián. “Estallé, saqué la pistola que estaba ahí en El Parche y le disparé a Daniel Alejandro. Enceguecido por la ira y con tragos, le dije que respetara y disparé”.
Después fue por Astrid Sofía, que presuntamente era la responsable de la decisión del productor musical de echar a su familia. La encontró durmiendo en la casa principal y le disparó. Fue entonces que se dio cuenta de lo que había hecho. “Recapacité y me bajé rápido. No sabía qué hacer. Estaba en la angustia, ya había asimilado la embarrada que había hecho”, rememoró con el fiscal. Decidió ir para su casa, buscar una pistola traumática y dispararla contra una presunta silueta para usarla como coartada. Tiró el arma del crimen a un matorral y llamó a la Policía.
Las otras versiones
El presunto asesino ha dado todo tipo de versiones sobre lo ocurrido. Lo primero que le dijo a los uniformados fue que había dejado a Velásquez solo, en El Parche. Los ladridos de unos perros lo hicieron salir del edificio, narró, y vio que las luces de su casa estaban prendidas. Cuenta que fue a apagarlas y que, cuando volvió, vio a su jefe muerto en el sofá. Decidió entonces ir a ver a los niños, a quienes encontró bien. Después fue a la habitación de Astrid Sofía y vio que “estaba acostada, cobijada, como si estuviera durmiendo”. Argumentó que las mantas le impidieron ver que estaba muerta. Al salir, divisó a lo lejos la silueta de un presunto intruso y le disparó.
Pero esa misma noche dio otras versiones, que aumentaron las sospechas. Al mayordomo del lote de al lado le dijo que había encontrado a su jefe muerto después de ir a buscar unos tragos —no a apagar unas luces—. No le mencionó ninguna silueta. Al gerente de la productora de Velásquez le informó, según la secretaria de la empresa, que había habido una pelea en El Parche durante la reunión con El Clooy y sus acompañantes. A su sobrina Juliana —según la secretaria asegura que ella le contó—, él la llamó por teléfono para decirle que había matado a Velásquez y a Astrid Sofía, y a pedirle que lo perdonara.
Esas inconsistencias complican su situación. Para el fiscal, la entrega del mayordomo “no fue tan voluntaria” porque se tardó varias horas y “quiso desviar la investigación” en los primeros momentos. Solo entregó el arma y confesó cuando vio que estaba acorralado, según el funcionario judicial. “No anotició de manera urgente e inmediata lo que estaba ocurriendo. Se aseguró más bien que las víctimas estuvieran muertas para poder luego comenzar a crear su historia, la cual no le salió. Pues se inventó tantas que los familiares y allegados comenzaron a sospechar de él”, subrayó el fiscal durante la audiencia.
La defensa, por su parte, señaló el viernes otros detalles que podrían tener que ver con el crimen. Según la abogada, Velásquez había recibido amenazas hace un año y había terminado en malos términos su contrato con Blessd. Además, algunos testigos relataron que faltaban objetos de valor al momento de revisar la casa tras los dos asesinatos.
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