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La derecha se enquista en sus críticas a la reforma tributaria del petrismo como causa de la desaceleración

Los análisis sobre los efectos de los impuestos en la economía relativizan el impacto del alza

Protesta contra el gobierno de Gustavo Petro
Manifestantes en la protesta contra el gobierno de Petro, el 21 de abril en Bogotá (Colombia).Fernando Vergara (AP)
Camilo Sánchez

La de Colombia es una coyuntura económica que patina bajo un bombardeo de debates a la espera de que se asome la luz de la recuperación. La situación tiene muchas raíces, pero desde la derecha se ha optado por reteñir con insistencia en una tesis minada de zonas grises. Desde comentaristas de prensa y analistas económicos han señalado la reforma tributaria de 2022 como uno de los mayores lastres a la hora de entender el proceso de desaceleración. Los análisis sobre el asunto, sin embargo, sugieren que el influjo de los impuestos en esta historia ha sido menor.

Durante meses, el debate económico se ha centrado en el proceso desinflacionario y la reducción de las tasas de interés. A medida que la situación se ha complicado, sin embargo, el fantasma de la reforma fiscal de 2022 ha ganado terreno. El director de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo), Luis Fernando Mejía, advirtió hace un año en el Congreso de la República que si bien los cambios estuvieron bien encaminados en términos de búsqueda de la equidad, los impuestos a la renta para las empresas podrían suponer un obstáculo para el crecimiento.

Mejía explica: “Colombia tiene hoy la cuarta tarifa de renta más alta en el mundo para las empresas es del 35%. Es una de las causas tras la enorme caída de la inversión de capital fijo, que cayó un 9% en términos reales y ahora representa sólo el 17,8% del PIB”.

No obstante, funcionarios del Ministerio de Hacienda recuerdan que el incremento grande al impuesto a las sociedades se dio en 2021, con una reforma tributaria que sacó adelante el Gobierno del derechista Iván Duque e impulsó la tarifa general del 31% al 35% de su renta. También argumentan que, por lo pronto, no puede haber informes globales sólidos porque los cálculos del impacto de la reforma de Petro solo se verán hasta este año, cuando se materialicen todos los cambios que se activaron en 2023.

César Pabón, director de investigaciones del centro de pensamiento de Corficolombiana, acota el análisis a las afectaciones corporativas derivadas de los impuestos. Recuerda que el aumento de la carga tributaria, tanto en 2021 con el ministro Alberto Carrasquilla al frente, como en 2022 con José Antonio Ocampo, han incidido de forma evidente en el mal desempeño de la inversión. “Primero fue la de 2021, en plena pandemia, cuando la renta corporativa subió a cerca del 35%”, sostiene Pabón, quien precisa que el promedio entre los países de la región con economías similares por tamaño es del 31,8%.

Durante los días de la emergencia sanitaria se creía que aquellos cambios serían medidas coyunturales para enfrentar una contingencia cuya duración era desconocida. Pero la normativa se mantuvo. La llamada reforma para la igualdad y la justicia social del novel Gobierno izquierdista eliminó, además, una serie de exenciones tributarias que beneficiaron durante años a sectores como la hotelería y el turismo.

Frente a las críticas, el Gobierno responde con el argumento de que se trata de conjeturas sin un solo trabajo científico de respaldo. De la misma forma, abren el angular, dejan de lado los análisis segmentados y subrayan que las tasas efectivas en Colombia no son porcentualmente altas al compararlas con otros países de la región.

Para el economista y profesor emérito de la universidad EAFIT de Medellín, Jesús Alonso Botero, el choque de los impuestos contra el cuadro general de la economía, que el primer trimestre de este año apenas creció un 0,7%, ha sido de momento leve. Su análisis privilegia el sacrificio que ha supuesto para el país haber enfrentado una reunión de desafíos macroeconómicos al mismo tiempo.

A saber: reducir la inflación, aplacar el déficit fiscal y el desbalance de la cuenta corriente. Un cuadro macroeconómico similar al de otros países que han formulado el mismo remedio: subir las tasas de interés. Un camino que el Banco de la República, a cargo de la política monetaria del país, ha seguido al pie de la letra para encarecer los préstamos bancarios y aplacar el consumo.

Eduardo Lora, execonomista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostiene que es un error de visión y una ligereza quedarse en los detalles: “El asunto de fondo es que el presidente Petro considera que cualquier ganancia es ilegítima y sus políticas están orientadas a arrinconar a los ricos de todos los sectores para entregarle el manejo de los negocios al Estado”.

Culpa, además, al Gobierno de Duque de haber desperdiciado la oportunidad de ejecutar las reformas económicas que se requerían: “Toda la literatura internacional está completamente de acuerdo en que los momentos de crisis, como la pandemia, son propicios para adelantar las grandes reformas y Duque, de manera consciente, ¡no hizo nada!”.

En ese punto entra a jugar el concepto de “confianza”. Jesús Botero reitera que para comprender mejor la tormenta no basta con repasar las desavenencias entre el empresariado y Petro: “Lo de los impuestos no me parece sustancial en esta coyuntura. Los factores explicativos son las altas tasas de interés, el debilitamiento de la demanda interna y la erosión de la confianza inversionista”.

Todo lo anterior ha desembocado, de acuerdo con informes de organismos como el Fondo Monetario Internacional, o economistas como el director del Banco de la República, Leonardo Villar, en un crecimiento residual. El costo ya se conocía de antemano: “Hoy, de hecho, estamos preocupados por la Tesorería del Gobierno, porque no se está cumpliendo con las metas que se había fijado de recaudo, entre otras razones por la caída económica que erosionó fuertemente los impuestos”, remata Jesús Alonso Botero.

Otro argumento que le sirve al oficialismo para rebatir los ataques: ¿la misma reforma que últimamente ha sido demonizada por, supuestamente, ahogar la economía también sirve como blanco de críticas porque su recaudo es muy bajo y afecta la caja? Es decir, si para ciertos intereses resulta muy plomiza, para otros fue insuficiente.

Se trata de una cadena de realidades económicas que están engarzadas entre sí. “La mayoría de evidencias apuntan, claramente, a que las consecuencias se dieron por el lado de la inversión”, explica Camilo Pérez, jefe de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, “sin embargo, debe haber un impacto también en el segmento de los hogares de ingresos más altos”.

Pérez suma otra hipótesis que, por lo pronto, no ha sido confirmada. Recuerda que en la última reforma se ajustó el impuesto de renta con modificaciones centradas en las personas de renta alta. Pero al escarbar, finaliza Pérez, la conclusión es que aquellas personas con mayor poder adquisitivo cuentan con mejor margen de maniobra para capear las crisis y, además, el impacto dentro del agregado de la economía no es significativo.

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Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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