El Gobierno y el ELN ponen como prioridad cuatro zonas asoladas por la violencia en Colombia
El cuarto ciclo de conversaciones del Gobierno de Petro con la guerrilla termina con un acuerdo sobre una mayor intervención del Ejército y los programas sociales en estas zonas
El mensaje es que no hay tiempo que perder para atender tres zonas del país especialmente asoladas por la violencia. En el cierre de ciclo de conversaciones en Caracas entre el Gobierno de Petro y el ELN se ha acordado que el Estado aumente su presencia en estos lugares mediante las acciones el Ejército y el Departamento Nacional de Planeación, que desarrolla proyectos sociales. El Bajo Cauca, el sur de Bolívar y el nordeste antioqueño viven una situación crítica que la mesa de negociación en la que se quiere desarticular a la última guerrilla que sigue levantada en armas pretende atajar cuanto antes. Se suman al Bajo Calima y San Juan, en la costa Pacífica, que también sufre la violencia.
“Allí se adelantarán acciones y dinámicas humanitarias, garantías para el cumplimiento del cese al fuego bilateral, nacional y temporal, la participación de las comunidades en el proceso de paz y proyectos de desarrollo social, que contarán con el acompañamiento del Departamento Nacional de Planeación. La Mesa estará atenta a iniciativas de las comunidades para estudiar la declaración de las comunidades”, se lee en el comunicado que las partes han hecho público. En ese escrito se destaca también que se ha llegado a un acuerdo parcial para atender a los “presos políticos” del ELN en las cárceles de todo el país.
En agosto inició el alto el fuego entre la guerrilla y el Gobierno, pero Pablo Beltrán, el jefe de la delegación del ELN, considera que está siendo un fracaso. “En este primer mes de declararse el alto al fuego tenemos que constatar que ha estado bajo fuego. De manera muy intensa ha habido una campaña mediática buscando obstaculizar este proceso. También ataques inclementes a comunidades que tratan de desarrollar una veeduría de cese al fuego”, dijo Beltrán en su turno de intervención con su habitual desparpajo.
De todos modos, tanto Beltrán como el jefe de la delegación del Gobierno, Otty Patiño, han calificado de exitoso este periodo de diálogo. También lo ha hecho una de las personas más cercanas a Petro, el senador Iván Cepeda, de natural optimista. Sin embargo, uno de los negociadores, que prefiere guardar el anonimato, considera que no ha habido ningún avance, que la negociación se encuentra en un punto muerto. La ONU ha presentado un informe con más de 51 hechos ―no llegan a tener la categoría de incidentes― sin un pronunciamiento claro, según esta fuente, entre ellos 10 asesinatos ―incluido el de Tino Mojica por traidor, a manos del ELN― y más confinamientos y desplazamientos en Nariño, Chocó y Arauca. Este último lugar resultaron heridos 11 guerrilleros.
“Todas estas atrocidades se producen con la complacencia de la Iglesia y las Naciones Unidas. Vamos a un escenario de instrumentalización”, asegura este negociador por teléfono. En eso coincide con el discurso de Beltrán, que sostiene que ha habido “ataques inclementes” en estas zonas declaradas críticas. “Sabemos que hay resistencias, pero eso no nos desalienta”, ha sido más optimista el jefe de la banda armada.
Los miembros del Gobierno, ajenos a estas críticas, consideran que los acuerdos están “más cerca de la paz”. Patiño ha dicho en su intervención que hay un alto el fuego en funcionamiento que debe conducir al fin de conflicto armado en Colombia. El siguiente paso, ha explicado, será llegar a un acuerdo nacional, entre la izquierda, la derecha y el centro, que produzca cambios impostergables en el país. Patiño defiende que su delegación toma como ejemplo la Constitución de 1991 ―considerada unánimemente un éxito― en el esfuerzo por restaurar derechos y conseguir una igualdad real.
“Para alcanzar eso hay que internarnos en territorios acosados por el miedo, el odio y la muerte para crear nuevas realidades, aún sea pequeño. En un esfuerzo por la compasión y una vida digna”, agregó Patiño. A su modo de ver se necesitan tres grandes reconciliaciones en la nación: “la humana, con la naturaleza y con la República”. A continuación, hizo una mención a las elecciones locales y regionales que se celebrarán en octubre: “Ojalá se realice el proceso en democracia y libertad, para que puedan ser escogidos los mejores, no los menos malos”.
Cepeda, por su parte, asegura por teléfono que haber conseguido 14 acuerdos de paz en 10 meses de negociación se puede considerar un gran logro. Según él, no se puede valorar todavía el alto el fuego porque el primer gran informe se redacta a los tres meses. “Es evidente que ha habido una disminución de la violencia en el país. Otras zonas han estado bajo el fuego, como ha dicho Beltrán. Ahí ocurre que no hay un enfrentamiento entre el ELN y el Ejército, sino del ELN con las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo”, explica.
Insiste en que las zonas humanitarias aliviarán el sufrimiento de la población, y que se busca que lo humanitario sea transformador. Y por último incide en el trabajo con los prisioneros del ELN, a los que se tratará de acercar a cárceles de su región. Se les buscará además una solución a los que sean enfermos terminales o tengan una enfermedad muy grave. Los avances de proceso, según se ha acordado también en Caracas, se retransmitirán por RTVC, la televisión pública.
El próximo ciclo de negociaciones, el quinto, se desarrollará posiblemente en México, donde ya se celebró el segundo. Aún no está confirmado del todo. Petro quería meterle velocidad a la negociación con el ELN por este contexto tan favorable en este momento. Una guerrilla negocia con un Gobierno presidido por un exguerrillero que ha puesto a otro al frente de la delegación, Patiño. Petro y Patiño hicieron la paz al convertir el M-19 en un partido político y quieren que el ELN tome el mismo camino. Pero no está siendo tan sencillo. Esta guerrilla vive en una realidad muy particular y moverla de esos parámetros resulta muy complicado. Petro deseaba un acuerdo exprés que pudiese venderse como un éxito de su Gobierno, pero se ha encontrado enfrente a un grupo de viejos combatientes que no tienen ninguna prisa.
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