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Luz Janeth Forero: el reto de acelerar la búsqueda de 104.000 desaparecidos

La nueva directora de la Unidad de Búsqueda para las Personas Dadas por Desaparecidas dice que volcará el trabajo a los territorios y que un organismo humanitario como este debe ser flexible y rápido

Luz Janeth Forero, nueva directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, en su oficina en el centro de Bogotá.
Luz Janeth Forero, nueva directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, en su oficina en el centro de Bogotá.Diego Cuevas
Catalina Oquendo

La nueva directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), Luz Janeth Forero, es médica epidemióloga. Viene del mundo de los datos, pero dice en conversación con EL PAÍS que no quiere que la abrumadora cifra de 104.602 desaparecidos de Colombia se convierta en un número frío. Las cifras, sin embargo, van a ser una medida de su gestión. En los últimos cinco años fueron recuperados y enviados a los forenses 766 cuerpos y se hicieron 184 entregas dignas, como se llama a dar los restos a las familias. Muy pocos ante la magnitud del drama eternizado que supone la desaparición.

Forero se posesionó hace pocos días, después de siete semanas de espera desde su designación. En ese lapso ha recibido críticas por haber trabajado en el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) entre los años 2004 y 2007. Asegura que su rol fue administrativo, en la oficina de planeación, y que allí apoyó la reestructuración de ese organismo de inteligencia.

La Unidad de Búsqueda es una de las instituciones creadas en el Acuerdos de paz con las extintas FARC y tiene carácter extrajudicial y humanitario. En los pasillos de la institución cuentan que la ven como una reformista y que están a la expectativa del impulso que le pueda dar, mientras la víctimas esperan mayor celeridad.

Pregunta. En su entrevista para aspirar al cargo dijo que haría un diagnóstico respetuoso de la Unidad. ¿Qué encontró?

Respuesta. Estoy sorprendida de lo que se hizo en menos de cinco años. Es una institución bien estructurada, con muchos procesos andando, un talento humano muy comprometido, direccionado. Construir institucionalidad, arrancar de cero, no es fácil. Y en un país tan sui géneris como el nuestro, donde la institucionalidad es muy fuerte pero a la vez muy burocratizada, romper todas las barreras para tener una entidad con sistemas de información y claridad procedimental es muy positivo. Obviamente en otras cosas falta seguir avanzando.

P. ¿En qué? La Unidad ha tenido críticas de que privilegió la planeación y no la búsqueda.

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R. Creo que hay que fortalecer mucho lo territorial. Esta institución se debe a los lugares donde se han desaparecido las personas, que es en su mayoría por fuera de las grandes ciudades. Insisto en adelgazar el centro (administrativamente) para fortalecer la periferia. Hay cosas en las que siento que, por el afán de estructurar una entidad muy bien, se le puede ir a uno la manito y poner demasiados controles para un organismo humanitario que tiene que ser flexible, rápido.

P. ¿Qué plan tiene para hacerlo más ágil?

R. Hay que apostarle mucho a tener herramientas de procesamiento de la información, porque son un poco manuales. Eso no facilita (la búsqueda) ni la premura que tenemos. Necesitamos resultados. Hay que hacer una buena inversión en trabajo y recursos en tecnología forense.

P. ¿Y en la relación con las víctimas, que piden celeridad?

R. Algo que rescato es que la institución acoge mucho el aprendizaje de las organizaciones, sus metodologías. Finalmente, es un tributo a la lucha histórica de las víctimas para que se visibilizara la desaparición. Yo quiero poner todo el empeño en hacer pedagogía sobre la desaparición. Que aparezca, porque hablar de desaparición en este país sigue siendo un tabú, tiene un estigma. Si queremos que todo se alinee alrededor del proceso de búsqueda tenemos que empezar por reconocerla, que cada colombiano y colombiana entienda que ocurrió y que sigue pasando.

P. Las cifras son variables, pero se habla de 100.000 desaparecidos, una cifra abrumadora…

R. He trabajado durante toda mi vida con datos y cifras. Pero a veces cuando uno se remite al dato, en lugar de maximizar las problemáticas, las minimiza. Se puede volver una cifra fría. En violencia un caso es mucho, es demasiado. El universo con el que contamos es alrededor de 104.602 casos, pero lo tenemos que seguir construyendo porque con toda seguridad está subregistrado. La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad habló inclusive de 120.000 y con un modelo matemático podríamos hablar de casi 200.000. En la desaparición, en particular, el ocultamiento es la regla.

P. Una de las mayores críticas ha sido las escasas entregas dignas. ¿Qué va a hacer para aumentar los hallazgos concretos?

R. El subregistro hace aún más compleja la búsqueda. Entonces puedes encontrar, identificar cinco, pero ¿Cómo impactan en un universo tan gigantesco? Lo otro es que la geografía agreste termina siendo una barrera para que tengamos el éxito que queremos muy rápido. También está la capacidad humana física, financiera, tecnológica para abordar esa magnitud. Ningún país en conflicto en el mundo tiene las cifras que tenemos.

P. ¿Cuál es su plan para acelerar la búsqueda?

R. Tenemos que instalar la capacidad para hacerle frente a la búsqueda en los territorios. De otro lado, somos la parte operativa del proceso de búsqueda, pero la parte técnica y forense, el eslabón que sigue en la cadena, que es Medicina Legal, tiene que ser fortalecida. Si eso no ocurre, tendremos rezagos en la identificación. He conversado con el director de Medicina Legal para ver qué hacemos en conjunto, cómo podemos gestionar recursos para fortalecer los equipos forenses, hacer ajustes administrativos y generar capacidades. Pensar también cómo otros laboratorios de identificación del país se suman a esta causa.

Luz Janeth Forero en su oficina en Bogotá.
Luz Janeth Forero en su oficina en Bogotá.Diego Cuevas

P. ¿Le apuesta a montar un laboratorio forense propio?

R. No le he apuesto mucho. Montar un laboratorio no es ir, comprar equipos y ya. No sólo puede costar mucho dinero que podríamos emplear en la búsqueda y en el fortalecimiento de los equipos territoriales, sino también mucho tiempo. Prefiero el ejercicio armónico con las instituciones del Estado.

P. Muchas de las búsquedas que se han hecho en estos años son por medidas cautelares de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ¿Cómo va a trabajar en llave con la JEP?

R. Ya hicimos el primer acercamiento. Las relaciones deben ser armónicas, teniendo en cuenta las diferentes competencias y alcances institucionales, muy fluidas y ágiles. Eso se resuelve con una conversación muy asertiva desde los niveles estratégicos, pero que aterrice en niveles tácticos y operativos. Ha habido un poquito de preocupación y se han generado dilaciones que no benefician a las instituciones y menos a las víctimas, que son las que están esperando.

P. ¿A qué dilaciones se refiere?

R. En lo público pasa mucho que quienes tenemos cargos de decisión queremos estar muy blindados, porque siempre está la amenaza de la investigación disciplinaria. Eso termina pesando en la cotidianidad. Entonces, hasta que no se comprendió el alcance de la Unidad se prefirió la cautela, pero yo prefiero que me juzguen por hacer que por no hacer.

P. ¿A qué se piensa arriesgar?

R. El que no quiere ser disruptivo no logra nada, por el contexto cambiante. Le pido a mi equipo mente abierta, que entendamos que nuestro proceso se va a nutrir de dialogar con un actor, con el otro, de recibir información de acá y de allá. Al final de mi gestión (en 2028) espero dejar resultados importantes en entregas para que las familias descansen, y una institución muy fortalecida técnicamente, una especie de NASA de la búsqueda. Tenemos que ser innovadores y abrir camino.

P. Todo eso implica dinero. ¿Cómo lo va a conseguir?

R. Los recursos se buscan con resultados. La lógica muchas veces es ”pido para hacer”; la mía es “hago para pedir”. La desaparición es un tema de la agenda global, entonces la cooperación internacional es un aliado indiscutible, pero creo que hay escenarios de movilización de recursos que no han sido explorados. Por ejemplo, la empresa privada debería hacer inversiones en los procesos de búsqueda, aún más las grandes compañías que trabajan en territorios que fueron afectados por la desaparición.

P. Movimientos de víctimas como el Movice han criticado su elección por no venir del mundo de la defensa de derechos humanos, y critican su paso por el DAS.

R. Toda la vida me he autodefinido como una defensora de derechos humanos. Creo que ellos se defienden desde muchos lugares, empezando por el reconocimiento de la dignidad humana. Ese ha sido mi proyecto de vida. Yo me fui al DAS en un momento difícil de mi vida profesional, cuando no me sentía cómoda en Medicina Legal y una persona que lo sabía me dijo que se iba a la oficina de planeación del DAS y que, por mi experiencia en sistemas de información, la podría acompañar. Fue algo circunstancial y lo vi como una oportunidad de trabajar en derechos humanos. Ahí ayudamos a replantear el DAS y a entender por qué le fue tan fácil cometer los horrores y las atrocidades que pudo haber cometido. Luego regresé a Medicina Legal.

P. También les preocupa que usted viene de un enfoque de seguridad y de investigación criminal. ¿Cómo podrá dar tranquilidad a las víctimas?

R. Yo tengo un pensamiento convergente. No creo en generar compartimentos o estancos, para decirlo de alguna manera. Me pregunto, ¿la seguridad no es un derecho humano fundamental? Lo primero que tú tienes que resolver son tus necesidades básicas y luego tu necesidad de seguridad. Por eso la seguridad es transversal en mi vida. Eso hacemos los epidemiólogos, pensarnos la seguridad integral.

P. Pero justamente por crímenes como los del DAS esa palabra tiene una connotación que para las víctimas compleja. ¿Cómo va a trabajar con ellas?

R. Sí, es totalmente comprensible. Ya he tenido muchos encuentros con ellos y han sido amorosos, se han derrumbado muchas prevenciones. Voy a trabajar con ellos desde el reconocimiento y respeto. Con las víctimas no organizadas haremos un enorme trabajo de comunicación y pedagogía. Quiero hacer un despliegue para llegar a las veredas. Creo que las víctimas no tienen que buscar las instituciones, sino que las instituciones las tienen que encontrar.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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