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Un médico holandés utilizó su semen para inseminar a decenas de mujeres

El dueño de una clínica de fertilidad dijo hacerlo "por el bien de la humanidad"

A la izquierda, Joey Hoofdman, presunto hijo de Jan Karbaat. A la derecha, el médico en una imagen de joven.Vídeo: EPV

Jan Karbaat, un médico fallecido en abril a los 89 años, inseminó en secreto durante décadas a decenas de mujeres que acudieron a su clínica de fertilidad holandesa. En vez de utilizar el esperma de los donantes anónimos que las clientas habían seleccionado por catálogo, Karbaat usaba el suyo. Las pruebas de ADN efectuadas con ayuda de uno de sus vástagos legítimos han demostrado que el facultativo es “casi seguro” el padre de 18 hijos concebidos en el centro. Otros 25 tienen dudas, y el próximo 2 de junio los tribunales les dirán si pueden hacer otro tanto con muestras genéticas del muerto, lo que despejaría todas las dudas.

La reputación del doctor Karbaat estaba entredicho desde hace unos años. Su clínica, Bijdorp, situada en un suburbio de la ciudad portuaria de Róterdam, cerró en 2009 porque las autoridades sanitarias holandesas constataron que mezclaba semen de varios hombres para aumentar las posibilidades de embarazo, una práctica prohibida. Su aportación personal se ha sabido ahora.

Según admitió el propio Karbaat cuando ejercía, a lo largo de 40 años, unas 6.000 mujeres engendraron cerca de 10.000 hijos tras acudir a sus instalaciones. Desde 2004, y a partir de los 16 años,los hijos pueden pedir la identidad del donante en Holanda. Los 25 ciudadanos que han recurrido a la justicia para averiguar si el facultativo es su progenitor, podrán obtener para ello un cepillo de dientes, o bien un cabello del finado.

El parecido de algunos niños de la clínica con el médico es llamativo. Joey Hoofdman, un varón de 30 años, rubio tirando a pelirrojo con pómulos y boca pronunciada no puede ser más distinto a su padre legal, moreno y de rostro menos anguloso. Su carácter tampoco concuerda y se parece poco a sus hermanos. Por respeto,Hoofdman esperó hasta que muriera su madre para indagar en el pasado, y llegó hasta la clínica en cuestión. La primera vez que vio una fotografía de juventud del doctor Jan Karbaat casi se cae "hacia atrás". Mostradas en el programa Late Night, de la cadena comercial de televisión RTL4, el aire de familia es innegable.

Los inspectores del Ministerio de Sanidad han señalado que “el desorden administrativo de la clínica de Karbaat era un problema recurrente”. Abierta en 1980, el registro de las pacientes no se correspondía con sus respectivos expedientes. Al final, cerró porque no se podía establecer con seguridad la filiación de los niños cuyas madres fueron allí inseminadas. Varias de ellas, hoy con hijos de entre 20 y 40 años, han reconocido ahora que el facultativo “iba a buscar semen fresco” minutos antes del procedimiento. Dadas las circunstancias, temen que fuera suyo. Bijdorp era una de las mayores clínicas de Holanda y, según la Fundación Hijos de Donantes, lo proporcionaba a su vez al resto de los centros del ramo en el país. Por lo que puede haber descendientes de Jan Karbaat por toda Holanda.

La propia Fundación sostiene que es preciso averiguarlo ocurrido para salvaguardar los derechos de la progenie y hacer frente a posibles enfermedades genéticas. En 2016, el doctor Jan Karbaat negó haber cometido todos estos desmanes. Según él, el caso “es una una locura". “Hace tiempo que me extirparon la próstata, así que no es posible”, aseguró.

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Moniek Wassenaar, una psiquiatra holandesa de 36 años, y una de las posibles hijas, se ha sumado a la demanda del grupo de 25 afectados. Conoció al médico en 2011, y a pesar de que siempre había imaginado al donante materno como un varón “parecido a un vikingo”, no buscaba entablar una relación. “Quería averiguar qué había heredado y qué era mío”, dijo entonces al rotativo De Volkskrant. Su vida dio un vuelco poco antes de la citada entrevista. Recibió un mensaje anónimo a través de Facebook donde alguien le decía que podrían ser hermanos, y un amigo suyo descubrió que se trataba de una hija legítima de Karbaat. Cuando le mandó una copia del mensaje, él mismo la citó. “Me dijo que le hacía un servicio a la humanidad donando su semen y que por lo menos había unos sesenta hijos suyos por el mundo”. Cuando le pidió hacerse una prueba de ADN él se negó, y ella lo dejó estar. Ahora que la cifra de supuestos hijos va en aumento, quiere saberlo. Los abogados de la viuda de Karbaat señalan que prefiere guardar silencio por ahora.

Los donantes y (todos) sus hijos

La donación anónima de semen destinada a la inseminación artificial se practica en Holanda desde 1970. En1992, las autoridades sanitarias aconsejaron fijar en 25 el límite de hijos por donante, que reciben “un generoso reembolso de los gastos de desplazamiento”, pero no un pago oficial. Desde 2004, los descendientes -a partir de 16 años- tienen derecho a pedir los datos de sus padres. En 2014, el Consejo Sanitario Nacional, organismo asesor del Gobierno, no encontró “razones de peso para reducir el cupo de hijos por donante”. En su opinión, “así aumentarían las actuales listas de espera en los centros especializados, y las usuarias podrían acabar recurriendo a canales poco seguros”. Para evitar que el mismo hombre done semen en varios lugares a la vez, “lo mejor es abrir un registro nacional”, aconsejan.

En otros países, las normas son más estrictas. El Consejo Sanitario holandés señala, por ejemplo, que en Alemania, son 15 hijos por donante; en Francia, 10; en Dinamarca, 12, y en Suiza, 8.

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