Los indignados retoman Taksim tras ser desalojados por la policía turca
Erdogan se reúne este miércoles con la plataforma que organiza la protesta Los antidisturbios usan cañones de agua y gas lacrimógeno contra los manifestantes Aseguran que solo pretenden limpiar la plaza, no desalojar el cercano parque Gezi
Los alrededores de la plaza de Taksim, en Estambul, empiezan el día en medio de una tensa calma tras los disturbios del martes y las escaramuzas de la noche. Los manifestantes reconstruyen las barricadas derribadas por la policía una y otra vez. La plaza ha amanecido sin manifestantes. Tras 11 días de ocupación pacífica por parte de miles de manifestantes, este martes volvió la violencia al centro de Estambul. Cientos de policías antidisturbios intentaron en varias ocasiones a lo largo de la jornada desalojar la plaza de Taksim, que cada día desde el 1 de junio ha sido ocupada por miles de jóvenes. Varias barricadas levantadas por los manifestantes cortaban los accesos a la plaza pero no impidieron la llegada de varios vehículos policiales y numerosos agentes desde primera hora de la mañana.
Cientos de personas resultaron heridas durante las protestas, incluyendo decenas de manifestantes que sufrieron el impacto en la cabeza de las granadas de gas lacrimógeno, según declaró Ahmet Ozdemir, presidente de la Asociación Médica Turca, al diario Hurriyet. También este martes más de 50 abogados fueron detenidos por la policía en un juzgado de Estambul por apoyar las protestas.
Fue una jornada de continuos enfrentamientos entre manifestantes y antidisturbios. Cada vez que los agentes se retiraban y el viento disipaba el gas lacrimógeno de la plaza, los manifestantes aprovechaban para volver a irrumpir en la zona. La mayor carga policial se produjo sobre las ocho de la tarde, hora local (una hora menos en la España peninsular). Miles de personas ocupaban la plaza y cantaban frente a la policía “¡hombro con hombro, unidos contra el fascismo!” y “¡Tayyip, dimisión!”, en referencia al primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, cuando las fuerzas de seguridad lanzaron numerosas cargas de gas lacrimógeno en medio de la multitud. Se produjeron escenas de pánico mientras la gente trataba de escapar de la plaza y los agentes perseguían a la gente con sus vehículos lanzando aun más gas y usando cañones de agua.
En unos minutos, varios grupos integrados por decenas de agentes tomaron los accesos a la parte de la plaza en la que se encuentra el monumento a la República y a su fundador, Mustafá Kemal, Atatürk. En uno de los lados, varios policías aprovecharon para pisotear una gran bolsa con máscaras del personaje de V de Vendeta, popularizada por la organización Anonymous, que se han convertido en un símbolo de los manifestantes durante las protestas en Turquía. De fondo, se oían ruidos de ambulancias.
En el parque de Gezi, junto a la plaza de Taksim y donde cientos de personas acampan desde el día 1 de junio, la gente observaba la operación policial mientras gritaba y repetía los cantos contra el Gobierno. Mientras, continuaban las cargas policiales en la plaza y en sus alrededores, desde donde algunos manifestantes intentaban volver a la zona. Toda la zona se encontraba envuelta en nubes de gases lacrimógenos.
Los manifestantes acusaron a las autoridades de haber infiltrado a agentes provocadores en las protestas para provocar la violencia. Destacaron además la presencia de las televisiones turcas en la plaza, que retransmitieron en directo los disturbios, pero que sin embargo habían evitado hablar de las protestas durante los dos primeros días. “Hoy han venido para mostrar solo a los fanáticos y radicales y para que [el primer ministro] diga que está luchando contra ellos”, comentaba Cenk, un ingeniero civil de 36 años que lleva diez días acampado en Gezi y prefirió no dar su apellido por miedo a represalias.
Está previsto que el primer ministro se reúna este miércoles con miembros de la Plataforma de Solidaridad por Taksim, que reúne a 80 ONG y otras organizaciones que estuvieron presentes en las primeras protestas contra la demolición del parque de Gezi. “Eso es solo política”, decía con gesto despectivo Seray Yilmaz, una estudiante de 26 años que también trabaja como guía turística. Como muchos otros manifestantes asegura que no se siente representado por esa plataforma. “Erdogan divide a la gente hablando y, con su política, a unos les dice que son los buenos y a otros nos dice que somos los malos y unos vándalos”, aseguraba.
En una reunión celebrada en Ankara por el grupo parlamentario del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco), Erdogan afirmó: “La prensa internacional, sistemáticamente desinformada, ha llevado a cabo un ataque contra Turquía”. Es un enemigo más, agregó, junto a “elementos extremistas y las redes sociales”. El responsable de prensa del AKP, Ali Sahin, reclamó una regulación para Twitter, según él, “más peligroso que un coche bomba”.
“El primer ministro turco ha intentado declarar finalizada la reciente ola de protestas por dictado personal, pero así no es como funciona la libertad de reunión. Erdogan es responsable personalmente de la violencia que ha seguido a sus palabras”, dijo esta noche en un comunicado un portavoz de Amnistía Internacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.