El nazi Demjanjuk no irá a la cárcel pese a su condena de cinco años
Su edad, 91 años, impide que el criminal de guerra entre en prisión, pese haber sido juzgado y condenado por participar en la matanza de los 27.900 judíos que se estima que murieron en un campo de exterminio en la Polonia ocupada
El criminal de guerra John Demjanjuk no irá a la cárcel, pese a haber sido condenado a cinco años de prisión por participar en la muerte de 27.900 judíos en 1943 en el campo de exterminio nazi de Sobibór (en la Polonia ocupada), en el que trabajó como guardia voluntario. Su avanzada edad, 91 años, ha hecho que el tribunal de Munich decida ponerlo en libertad después de emitir un veredicto de culpabilidad.
La sentencia pone fin a un proceso que se ha prolongado durante cuatro décadas. El juez muniqués Ralph Alt, que lo ha procesado durante 18 meses, considera probado que Demjanjuk participó voluntariamente en el exterminio de decenas de miles de personas. Las pruebas demuestran que Demjanjuk fue esbirro de los nazis en ese campo de exterminio en la Polonia ocupada por Hitler. La Fiscalía de Múnich había pedido seis años de cárcel por estos crímenes cometidos en 1943.
Demjanjuk llegó a la vista sobre una camilla de hospital, ataviado con una gorra y gafas de sol. El anciano, de 91 años, renunció con un parco nein a dar la última palabra en el proceso y no se inmutó cuando Alt dictó su condena. Ha pasado callado los 18 meses que ha durado el juicio. La defensa de Demjanjuk, ucraniano de nacimiento, exciudadano estadounidense y hoy apátrida, negó su paso por Sobibór y pidió su absolución. Es probable que sea la última sentencia que se vaya a dictar en Alemania contra un criminal implicado en el Holocausto.
La fiscalía, como la acusación particular, se ha basado en la hoja de servicios número 1.393, que cita que Demjanjuk fue uno de los 120 guardianes voluntarios de Sobibor, donde sirvió entre marzo y septiembre de 1943, año en que se desmanteló el campo. Demjanjuk admitió en el juicio que colaboró en otros campos de exterminio, pero negó en todo momento que hubiera estado en Sobibor. Al frente del campo hubo, según la acusación, entre 20 y 30 miembros de las SS nazis y entre 100 y 150 antiguos prisioneros de guerra soviéticos (como es su caso).
La defensa ha sostenido que la hoja de servicios presentada por la fiscalía es falsa, alegando un informe del FBI de 1985 que cuestionaba la autenticidad del documento. Y ha recordado que durante el año y medio que ha durado el juicio la fiscalía no ha podido presentar ni un solo testigo que pudiera identificar a Demjanjuk.
El criminal fue extraditado desde EE UU -residía en Cleveland, Ohio- en un avión medicalizado hasta Múnich. El día del inicio del juicio, Demjanjuk acudió en una silla de ruedas, con los ojos cerrados, y cubierto por una manta. Sus abogados y familias trataron de detener el proceso con el argumento de que estaba demasiado enfermo para aguantar, pero los médicos concluyeron que las vistas estarían reducidas a sesiones de 90 minutos cada día. Ello explicaría que el proceso se haya dilatado.
Brutalidad rutinaria
John Demjanjuk, nacido Iván Micolayovich en 1920, era un trawniki, uno de los prisioneros de guerra soviéticos que fueron entrenados por la SS nazi para la vigilancia de campos de exterminio sobre suelo polaco. La mayoría de ellos eran ucranios. Sobibór era uno de los tres escenarios de la Acción Reinhardt, que es como los alemanes bautizaron su plan de asesinar a todos los judíos de Polonia, Ucrania y otros territorios ocupados. 250.000 personas, casi todos judíos, murieron en sus cámaras de gas. Sumada a la de Treblinka y Belzec, la cifra de asesinatos supera los dos millones.
Si bien ninguno de los supervivientes de aquellos años ha podido identificar a Demjanjuk personalmente, de las pruebas documentales se desprende que no cabe duda de las actividades de Demjanjuk como esbirro de la SS en Sobibór: allí no se hacía otra cosa que asesinar. Los trawniki, armados con porras y armas cortas -para las que tenían poca munición- sacaban a los judíos de los transportes. Se aseguraban de que ninguno escapara mientras los conducían a las cámaras de gas. Algunos judíos obtenían un breve aplazamiento de su ejecución, durante el cual cumplían las tareas más duras: sacar los cadáveres de las cámaras, arrancarles los dientes de oro, ocuparse de su cremación. También acababan asesinados. Los trawniki como Demjanjuk, en cambio, obtenían mejores condiciones de vida que los demás prisioneros de guerra orientales y un trato aceptable por parte de los verdugos alemanes. Quedan multitud de testimonios de su rutinaria brutalidad.
Cuarenta años de proceso
El proceso legal contra Demjanjuk comenzó en los años setenta en EE UU, donde residía desde los años 50. Fue acusado de ser Iván el Terrible, un guardia del campo de Treblinka conocido por su crueldad. Por ello se le retiró la nacionalidad estadounidense. En 1986 fue extraditado a Israel y en 1988 fue condenado a muerte. Pero el Tribunal Supremo israelí retiró la condena cuando las nuevas pruebas demostraron que Iván el Terrible era otra persona. Demjanjuk recuperó la ciudadanía norteamericana.
En 1999, el Departamento de Justicia de Estados Unidos retomó su caso. En 2002, un juez estadounidense determinó la validez de los documentos de la Segunda Guerra Mundial que le situaban como guardián en varios campos de concentración nazis. Demjanjunk perdió de nuevo la nacionalidad estadounidense y llevó su apelación hasta el Tribunal Supremo, que rechazó admitirla a trámite. Según varios testimonios, Demjanjuk fue reclutado por el Ejército soviético en 1941 y después de ser apresado por los alemanes se convirtió en guardia de los campos de prisioneros del III Reich. Él sostiene que nunca fue guardián de un campo de concentración, sino que fue prisionero soviético del ejército nazi.
En 2009, Alemania emitió una petición de extradición que fue concedida por Estados Unidos, para que el criminal de guerra fuera juzgado por un tribunal alemán. Alemania ha emitido 6.600 sentencias condenatorias contra antiguos criminales de guerra del régimen de Adolf Hitler, dos tercios de los cuales fueron sentenciados a penas inferiores a los dos años de cárcel.
Los nazis más buscados
Tras la condena a 5 años del criminal de guerra John Demjanjuk, por participar en la muerte de 27.900 judíos en el campo de Sobibor, en la Polonia ocupada, siguen quedando otros destacados criminales de los campos de concentración del Tercer Reich. Según el Centro Simon Wiesenthal, los cuatro nazis más buscados por crímenes de guerra, genocidio y persecución son:
1) Alois Brunner: 97 años, austriaco. Conocido como el ingeniero de la solución final y teniente de Adolf Eichmann, está acusado de las muertes de unos 130.000 judíos. Es el criminal de guerra nazi más importante vivo. Se le conocía por su falta de compasión hacia los niños judíos, a los que llamaba "futuros terroristas" que debían ser asesinados. Brunner es responsable de la deportación y exterminio de 43.000 judíos de Austria, 46.000 de Salónica (Grecia), 24.000 de Francia y 13.500 de Eslovaquia. Sigue en busca y captura. Fue visto por última vez en 2001.
2) Aribert Heim, conocido como Doctor Muerte, está acusado de torturar y asesinar cientos de detenidos en los campos de concentración de Austria. Se sospecha que torturabas a sus víctimas con inyecciones letales directamente en el corazón, y que les arrancaba órganos vitales sin anestesia. Dado por muerto en 1992 en Egipto, todavía no se ha encuentrado el cuerpo, por lo que sigue siendo el numero dos en la lista.
3) Milivoj Asner: 96 años de edad, croata. Jefe de la policía croata está acusado de persecución, genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad. Es uno de criminales de guerra mas buscado del mundo. Abandonó Croacia en 2004 y se trasladó a la ciudad de Klagenfurt, en Austria. Al ser interrogado por los periodistas de The Sun, rechazó ser responsable de las acusaciones. Al ser denunciado ante las autoridades austríacas, fue puesto en libertad con la justificación de que su capacidad mental estaba limitada para afrontar los cargos.
4) Sándor Képiro: 97 años de edad, húngaro. Considerado como uno de los principales criminales nazis vivos y acusado de crímenes de guerra en Serbia en 1942. Está acusado de la matanza de 1.200 judíos y serbios. Un tribunal de Budapest abrió el juicio contra Kepiro el pasado 5 de mayo. Antes de empezar el proceso, Kepiro clamó su inocencia y tildó todas las acusaciones de "circo". / VALERIO GROSSO
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.