La sonda de ExoMars se estrelló porque pensó que ya había aterrizado
Un estudio de la Agencia Espacial Europea aclara las causas del fallo de la sonda 'Schiaparelli'
La sonda Schiaparelli transmitió seis megabytes de datos antes de estrellarse contra el suelo de Marte. Ahora, un mes después, el análisis de esa información permite explicar en detalle qué sucedió durante aquellos segundos cuando el éxito parecía al alcance de la mano.
El culpable, según acaba de desvelar un informe de la Agencia Espacial Europea (ESA), fue un equipo llamado Unidad Inercial de Medición (IMU, en sus siglas inglesas). Es un complicado conjunto de giróscopos y acelerómetros que miden el ángulo y la velocidad de la sonda durante el descenso. Por lo visto, la Schiaparelli, colgando del paracaídas recién abierto, osciló con mucha violencia. Tanta, que los giróscopos de a bordo se saturaron. Sólo durante un segundo, pero cuando se está cayendo hacia Marte, un segundo es una eternidad.
Los sistemas de control de a bordo interpretaron el bloqueo de la unidad inercial como un aviso de que no sólo había llegado al suelo, sino que su altura era, en realidad, negativa. En otras palabras, que estaba bajo tierra.
Los sistemas de control de a bordo interpretaron el bloqueo de la unidad inercial como un aviso de que no sólo había llegado al suelo, sino que su altura era, en realidad, negativa
La respuesta de la sonda fue la programada para un caso tan absurdo como ése: soltar el paracaídas y disparar los retrocohetes de frenado durante el mínimo tiempo posible, 3 segundos. Al fin y al cabo, si ya estaba en el suelo no hacía falta frenar más.
Pero la Schiaparelli no estaba en el suelo, sino a casi 4.000 metros sobre él. Sin paracaídas y sin motores, todo lo que le esperaba era una caída libre. Curiosamente, durante esos segundos el programador de la cápsula, convencido de que ya había aterrizado, empezó a poner en marcha algunos de los instrumentos científicos como la estación meteorológica y el transmisor de una docena de fotografías que había tomado durante el descenso.
La sonda llegó al suelo a casi 500 kilómetros por hora. Sus depósitos de combustible, aún llenos, hicieron explosión y ésa es la causa probable de las manchas oscuras que se aprecian alrededor del cráter de impacto en las imágenes transmitidas por una sonda fotográfica que gira en torno a Marte.
Aunque el informe oficial no se hará público hasta primeros del año que viene, todas las simulaciones realizadas apuntan a que ésa fue la secuencia del desastre. No tanto un fallo de la unidad inercial como un error de interpretación de sus datos. Al fin y al cabo, otros equipos similares han volado en misiones orbitales (la Estación Espacial o diversos satélites artificiales, por ejemplo), a la Luna y también a Marte. Los todoterreno de la NASA que ahora corren por los desiertos marcianos también utilizan estas mismas unidades.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ciència de Barcelona (actual CosmoCaixa).
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