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¿Es verdad que beber cerveza quita la resaca?

La ciencia responde con humor a las preguntas más disparatadas en el libro 'Si venimos del mono, ¿por qué somos tan cerdos?'

Podemos pensar que un clavo saca otro clavo, pero no es tan sencillo en el caso de la resaca. No se ha demostrado que beber alcohol la quite, pero hay mecanismos que explican por qué puede aliviarla en cierta medida. El más sencillo es el efecto euforizante y anestésico inicial del alcohol, que provoca una sensación que hace percibir que la resaca es menos intensa.

Una razón de peso atañe al metabolismo del metanol. Este alcohol es como un etanol pero con M de más peligroso. Se encuentra como congénere en algunas bebidas y su metabolismo produce formaldehído, que es muy tóxico. Si aportamos etanol durante la resaca (si volvemos a beber alcohol, vamos), nuestro metabolismo empezará a degradarlo, retrasando la degradación del metanol y parando por un tiempo su consecuente toxicidad.

Y aún hay más. Se sospecha que, en ocasiones, la resaca se puede asociar a una especie de síndrome de abstinencia agudo. Aunque los procesos son diferentes, igual que tomar la droga alivia el síndrome de abstinencia, también lo hará tomar alcohol con la resaca. Esto es peligroso porque beber para aliviar la resaca puede ser un reforzador y conducir a la dependencia.

Este texto corresponde a un capítulo del libro Si venimos del mono, ¿por qué somos tan cerdos? (La esfera de los libros) del grupo de humoristas y divulgadores científicos Big Van, Científicos sobre Ruedas. En él, los expertos responden a preguntas interesantes y disparatadas que el público se ha atrevido a hacer durante sus actuaciones.

Por otra parte las personas que consumen mucho alcohol experimentan efectos placenteros mientras beben y eso es lo que les impulsa a beber de nuevo, tengan resaca o no. En esta tesitura se antepone el placer de beber a la molestia de la resaca, que, además, es pasajera.

Finalmente, como se demostró en un estudio sobre el tiempo que se tarda en volver a beber después de una ingesta de alcohol, entre los participantes no se encontró una tendencia a retrasar el consumo cuando se experimentaba resaca. O sea que, en muchas ocasiones, se sigue bebiendo como parte del acto social, sin darle más vueltas a las vueltas que ya da la cabeza con la dichosa resaca.

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