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¿#MadridDaAsco? Cinco ciudades donde respirar mejor

Si planea huir de la capital contaminada, cualquiera de estas urbes será un gozo para sus pulmones

Sidney (Australia)
Sidney (Australia)

Respirar, algo vital, es peligroso en muchas grandes ciudades. Puesto que no podemos dejar de hacerlo, podría decirse que somos lo que respiramos. Y vivir en determinadas zonas urbanas, o transitarlas a menudo, implica atiborrar los pulmones de cantidades inaceptables de partículas tóxicas. Es una preocupación mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 3,7 millones de personas mueren cada año en el mundo como resultado de la exposición a la contaminación atmosférica. El número de fallecidos por cáncer de pulmón ha aumentado alrededor de un 8% en las ciudades con niveles altos de polución, según se destacó en el simposio internacional de especialistas en esa enfermedad celebrado en noviembre en España.

Decididamente, nuestros pulmones necesitan un respiro. En los últimos días, muchos ciudadanos denuncian a través de Twitter, con el hashtag #MadridDaAsco, la insostenible situación de la capital del país. La alcaldía se había comprometido en restringir el tráfico al centro desde el pasado 1 de enero, aunque parece que no se instaurará hasta finales de este mes o principios de febrero. No son buenas noticias: 2015 no ha arrancado bien para la ciudad.

Según informaba EFE, cinco estaciones de medición de calidad de aire de la capital registraron niveles de concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) superiores a los niveles recomendados. Por ejemplo, la de Villaverde, que registró 205 microgramos de NO2 por metro cúbico, una cantidad cinco veces mayor al umbral prefijado por la Unión Europea. La situación se repitió en las estaciones de Fernández Ladreda, de Plaza de España, de la avenida de Ramón y Cajal y la del barrio del Pilar.

La ley europea limita a 40 microgramos de NO2 por metro cúbico de aire la concentración media anual de este contaminante por estación. Según los expertos, estos niveles de contaminación se deben al tiempo anticiclónico que acecha la comunidad desde principio de este nuevo año. El protocolo del Ayuntamiento de Madrid establece restricciones al tráfico en caso de que se dispare la contaminación por dióxido de nitrógeno, como en este caso. Este fija tres niveles –preaviso, aviso y alerta, de menor a mayor gravedad–, que implican diferentes medidas informativas y de restricción. El nivel de alerta, el de mayor graduación, se activa cuando tres estaciones de la misma zona superan los 400 microgramos por metro cúbico de aire durante tres horas consecutivas.

Madrid
Madrid

Otras ciudades, en cambio, han vencido a la contaminación y visitarlas supone casi una cura de desintoxicación. No hay solo un parámetro para medir la calidad del aire de una ciudad de la misma forma que no hay una única sustancia contaminante. Los niveles de PM10 y PM2.5 (partículas menores de 10 y 2.5 micras), dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono no siempre van de la mano. Para esta selección nos hemos centrado en capitales con niveles satisfactorios de PM2.5, partículas que por su reducido tamaño son especialmente nocivas: penetran más fácilmente en el aparato respiratorio y pueden llegar al torrente sanguíneo. La OMS recomienda que la media anual de PM2.5 esté por debajo de 10 microgramos por metro cúbico (µg/m3). Eso califica el aire de Delhi (India), con una media de 153 µg/m3, de irrespirable. Por citar una referencia más cercana, Roma (Italia) suspende con 21 µg/m3. Según datos oficiales recogidos por Ecologistas en Acción, Barcelona y Madrid tienen 14 y 10 de media, respectivamente.

1. Vancouver: apuesta “verde”

Vancouver (Canadá)
Vancouver (Canadá)

En la tercera ciudad más grande de Canadá (600.000 habitantes) presumen de ser la metrópoli con el aire más limpio del mundo y, no conformes con eso, sueñan con convertirse en 2020 en la más “verde”. Vancouver, mirando al Pacífico y al abrigo de montañas —uno puede avistar ballenas y osos, playas y nieve, a relativa corta distancia—, es una ciudad muy agradable incluso por su clima, que es suave. Uno de los secretos de su aire limpio (4 µg/m3 de PM2.5, según la OMS) son sus amplias zonas verdes, entre las que destaca el emblemático Stanley Park, que se extiende como una pequeña península en un extremo de la parte central de la ciudad. Con una extensión de 400 hectáreas entre recónditos bosques y tótems indios, puede recorrerse en bici o a pie.

De aquí a 2020 se han propuesto plantar 150.000 árboles en toda la ciudad y que todos los habitantes tengan un parque a menos de cinco minutos andando. En la actualidad, más del 44% de los desplazamientos por la ciudad se hacen a pie, en bici o en transporte público y prevén que en cinco años la cifra supere el 50%.

2. La “Sidney sostenible”

Cuesta imaginar alguno de los iconos arquitectónicos de esta fotogénica ciudad (la Opera House, el puente de Sidney) sumido en una nube de contaminación; las fotografías siempre nos los presentan con nitidez asombrosa. Rodeada por cinco parques nacionales, la ciudad más grande y poblada de Australia (más de 4 millones de habitantes) pasa por tener una de las atmósferas más limpias del mundo (5 µg/m3 de PM2.5). Han lanzado un plan para convertirla en la “Sidney sostenible” en 2030. Y van por buen camino: los desplazamientos en bici por sus calles han crecido un 113% desde 2010 y, en el centro, el 93% se hacen a pie. Los funcionarios municipales dan ejemplo utilizando coches eléctricos o bicicletas. Y para disuadir a la gente de comprarse un coche, favorecen los sistemas de alquiler de vehículos similares a los de bicicletas con multitud de puntos de aparcamiento y recogida en los que se paga en función del kilometraje.

3. Autobuses ecológicos en Santa Fe

Santa Fe (EE UU)
Santa Fe (EE UU)

No es la primera ciudad en la que uno piensa cuando quiere hacer turismo por Estados Unidos, pero si usted planea cruzar algún día el país por la mítica Ruta 66, haga una parada en Alburquerque y tome el desvío a Santa Fe, donde el aire es tan limpio (5 µg/m3 de PM2.5) que incluso, dicen, huele bien. No es una ciudad grande —tiene solo 68.000 habitantes— , pero como capital de Estado (Nuevo México) merece estar en esta lista. Levantada en mitad del desierto, sería difícil que Santa Fe tuviera altos niveles de contaminación, pero, por si acaso, sus gobernantes toman medidas para cuidar ese preciado tesoro: sus autobuses públicos, por ejemplo, fueron los primeros del país en funcionar con GNC (gas natural comprimido), un combustible alternativo económico y sostenible. Y atractivos para el viajero no le faltan: la catedral de San Francisco de Asís, sus pintorescas casas de adobe y su rica actividad artística (ha sido declarada Ciudad Creativa por la UNESCO) bien merecen una visita.

4. Tallín: transporte gratis

Tallín (Estonia)

En enero de 2013, las autoridades de Tallín tomaron una medida drástica para incentivar el uso del transporte público entre sus 430.000 habitantes: hacerlo gratuito. Implicó reforzar la flota de autobuses y dejar de ingresar 12 millones de euros al año, pero los residentes en la capital de Estonia (solo ellos pueden disfrutar de esa barra libre) acogieron la iniciativa con entusiasmo: en pocos meses el tráfico descendió un 15%. Con todo, Tallín (7 µg/m3 de PM2.5) ya gozaba de aire limpio y fresco antes del experimento, en parte por su privilegiada situación en una bahía frente al mar y estar salpicada de lagos (el mayor, Ülemiste, surte de agua potable a la ciudad). En una villa llena de monumentos medievales el aire puro parece una reminiscencia de otros tiempos.

5. Helsinki y sus parques

En general, en el norte de Europa se respira bastante bien. El aire de Helsinki (8 µg/m3 de PM2.5) es uno de los más limpios del continente, entre otras cosas por sus vastas zonas verdes que constituyen el 36% de la superficie del centro. En la capital de Finlandia, con 620.000 habitantes, también alardean de su transporte público: en metro se atraviesa la ciudad en 23 minutos y sus modernos tranvías consumen por usuario la tercera parte de la energía que requiere un automóvil y no echan humo.

Otras muchas ciudades de distintas latitudes se están aplicando para mejorar la calidad de su aire. En Reikiavik (Islandia) han hecho una apuesta clara por las energías renovables; Hamburgo (Alemania), comprometida con las bicis y los vehículos eléctricos, pretende desterrar los coches para 2034; Bogotá (Colombia) fue precursora de los carriles bici (su “ciclovía” ha cumplido 40 años) y cuenta con un modélico sistema de autobuses rápidos, el Transmilenio, usado por el 69% de la población. Medidas variadas y efectivas que conviene tener en cuenta si de lo que se trata es de darle vacaciones a nuestros pulmones.

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