Siete formas atípicas en las que el mundo celebra la Navidad
Suecia rinde culto al Pato Donald, Japón se atiborrra de pollo del KFC y más pruebas de que nadie celebra las fiestas como usted
En Boston se prohibió la Navidad durante 22 años. La celebración de una efémeride que en el siglo XVIII todavía no se había asociado al nacimiento de Jesucristo y que recordaba tanto a la Iglesia de Inglaterra no estaba bien vista en una ciudad que nació como utopía religiosa para los puritanos. Y así, el 11 de mayo de 1659, la ciudad publicó una ley que prohibía toda celebración navideña so pena de multa de cinco chelines. Como todas las anécdotas sobre estas fechas –todas, incluidas las que se puedan contar sobre su cuñado en la mesa de Nochebuena–, la historia revela mucho más de los implicados que de las fechas. Y en el fondo no buscamos otra cosa en la historias navideñas. Reconocernos, palparnos y medir las distancias entre unos y otros. Y así, de la misma forma en la que no hay dos hogares que celebren la Nochebuena igual, tampoco hay dos países que lo hagan de la misma forma. Incluso en España no se parece nada la Nochebuena gallega con el San Esteban catalán. Así, aún en las más extrañas de las siguientes maneras de entender la Navidad encontrará algo que nos une.
1. En Cataluña todo va sobre un billar y unos perros pastores
En Cataluña no se celebra tanto la Nochebuena como el día de San Esteban, el 26 (si bien, la realidad acharnegada e integrada implica en la práctica tres días seguidos de banquetes para la mayor parte de las familias), pero ese no es el auténtico hecho diferencial catalán con respecto a esta época del año. Lo que marca la frontera del Ebro es que el día 25 millones de catalanes están dispuestos a pasar el sopor digestivo viendo un programa de billar en televisión. Nadal a 3 bandes, el especial de TV3 que dura más de 4 horas, empezó a emitirse a mediados de los noventa y en 2009 a algún directivo se le ocurrió jubilarlo. Hubo llamadas a la desobediencia civil, encabezadas por líderes de opinión como el columnista del Avui Iu Forn que pidió dmisiones en TV3 y dijo que aquello era “inadmisible, intolerable e inaceptable”. El billar volvió y hasta hoy. El día de Año Nuevo también tiene su particularidad. En lugar de saltos de esquí o concierto con palmas, la televisión catalana emite el concurso de gossos d’atura (perros pastores). Pregúntele a un catalán por “Coloma” y le contestará, muy probablemente pegando un alarido: “jeu, Coloma, jeu” (“túmbate, Coloma”) como si le mentara un clip de APM. Coloma, Dios la tenga en su gloria, era la estrella de los perros pastores, la Beyoncé de los Border Collie, y ahora escribe su propio blog desde el Más Allá.
2. En Reino Unido, mejor que ganar el Gordo es ganar tres apuestas
En la patria de las casas de apuestas, el periodo festivo es una obsesión nacional, que debe impregnarlo todo por ley (café de Navidad, KitKats de Navidad, bayetas de fregar de Navidad, se hacen a la idea) y lo importante es ganarla. De ahí que haya varias competiciones cruciales. La primera se libra a principios de noviembre y es la batalla por el mejor (o más caro y sentimentaloide) anuncio navideño. Este año, la cosa está entre el pingüino de John Lewis (arriba) y la tregua de las trincheras de Sainsbury’s. Después es crucial establecer quién ostenta el número uno en las listas en la semana navideña. La especulación arranca más o menos en junio. Los Beatles tuvieron cuatro y las Spice Girls tres, pero sólo una canción, Bohemian rhapsody, de Queen, lo ha sido dos veces, en 1975 y 1991. La tercera contienda tiene que ver con los especiales de televisión. En los últimos años, el choque ha sido entre EastEnders y Downton Abbey. La veteranísima telenovela va perdiendo espectadores a medida que, ehem, sus más fieles espectadores van feneciendo, pero su programa del día de Navidad aún congregó a casi ocho millones de espectadores el año pasado y la serie de Julian Fellowes este año va fuerte: tendrá a George Clooney como estrella invitada. Lo que seguro arrasará es el especial de Doctor Who, en el que el Time Lord se enfrentará a Santa Claus, interpretado por Nick Frost.
3. En Japón el mayor festín navideño sale de una freidora
En 1974, KFC, que entonces aún podía llamarse “Kentucky Fried Chicken”, observó que a los extranjeros que vivían en Japón les costaba encontrar pavo por Navidad y se les ocurrió aconsejarles que fueran a por lo más parecido, el pollo. Lanzaron la campaña Kurisumasu ni wa kentakki! (Navidad en Kentucky), con un menú especial de vino y pollo frito por diez dólares. La idea tuvo una acogida sin precedentes y no sólo entre extranjeros. Hoy, los japoneses hacen colas de horas el día de Navidad en los más de 1.200 establecimientos que tiene allí la franquicia para poder comprar un cubo de fritos del KFC, la campaña publicitaria incluye a famosos locales, que posan muslito en mano, y el menú incluye pastel y champán, por unos 40 dólares. Las primeras reservas de los Party Barrels, el tamaño familiar de Kentucky, empiezan a llegar en octubre.
4. En Suecia se rinde culto nacional al Pato Donald
El día 24 de diciembre a las 3 de la tarde, Suecia entera se paraliza para ver en la televisión pública un programa de dibujos animados que se emite sin apenas variaciones desde 1959. Kalle Anka och hans vänner önskar God Ju o El Pato Donald y sus amigos le desean feliz Navidad, conocido afectuosamente como Kalle Anka, es un mix de cortos animados de Disney de los años treinta, cuarenta y cincuenta por el que los suecos sienten un fervor más que religioso. El Museo Nórdico de Estocolmo le dedica todo un apartado en su zona de “tradiciones populares” y cualquier intento de modificación por parte de la SVT, la cadena pública, genera una espectacular oleada de indignación. En los setenta, las autoridades quisieron eliminar el programa porque no les parecía lo más socialdemócrata del mundo difundir los valores de Disney, pero la campaña para salvar a Kalle Anka les hizo desistir. En 1982 no se emitió uno de los cortos tradicionales del programa, el popular Ferdinand the Bull, y aquello tampoco gustó. Por lo general, el Pato Donald es mucho más popular en Suecia que Mickey Mouse y es tradición cuando se quiere emitir un voto de protesta escribir “Kalle Anka” en las papeletas. En 1991, el (hipotético) Partido Kalle Anka hubiese sido el noveno más popular, de haber sido legales los votos.
5. En Italia se ve cine de de humor grueso
Se conoce como cine-panettone a un subgénero que los italianos se cuidan mucho de publicitar delante de sus amigos extranjeros. Se trata de comedias de humor grueso y bien empapadas de estereotipos que se estrenan en la época navideña y que suelen arrasar en taquilla. El dúo formado por Massimo Boldi y Christian De Sica es al cine-panettone lo que los hermanos Duplass y Greta Gerwig al indie. El germen del fenómeno hay que bucarlo en Vacanze di Natale, un filme de 1983 que transcurre en la estación de esquí de Cortina d’Ampezzo. Fue un exitazo comercial y dio lugar a interminables secuelas que siguieron la escuela de titulación de los recopilatorios musicales Boom que eran lo más en la España de los ochenta y noventa: Vacanze di Natale’ 90, Vacanze di Natale’91, Vacanze di Natale’95 y así de práctico todo. El término ha hecho fortuna y ya se habla de cine-antipanettone, de libro-panettone y de tele-panettone. Aunque francamente, no tenemos noticia de que las generalistas italianas emitan La clave y ciclos de Bergman el resto del año.
6. En Arizona se posa con metralletas
En el estado fronterizo existen lugares como el Scottsville Gun Club que proporcionan la solución a ese problema que todo el mundo se ha planteado alguna vez: ¿cómo puedo tener una foto de toda mi familia en la que salgan a la vez Papá Noel y un buen arsenal de lanzagranadas? Durante el mes de diciembre, centenares de familias hacen cola para poder posar en un entrañable retrato con Santa y un variado cargamento que haría las delicias de cualquier célula de ISIS. Existe, por supuesto, un equipo de elfos que da instrucciones de seguridad y consejos tipo fashion blogger para quedar realmente molón al sostener un bebé en un brazo y un Kalashnikov en el otro.
7. En Taiwán se homenajea al amor
La Navidad en China se celebra de maneras distintas según la zona. Mientras que en Hong Kong se vive como en Occidente pero a lo bestia, en la mayor parte del país ni siquiera es día festivo y, cómo mucho, se ve como una oportunidad para el consumismo y una excusa para comer con amigos en el McDonald’s. En Taiwán, no se sabe muy bien por qué la festividad ha mutado en una especie de día de San Valentín y las parejas jóvenes pasan el día entre regalos, cenas románticas y love hotels. La ventaja: no hay que comprarle regalos a la cuñada. El inconveniente: imagine todo lo malo de San Valentín y añádale villancicos.
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