Médicos Sin Fronteras pide 11 millones a los ciudadanos para frenar el ébola
La ONG, que pone el 60% de las camas en África, se declara “totalmente desbordada” La organización solicitó ayuda a Rajoy el 9 de septiembre y no ha obtenido respuesta
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha declarado esta mañana “absolutamente desbordada” ante la “catastrófica” epidemia de ébola en África occidental y ha pedido urgentemente a los ciudadanos 11 millones de euros para poder seguir atendiendo a los nuevos enfermos en lo que queda de año. “No podemos más”, ha reconocido el presidente de MSF en España, José Antonio Bastos. “Pedimos apoyo excepcional a la población, ya que la comunidad internacional no responde”.
En una rueda de prensa en Madrid en la que ha sido muy crítico con el Gobierno español, Bastos ha denunciado esta pasividad de los países ricos ante los brotes del virus en los países más afectados —Guinea, Liberia y Sierra Leona—, que ya han matado a más de 5.000 personas. Pese a que el primer brote se detectó en marzo y se extendió de tal manera que obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar “una emergencia de salud pública internacional” el 8 de agosto, en la actualidad MSF sigue gestionando el 60% de las camas para pacientes de ébola en las zonas afectadas.
Las declaraciones de intenciones de los países ricos no se traducen en acciones en el terreno, ha criticado Bastos. A mediados de septiembre, Naciones Unidas hizo un llamamiento a las agencias internacionales para recaudar 780 millones de euros para controlar la epidemia. Por el momento, los donantes internacionales han aportado poco menos de la mitad, 385 millones de euros, según las cifras de la organización. “La cifra hasta este momento comprometida y ejecutada por el Gobierno de España es 500.000 euros. Es una cantidad ínfima”, ha denunciado Bastos, que ha recordado que Cuba ha enviado a 160 médicos a la región.
El presidente de MSF ha mostrado una carta fechada el 9 de septiembre en la que exigía ayuda al Gobierno de Mariano Rajoy, con peticiones concretas más allá del dinero, como el envío de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, médicos y bomberos entrenados para trabajar con el ébola, además de solicitar la utilización del aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria como puente aéreo para el transporte de personal y material logístico a África occidental. “No hemos recibido respuesta oficial”, ha asegurado.
Bastos también ha criticado la falta de apoyo al personal sanitario que se juega la vida para contener la epidemia. “Es inadmisible la falta de respeto con la que ha sido tratada nuestra compañera Teresa Romero”, ha manifestado.
El último informe de la OMS calculaba que se necesitan 4.388 camas en los tres países más afectados para llegar al objetivo de aislar al 70% de los casos de ébola para el 1 de diciembre. Hoy, sólo hay 1.126 camas, una cuarta parte de las requeridas, y el 60% de ellas las pone una organización no gubernamental, MSF.
“EE UU se comprometió a desplegar 4.000 soldados para abrir 20 hospitales de ébola. Reino Unido también se comprometió muy pronto. Pero, en este momento, los equipo de MSF en el terreno no vemos nada todavía”, ha declarado Bastos.
Los médicos de la organización se ven obligados a rechazar a enfermos en las puertas de sus hospitales. El antropólogo belga Pierre Trbovic, responsable de la admisión de pacientes en el centro liberiano de Monrovia (el mayor de la historia, con sus 250 camas), explicó así su día a día el pasado verano: “La primera persona que tuve que rechazar fue a un padre que había llevado a su hija enferma en el maletero de su coche. Me suplicó que la aceptáramos, para salvarla a ella y a su familia del contagio. Tuve que irme detrás de una de las tiendas de campaña a llorar”.
“Otras familias llegaban en sus coches, dejaban a su familiar enfermo y se marchaban a toda prisa del lugar. Los abandonaban. Tuve que rechazar a una pareja que llegó con su hija pequeña. Dos horas más tarde, la niña murió delante de nuestra puerta”, recordaba.
La española Carolina López, coordinadora del centro de Monrovia, ha contado por teleconferencia esta mañana otros casos desgarradores, provocados en ocasiones por costumbres locales, como los enterramientos tradicionales en estrecho contacto con los muertos. “Una persona llegó con un familiar ya fallecido al centro. Nos ofrecimos a llevarlo al crematorio, pero se negaron y se la llevaron a casa para enterrarla a escondidas. Una semana más tarde, 12 familiares del fallecido llegaron al centro porque se había infectado. Es una tragedia enorme”, ha detallado. La ONG también lucha contra el estigma que sufren los pacientes que logran vencer al ébola. “Tenemos a bebés que no vuelven a ser aceptados por sus familiares cercanos pese a haberse curado”.
Los médicos de la organización se ven obligados a rechazar a enfermos en las puertas de sus hospitales
Desde el anuncio de la epidemia en marzo, MSF ha recaudado 41,2 millones de euros en todo el mundo para luchar contra el virus, pero calcula que necesita otros 11,5 millones de euros para acabar el año. Para 2015, la ONG estima que requerirá otros 52,7 millones de euros, solo para el ébola. En España, donde MSF tiene 350.000 socios, la población ha donado hasta la fecha unos 750.000 euros.
La campaña para recaudar más fondos, denominada #StopEbola, incluye una web para realizar donaciones y un número, el 28033, para enviar mensajes SMS con las palabras STOP EBOLA. Por cada mensaje se donan 1,20 euros, que se destinarán íntegramente a proyectos contra el ébola, según la ONG.
Como ha explicado Bastos, la epidemia de ébola ha desencadenado una crisis humanitaria compleja que afecta a cientos de miles de personas. “Los sistemas de salud de los tres países están colapsados, no funciona ninguna estructura de salud para tratar enfermedades curables como la malaria, la neumonía y la diarrea. Estamos ante una mortalidad indirecta que será mucho mayor que la causada por ébola”, ha lamentado. Liberia, por ejemplo, tenía tan solo 50 médicos para sus más de cuatro millones de habitantes antes del inicio de la epidemia. Ahora muchos han muerto o se niegan a trabajar por miedo a un contagio.
“Practicar cirugías es un acto heroico: apendicitis, accidentes de tráfico, cesáreas. La mortalidad indirecta por la epidemia de ébola es enorme”, ha remachado Bastos.
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