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Susana Díaz: “No concurriré a las primarias del PSOE”

Bética, de Triana, política de raza. Valor al alza del socialismo español. Es heredera de la escuela sevillana de liderazgo que protagonizó los primeros años de democracia Presidenta de la Junta de Andalucía, es contrapeso al Gobierno conservador de Rajoy

Jesús Ruiz Mantilla
JAMES RAJOTTE

Poeta por afición, presidenta de Andalucía por vocación, determinación, orgullo y larga carrera de fondo, Susana Díaz, pese a sus 39 años, es uno de los referentes en el PSOE actual con más peso. Bética, de Triana, creyente y un tanto apegada al folclore religioso, pero defensora a ultranza de la laicidad. Celosa de su intimidad, pero procelosa de lo público, fan de Alejandro Sanz, enganchada a la novela histórica y al relax que le produce leer a Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, entre otros, la delfina de José Antonio Griñán –que accedió al cargo tras unas primarias poco reñidas después de la dimisión de este– es la mayor de cuatro hermanas provenientes de una familia trabajadora con padre fontanero y madre ama de casa. Estudió Derecho a golpe de beca, se inscribió con 16 años en las Juventudes Socialistas gracias a su profesor Rodríguez de la Borbolla a pesar de haberle montado una protesta como delegada de curso y desde entonces ha exprimido a conciencia la vida del aparato.

De concejal a presidenta de su región, ha recorrido un largo trecho sin cometer muchos errores (esta entrevista tuvo lugar antes del conflicto entre los socialista e Izquierda Unida por el realojo de varias familias en Sevilla). Tiene tirón popular y va elaborando un discurso propio a nivel nacional por si acaso en el próximo congreso socialista de noviembre el destino la llama. Aunque jura, promete, tripite por activa y por pasiva que no se presentará a las primarias. Veremos…

Venía a hacerle preguntas comprometidas, pero ya me han soplado de qué equipo es. Este año no estoy para bromas.

¿La moral alta, aunque el Betis esté como esté? Evidentemente, es una manera de sufrir, como la vida, una alegría que duele.

De su equipo no hablamos más si no quiere. Mientras el Betis baja, Susana Díaz sube. ¿Hacia dónde? Lo del Betis es transitorio. Vamos a disfrutar un poquito el año que viene en Segunda y luego ya veremos.

¿Lo suyo entonces suena más estable? Quiero decir que no es comparable.

¿Cómo se definiría ante alguien que no la conoce? Por más que he leído sobre usted, no he encontrado más que política. ¿No le interesa la política en este momento? Hay que cambiarla un poquito, es cierto.

Pues preséntese. ¿Qué quiere saber?

El asunto de los ERE en Andalucía ha sido bochornoso"

¿Dónde nació? Soy de Triana, barrio con mucha personalidad en Sevilla. Imprime carácter.

¿Qué tipo de carácter? Soy apasionada, aquello en lo que creo lo defiendo, soy muy familiar. ¿Qué quiere que le cuente?

No hablo de mi marido porque no está en política"

¿Apasionada? Pues a mí me habían dicho que era fría. ¿Sí? Creo que no, que eso no está entre mis virtudes.

¿Cómo define la pasión? Defender con firmeza lo que crees. Me identifico con los valores socialistas de forma también firme, creo que más que nunca son necesarios. Eso ha hecho que las partes de mi vida política que has leído no te hayan interesado. Siento haberle aburrido.

No es su culpa. A ver si tenemos suerte. ¿Cuáles son los valores socialistas de los que habla? La solidaridad, la igualdad y la libertad, de manera indisoluble. Para que la gente sea libre, debemos partir de una igualdad y, como no es así, para que se dé eso, debemos tender hacia una solidaridad que lo propicie. Sean personas o territorios. Hemos desconcertado a los ciudadanos cuando nos hemos alejado de dichos principios y eso ha ocurrido en más de una ocasión.

Por ejemplo aquí, en su comunidad, con el asunto de los ERE y ahora el asunto de los cursos de formación. Ha sido bochornoso, me resulta lamentable que alguien venga a aprovecharse de lo que es de todos. Y en el caso de los cursos de formación, hace siete meses decidimos reforzar los controles sobre estas subvenciones incorporando las recomendaciones de la Intervención General y la Cámara de Cuentas. Para ello, pusimos en marcha un proceso de revisión interna de todos los expedientes desde 2007, algo que no se está haciendo en ningún otro territorio. Y quien haya actuado mal, lo va a pagar. Tenga la certeza de que seremos implacables. Eso sí, no voy a consentir que se haga una causa general contra Andalucía, que se ataque a esta comunidad ni a tantas empresas, sindicatos, ONG, ayuntamientos, diputaciones... Y mucho menos que algunos lo pretendan usar como arma electoral.

¿Hasta qué punto ha deteriorado la confianza de su pacto con IU el episodio de las viviendas sociales con el desalojo de la corrala Utopía de Sevilla? No le negaré que han saltado chispas; pero era importante hacer las cosas bien y actuar con justicia social para quien acceda a las viviendas públicas sea quien más lo necesita y no quien grite más y las ocupe ilegalmente. Ambas partes hemos actuado con responsabilidad, sabiendo que, por encima de nuestras diferencias, nos une un interés mayor que es el de dar una respuesta diferente a la crisis, desde el respeto a los derechos y libertades de la gente, desde la igualdad y la solidaridad.

¿Ha visto usted ahí una oportunidad de mandar una señal a navegantes con estilo propio? Lo que sí he dejado claro desde el principio son dos cosas: una, que soy la presidenta de todos los andaluces y andaluzas, tanto de los que protestan como de los que no; y dos, que tanto en éste como en los casos a los que haya de enfrentarme, mi actuación siempre estará guiada por dos principios irrenunciables: la igualdad y la legalidad.

Hemos desconcertado a los ciudadanos cuando nos hemos alejado de dichos principios y eso ha ocurrido en más de una ocasión"

Al final han quedado en tablas. ¿O hay ganador? En todas las decisiones que tomo quiero que ganen son los andaluces, quienes tienen que ganar siempre son quienes más lo necesitan y este Gobierno se tiene que encargar de que esto sea así. Y permítame recordar que este asunto no habría pasado si el Ejecutivo de la nación no hubiera impugnado nuestra Ley de la Función Social de la Vivienda, una decisión que está obstaculizando gravemente la acción de mi Gobierno en favor de los que más lo necesitan.

¿Cómo ha vivido esos episodios, sobre todo los que tienen que ver con la corrupción? Yo no lo he vivido.

Me refiero desde su militancia. Avergüenza a un socialista, ha hecho mucho daño, la gente siente que se han aprovechado de su voto y eso políticamente es grave. Pero es grave eso y es grave toda la corrupción.

¿No es grave también que el PSOE saltara del poder en la época felipista por casos de corrupción y, lejos de haber escarmentado, se hayan reproducido? La corrupción no afecta a un partido, sino a la gente que se aprovecha.

Pero los partidos ¿resultan torpes a la hora de detectar quién puede caer en semejantes prácticas? Ese es otro asunto. Los controles no son suficientes, fallan, cuando hablamos de un pacto de regeneración nos referimos a eso, pero insisto, no fallan los partidos, falla cierta gente que viene a aprovecharse de la política.

¿Y ese pacto debe darse propulsado por una nueva generación, como usted defiende? Estamos en un proceso de una manera también constituyente. Para ese nuevo modelo de país, en los próximos 30 años, una pata importante es la transparencia, la rendición de cuentas, la ejemplaridad y la regeneración política.

Pero eso no tiene que venir solo de parte de una nueva generación. ¿O cuanto más mayor eres, más corrompido estás? No comparto eso.

Solo pregunto. ¿Hay veces que las nuevas generaciones se creen en posesión de una limpieza no tan real? No, pero si debemos reconocer algo a la generación de la Transición es que siendo más jóvenes de lo que yo soy iniciaron un proceso modélico. No va en la edad, va en la generosidad, en la determinación a la hora de defender unos valores.

Al asistir al funeral de Adolfo Suárez, ¿ha tenido la sensación de enterrar algo más? ¿Sigue siendo válido el proyecto que él lideró y levantó? Lo que él representó nos hace mucha falta.

Política y política

Nacida en Sevilla, en 1974 estudió Derecho, una carrera que terminó a fuerza de compaginar su paso por la Facultad con diversos trabajos que le ayudaban a complementar los gastos de su beca. A los 16 años entró en Juventudes Socialistas donde llegó a secretaria de Organización en 1997 y conoció a su actual marido, José María Moriche, con quien lleva 12 años casada. Dos años después, con 25 años, ya entró en las listas al Ayuntamiento de su ciudad y fue elegida concejal. Su gran momento llegó al ser designada por el anterior presidente de la Junta, José Antonio Griñán, consejera de la Presidencia en su Gobierno. Cuando este dimitió, encauzó su candidatura y la designó sucesora.

Pero esa arquitectura de Estado sobre la que se basa un sistema político que parece fallar ahora, ¿cómo se arregla? Él fue un nombre para la historia, pero sobre todo es un referente para los tiempos que vivimos. Se ha defendido el consenso, pero, ante todo, fue valiente, generoso y tuvo la suerte de encontrar una generación que le acompañó. Hoy resulta necesario reforzar todo eso.

¿Por qué uno tiene la sensación de que los políticos han aprovechado la muerte de Suárez para hablar de sí mismos? Ana Botella dice que no hay que esperar a que alguien muera para reconocer sus méritos. Habla de sí misma. Artur Mas que fue audaz para dar pasos que en su momento no se comprendieron. ¿Es necesario sacar partido así? Repito que una de sus cualidades fue la generosidad, hoy se le reconocen méritos, pero es cierto que tuvo momentos malos y difíciles.

¿En esta nueva Transición por dónde habría que empezar? Buscando acuerdos, en este país sobra crispación. En segundo lugar, ser consciente de que hace falta un proyecto para los próximos 30 años. Hay elementos que lo hacen difícil: la tasa de desempleo, la crisis institucional y territorial, pero si fue posible en la Transición y veníamos de una situación más oscura, ¿por qué no vamos a ser capaces nosotros?

¿Capaces de qué? De sostener el Estado de bienestar y convivir en paz. Hay cosas que redefinir, sí, el estado de las autonomías que ha dado de sí lo que ha dado. Soy de una tierra que fue clave y que a la singularidad unió la igualdad. Se han hecho cosas impensables como pasar de una generación de padres analfabetos a hijos titulados superiores. Todo eso merece una continuidad. ¿Cómo conseguirla? Con encuentro y aparcando diferencias.

¿Si mira su infancia en Triana ve todo eso? Soy de familia numerosa, trabajadora, mi padre fontanero, mi madre ama de casa y yo, la mayor de cuatro hermanas. Eso te carga de responsabilidad y te determina el carácter.

Vivirían con lo justo. Evidentemente, el papel de mi madre en esa época me recuerda el que muchas mujeres juegan hoy, todavía me ayuda a conciliar lo personal y lo laboral. Son un colchón que ayuda a complementar el Estado de bienestar.

¿Cómo es eso de que su madre le ayuda a conciliar vida familiar y laboral? Se supone que dicho supuesto viene cuando tiene hijos. Yo aún no los tengo, pero ella me ayuda en muchas cosas. Desde que te pones mala y te trae el puchero o a resolver cosas domésticas, ¿tú no te has puesto enfermo alguna vez y tu madre te ha traído el puchero? Pues eso.

¿Qué es la familia? Para mí, muy importante y, en general, en este país, el carácter de pertenencia, a la familia, a la tierra, sigue siendo fuerte. Algunos lo usan para separar y yo creo que debe servirnos para unir.

Así que piensa tener hijos. Claro, cuando la cigüeña y yo nos pongamos de acuerdo.

¿Ahora que empieza en serio su carrera política? ¿Si fuera hombre me preguntaría eso?

Exactamente igual. Bien, vale.

¿Cocina en casa? Sí, claro. Y mi pareja también, él dice que mejor que yo.

Él estuvo en paro hasta hace poco. Sí, casi un año, es lo normal en estos tiempos, ¿no?

No habla usted mucho de su marido. Porque no está en política.

Ya, bueno, pero es su marido. ¿Cómo le resulta convivir con la presidenta de Andalucía? Igual que cuando no lo era, pero con un poco más de sacrificio en el tiempo que dedico a la familia.

¿Cómo se conocieron? En las Juventudes Socialistas, entré muy pequeña, con 16 o 17 años. Pero eso es mi esfera personal y privada. No entiendo que tenga que llegar hasta ese ámbito.

¿Por qué no? ¿Recuerda lo de Zapatero con Sonsoles, que se resistían mucho a la exposición pública? ¿No le resultaba aquello muy tenso? Tómeselo como algo aburrido.

Divirtámonos. Pues cambie de tercio.

¿Cómo es él? Un hombre extrovertido.

Es que no se le ve ni en fotos. ¿También es del Betis? Sí. ¿Cómo es? Un chico de mi barrio, le gusta la música, la cocina, el fútbol, costalero de la Esperanza de Triana…

Apenas hemos hablado de Andalucía. Pues venga.

No, no importa. Lo tratado forma parte de sus futuras aspiraciones. Lo andaluz forma parte de España.

¿Me va a decir que no se va a presentar a las primarias de su partido? No voy a concurrir.

¿Ni siquiera más tarde? ¿Si se plantea más tarde es porque usted da por seguro que no se puede ganar en 2015? Yo aspiro a eso.

¿Maratoniana? Dicen que soy trabajadora incansable, un poco prusiana. Pero estoy convencida de que podemos ganar en 2015.

¿Con qué cartel? Vamos a ver qué deciden no ya los compañeros y las compañeras, sino los simpatizantes que quieran votar en el proceso de primarias. Eso puede ser un hito, es una apertura del PSOE a la sociedad muy importante. Invitar a los ciudadanos a que elijan con nosotros el cartel.

¿No será poco con esa propuesta? No para el PSOE.

Tanto en lo que se refiere a su partido y al resto de formaciones tradicionales, ¿cree que van al mismo ritmo que las sociedades que pretenden gobernar? Es cierto. Pero eso va más allá de lo que un solo partido pueda hacer.

¿En qué sentido? Pues eso, en responsabilidad, en rendición de cuentas, no puede ser que existan listas cerradas y que concurran como representantes personas que ni se conocen en esas circunscripciones. No puede ser que haya tanta distancia entre los partidos y la sociedad en su conjunto, que nos perciban como a una casta.

¿Usted se considera una política cercana, habiendo ejercido cargos desde el principio de su carrera? No tiene que ver militar o ejercer la política con ejercer cargos.

¿Qué ha hecho en la vida, aparte de estar metida en política? Desde dar clases a niños a vender cosméticos por las casas, de todo para pagarme los estudios porque una beca, en una familia trabajadora, no era suficiente. He tenido que hacer lo que fuera para ayudar en casa y al tiempo estudiar. Pero es cierto que desde muy temprana edad he ejercido cargos en política, ocurre que hay quien ha querido identificarme como una mujer de partido. Tengo un profundo respeto al partido, pero mayor respeto a la tierra a la que en estos momentos represento. Hay gente que se ha dedicado a ganar dinero y fama, y otra gente que se dedica al ejercicio de lo público.

¿Y desde ese ejercicio se puede aprender lo que es la vida? Si te encierras en un despacho porque te resulta menos molesto eso que escuchar lo mal que lo pasa la gente, no tendrás el pulso de la realidad. Yo vengo de una familia trabajadora. Me he educado con becas y hoy tengo el orgullo de representar al sistema y lo que quiero es que los que vengan detrás tengan las mismas oportunidades que he tenido yo. Eso hoy está en peligro.

¿Qué? La Educación, la Sanidad, tienen que salir los ciudadanos a la calle, está en peligro el sistema de Dependencia, de Pensiones. Yo creo que eso es sostenible, pero hacen falta acuerdos y pactos. La derecha ha encontrado una excusa: la crisis. Y esta es su oportunidad para desmantelar el sistema. Dicha estrategia crea descontento y la gente sale a la calle a defender, sobre todo, el sistema de bienestar, que es un sello socialista. Hay que estar a la altura de lo que la gente espera de nosotros.

Desde Andalucía, ¿qué le gustaría demostrar al resto de España? Que hay otro camino.

¿Con cifras? Hemos cumplido con el objetivo de déficit, aunque no estoy de acuerdo con el reparto. Pero somos gente cumplidora y hemos respondido. ¿Cómo? Blindando el Estado de bienestar. Aquí no se privatizan hospitales, ni se cierran centros de salud, al revés. En Educación, igual. Mantenemos las becas de gratuidad a los libros de texto y las becas de transporte. A costa también del bolsillo de los profesionales de esos sectores, pero la prioridad era mantener esos servicios. Aunque yo tengo aquí otra urgencia que es el empleo –nuestra tasa es insoportable– con iniciativas que se han entendido más y menos.

¿Como cuáles? Pues que chocara que buscase alianzas con las principales empresas de este país. Pero me parecía fundamental si quería que Andalucía fuera una tierra de confianza y atractiva a la inversión. Hubo decisiones políticas que no apostaron porque se establecieran las grandes industrias, necesitamos que las empresas ganen tamaño y otras se instalen para generar empleo. Esa es mi prioridad. El empleo da dignidad.

¿Está convencida de que Andalucía puede convertirse en una región industrial? Estoy convencida de que puede crear a gran velocidad empleo en España. Lo hemos demostrado en este año. Tres de cada cuatro afiliaciones a la Seguridad Social en este país se han producido en Andalucía. Destruimos empleo a gran velocidad, pero también lo creamos. ¿Cómo? Generando confianza en sectores potentes como el agroalimentario, líder de las exportaciones y que debe retener más valor añadido. Mejorando la oferta turística, rompiendo la estacionalidad, el turismo de sol y playa, generando construcción sostenible, también en el sector aeronáutico.

¿Cómo sueña un político el futuro? Yo quiero que Andalucía, que ha recibido mucha solidaridad, crezca y sea capaz de devolver parte de lo conseguido. Eso significará que los andaluces tendrán un futuro mejor que el presente que viven y que seremos una tierra competitiva. Aquí hay talento y sabemos disfrutar de la vida. Me dan rabia los tópicos, podemos mirar al futuro así.

¿Hasta cuándo vamos a tener que esperar para que un político andaluz no forme parte de una cofradía para que le vaya mejor? Eso pertenece a la esfera personal. No hay que confundirla con la pública. Para mí, cristiana y creyente, forma parte de lo íntimo.

¿Hasta el punto de llevarlo al folclore? Eso es tópico. Hay una riqueza importante de religiosidad popular, pero no quita para que yo defienda la separación Iglesia-Estado. No se pueden imponer las creencias privadas en lo público. ¿Qué está pasando con la ley del aborto? Estoy radicalmente en contra del proyecto. Nadie puede decidir por las mujeres.

¿Fue el anterior presidente Griñán lo que podíamos considerar su mentor? Griñán era mi secretario general y yo su secretaria de organización y consejera de la Presidencia. Es una gran persona y he aprendido mucho de él.

¿Cómo le mira Rubalcaba tras apoyar a Carmé Chacón? ¿Me tiene que mirar mal?

No sé, ¿usted qué nota? Tengo buena relación con él. Apoyé a Chacón, en ese momento era bueno como proyecto. Perdí y, como el resto, al día siguiente apoyamos al secretario general elegido por la mayoría. Así somos los andaluces, gente muy sincera y muy leal.

¿Cree que el PSOE puede ganar las elecciones con Rubalcaba como líder? En 2015 podemos, a ver quién se presenta. ¿Ha dicho él que se quiera presentar? No. Pues esperemos.

Entre su potencial electorado habrá gente que quiera saber a quién va a votar. ¿Cuáles son los tiempos? El congreso de noviembre. Aparte del proceso de primarias abierto, espero que se abra el partido a la gente.

¿Pero, usted, al PSOE, le pone en un futuro cercano cara de hombre o de mujer? Valoráis muchos nombres, pero que yo sepa, aún no ha habido ninguno que diga, bueno, aquí estoy, ¿no? Voy a esperar a que se manifiesten.

¿Usted? Yo, no. Seguiré en Andalucía y después del congreso habrá un candidato o candidata por el que trabajaré para que sea el futuro presidente de España.

¿Cuál es su sueño? Que Andalucía sea tierra de oportunidades, que los jóvenes no tengan que marcharse y devolver los apoyos recibidos.

¿Cuál es su ambición? Cumplirlo…

Ambición personal. Yo ya he llegado donde no había soñado: ser presidenta de mi tierra.

¿No saldrá de aquí? Llevo siete meses.

A lo mejor le llama el destino para otras cosas. ¿Le parece poco lo que nos queda por delante? Esto es un reto. No me voy a presentar a las primarias. No sé ni cómo me andáis preguntando eso.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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