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PERSONAJE

Duelo consigo mismo en la pantalla

Daniel Radcliffe amasó fama y fortuna como el joven protagonista de ‘Harry Potter’. No le preocupa el éxito comercial, sino hacer obras que querría ver Ahora estrena junto a Jon Hamm una serie desde la Rusia profunda

Daniel Radcliffe se enfrenta en un duelo de personalidades a John Hamm (Mad men).
Daniel Radcliffe se enfrenta en un duelo de personalidades a John Hamm (Mad men).

Hasta los magos tienen sueños aparentemente imposibles. Daniel Radcliffe, el niño que con su mirada traviesa y azul convirtió en oro las ocho películas en las que interpretó a Harry Potter, se enamoró hace años de las obras completas de Mijaíl Bulgákov. Llegó incluso a esbozar una adaptación propia para el cine de El maestro y Margarita, considerada la obra cumbre del escritor ruso; después devoró todos sus libros e incluso visitó la casa en la que residió en Rusia en una peregrinación más propia de un creyente que de un simple admirador. Pensó a menudo en lo increíble que sería poder interpretar a alguno de los personajes del fascinante universo literario del escritor, pero secretamente sentía que era una obsesión muy peculiar y que difícilmente encontraría en su profesión alguien con quien compartirla. Hasta que Jon Hamm, el protagonista de Mad men, llamó a su puerta con el proyecto Diario de un joven doctor. Ni los productores de esta miniserie británica ni Hamm, la primera estrella que ficharon para protagonizarla, conocían la pasión de Radcliffe por este autor cuyo club de fans no ha parado de crecer desde la caída de la URSS. Toda la serie, que se ha estrenado en España en televisión online, podrá verse a partir de este martes, 23 de abril, en wuaki.tv solo para suscriptores.

Mis padres trabajaban en la industria y conocían sus males. Hicieron todo lo posible por alejarme de Hollywood” Daniel Radcliffe

Basada en el libro homónimo, donde el escritor relataba experiencias reales, la serie, de cuatro capítulos, muestra a Radcliffe encarnando a un joven médico al que envían a trabajar a un hospital de provincias en plena revolución rusa. Allí tendrá que enfrentarse a su inexperiencia y a sus propios demonios personales. Uno de esos demonios es la morfina, a la que se hace adicto a lo largo de la serie, que arranca con ese joven e inocente doctor que da sus primeros pasos profesionales y finaliza con otro cuya personalidad se ha oscurecido y agrietado, a quien da vida el enigmático Hamm. Pero tanto él como Radcliffe son las dos caras de la misma moneda, por lo que a lo largo de la serie son frecuentes las apariciones de Hamm en el presente del joven médico, en un juego psicológico de encuentros y desencuentros que hace de la serie un excelente duelo de personalidades.

“La suerte que tenemos en Reino Unido es que no estamos sometidos al yugo de los 13 o veintitantos episodios como en Estados Unidos. Las televisiones tienen libertad de formatos, y por eso esta historia se ha contado en cuatro capítulos”. Radcliffe, con el entusiasmo que le caracteriza, lo explicaba este invierno durante una ronda de entrevistas de promoción en su Londres natal, ciudad que antes o después cambiará por Nueva York. “Tengo ganas de pasar allí una larga temporada, la energía que tiene esa ciudad es extraordinaria. Y se produce muy buen cine”. Lo dice levantando las cejas y abriendo mucho esos enormes ojos azules. Le guste o no, nunca podrá huir del rastro dejado por Harry Potter, que se filmó en Londres a petición de sus padres, evitando así que entrara en ese lugar que ha resultado siempre arriesgado y perverso para los niños-estrella: Hollywood. “Fue una de las muchas condiciones que impusieron mis padres para dejarme protagonizar Harry Potter. Trabajaban en la industria y conocían sus males. Creo que como mucho habré pasado allí un total de tres semanas. No es un lugar que me interese para vivir”, afirma con absoluta convicción.

Radcliffe interpreta en esta nueva serie a un joven e inocente doctor que da sus primeros pasos en un hospital en la Rusia de la revolución.
Radcliffe interpreta en esta nueva serie a un joven e inocente doctor que da sus primeros pasos en un hospital en la Rusia de la revolución.

Sin embargo, al terminar el rodaje de Potter, lo primero que hizo fue subirse a un avión con destino a la tierra prometida del cine. Era una cuestión de supervivencia, dice. “Se habló tanto de si sería capaz de demostrar que era un buen actor que incluso yo me agobié. Pero tenía dos alternativas: sentarme a esperar a que llamaran a mi puerta o salir a buscar trabajo, así que me fui a Holly­­wood, me entrevisté con productores y directores y enseguida firmé para hacer La mujer de negro. Desde entonces no he parado”.

A sus 23 años, y con una fortuna que según diversas fuentes podría rondar los cuarenta millones de euros, es uno de los diez jóvenes más ricos de Reino Unido, más incluso que los príncipes Guillermo y Enrique. Siendo actor, una profesión siempre inestable, eso le da muchísima libertad. “Nunca volveré a hacer una película comercialmente tan exitosa como ­Harry Potter. Creo que toda la saga ha generado más de 5.300 millones de euros, así que no tengo que volver a preocuparme por el éxito comercial, ya he demostrado que puedo ser parte de ello. Pero ahora puedo escoger trabajar en las películas que me gustaría ir a ver, proyectos que me entusiasmen sin necesidad de preocuparme de cómo funcionarán. Estoy seguro de que los espectadores de Kill your darlings no serán masivos, pero para mí lo importante es que es una gran historia que a mí me gustaría ver y que le va a mostrar a la gente una cara desconocida de Allen Ginsberg”.

Se habló tanto de si sería capaz de demostrar que era buen actor que me agobié. Tenía dos opciones: quedarme esperando o salir a buscar” Daniel Radcliffe

En la película, que se estrenó en el pasado festival de Sundance con éxito de crítica, interpreta precisamente al poeta estadounidense en un filme que recorre los años jóvenes de la generación beat. “Siempre me ha interesado la poesía, incluso he publicado libros bajo seudónimo cuando era adolescente”. Por eso conocía bien al personaje y toda su obra, y por eso cuando se le pregunta si cree que hoy sería posible que existiera un Ginsberg, su respuesta es rotunda. “No. A Allen Ginsberg se le descubría poco a poco. Él no hacía nada para que tú lo encontraras. Hoy existen las redes sociales y es prácticamente imposible construir contracultura, todo se promociona o se autopromociona. Hasta la contracultura actual es parte de la cultura de masas”, afirma. “Creo que ha sido mi mayor reto profesional, me ha obligado a salir de mi zona de confort. En Harry Potter estaba tan cómodo que aprender algo nuevo se volvió difícil. Siempre arropado por gente que conocía, incluso rodando La mujer de negro aún conocía a parte del equipo. Sin embargo, en Kill your darlings me encontré lejos de Londres, rodeado de desconocidos, y eso me obligó a aprender a interactuar con el equipo y a mejorar. Un gran paso en mi formación”.

Radcliffe, quien pasó una temporada oscura dejándose mecer en los brazos del dios Baco, ingiriendo alcohol en cantidades tan desmedidas como habituales para un adolescente inglés, ha entrado definitivamente en la edad adulta. “Me preocupa ser un buen actor y lo estoy tratando de conseguir. Creo que el trabajo duro es más importante que el talento. El pináculo sin duda es tener ambas cosas y tuve la suerte de que alguien vio algo en mí. Pero ahora lo importante es ponerme retos para seguir creciendo. Y lo estoy consiguiendo: ya no me avergüenzo cuando me veo en la pantalla”.

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