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64º Festival de Cannes

"No sé si repetiría: esto me dejó exhausto"

Brad Pitt se rinde ante el genio del director y explica su perfeccionismo sin límite

Gregorio Belinchón

Brad Pitt lleva escote. También cerebro, y en Cannes ha llamado la atención tanto por lo primero como por lo segundo. De blanco impoluto, americana y jersey con profundo cuello de pico, melenilla engominada y gafas de pasta, el estadounidense lleva mereciendo desde hace unos años un Oscar que avale su carrera, cada día más arriesgada. "Me gustan dos tipos de películas: las que se hacen grandes preguntas y las muy divertidas", comentaba ayer en Cannes. Obviamente, Terrence Malick no se dedica a la nueva comedia americana, y El árbol de la vida, presentada ayer en el festival tras cinco años de trabajo (es su quinto largometraje en casi 40 años de carrera), reflexiona sobre la creación de la vida y del universo. Pitt, que comparte reparto con Sean Penn, encarna a un padre opresivo de tres niños, un tipo muy religioso y sin matices. "Malick me parece extraordinario en su capacidad para mezclar una microhistoria, la de una familia en un pequeño pueblo de Tejas, con la macrohistoria del nacimiento del cosmos", dice el actor. Pero también confiesa sus dudas tras trabajar en una película tan compleja: "No sé si volvería a repetir un rodaje como este, me ha dejado exhausto. Terrence capta lo que pasa cada día, filmando con luz natural. Está siempre a la caza de los felices accidentes que puedan ocurrir. De Malick he aprendido que debes vivir el momento en el rodaje, que no puedes planificar el futuro de forma muy concreta". Ayer, en Cannes, Brad Pitt (Shawnee, Oklahoma, 1963) toreó con elegancia las preguntas más comprometidas, para ahondar en las cinematográficas. Si le hablaban de la educación de sus múltiples hijos con Angelina Jolie, bromeaba, en un paralelismo con su personaje: "Les pego habitualmente". Sin embargo, si se cuestionaba el mensaje de la película, la charla se alargaba: "En El árbol de la vida vemos que el sueño americano, conforme lo entendíamos cuando crecíamos, no funciona". Tres hijos, misas los domingos, niños atemorizados... la película bucea en la América profunda, en el Misuri de Pitt y en el Illinois del ausente Malick (no tuvo a bien desplazarse a Cannes). "Por supuesto que hay elementos autobiográficos de Terrence y míos

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[Pitt creció en una familia cristiana casi extremista en Springfield, Misuri], pero no es un espejo en el que nos reflejamos. Aunque por mi infancia, crecí con muchas de las preguntas que se hacen en la película y sentí que el guión me hablaba".

El árbol de la vida tenía previsto su estreno en el Cannes del año pasado. El retraso ha sido necesario para completar todos los efectos digitales y las imágenes creadas por ordenador. "La estructura no se parece a nada que haya visto antes, esta película no ha tenido el periodo de gestación normal", explica. El resultado lo demuestra, y Pitt acaba construyendo la tensión de su personaje desde su nuca: el rostro bonito también interpreta de espaldas.

Brad Pitt posa ante los fotógrafos minutos antes de la presentación en Cannes de <i>El árbol de la vida.</i>
Brad Pitt posa ante los fotógrafos minutos antes de la presentación en Cannes de El árbol de la vida.PASCAL LE SEGRETAIN (GETTY)

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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