Pugna por el insólito legado de Picasso
Un antiguo electricista del pintor muestra 271 obras valoradas en 60 millones que dice que el artista le regaló - Los herederos le acusan de robo e inician acciones legales
Un electricista jubilado guardaba en un pueblito del sur de Francia desde hacía más de cuarenta años 271 obras auténticas de Picasso, valoradas en más de 60 millones de euros. Tras intentar autentificarlas en París, el viejo electricista -y su mujer- se encuentran denunciados por robo por la familia del pintor y con los cuadros a buen recaudo en la caja fuerte de una comisaría especializada en delitos artísticos a la espera de la decisión de un juez. Esta es la historia:
El 14 de enero pasado, Claude Picasso, el hijo del pintor y administrador de la herencia del pintor, recibió una sorprendente carta en su oficina de París. Un tal Pierre Le Guennec le pedía un certificado de autenticidad para 26 obras inéditas de Picasso y acompañaba la solicitud de unas fotografías de no muy buena calidad. El 30 de abril, el hijo del pintor recibió otra remesa de malas fotografías y otro texto asegurando que se trataba otra vez de obras de Picasso. También en esta ocasión Le Guennec, de 71 años y residente en una pequeña casa de Mouans-Sartoux, un pueblo de la Costa Azul cercano a Mougins, última residencia de Picasso, le reclamaba el certificado de autenticidad. Según publicó ayer el diario Libération, Claude Picasso, intrigado por la revelación, se puso en contacto con Le Guennec y le pidió una cita aduciendo que le era imposible calibrar el origen de los cuadros -y su valor- si no los veía personalmente.
"Si es sustraído, para qué meterse en la boca del lobo", dice el abogado del jubilado
El 9 de septiembre, Le Guennec y su mujer se presentaron en París cargando una maleta. De ella, para estupefacción del hijo del artista y de varios colaboradores expertos, surgieron, entre otras maravillas, cuadernos llenos de dibujos, litografías, deliciosos retratos a tinta de la primera mujer de Picasso, Olga Khokholova, collages cubistas que por sí solos valen 40 millones de euros, acuarelas del periodo azul, bocetos de manos, caricaturas, estudios para Las tres gracias dibujos y paisajes. Todo llevado a cabo por Picasso entre los años 1900 y 1932, uno de los periodos más productivos del artista. Los expertos concluyeron, tras examinar el cargamento de la maleta durante tres horas, que nadie en este mundo podría haber imitado tan perfectamente tantas técnicas diferentes y que se encontraban ante una inesperada montaña de picassos tan auténticos como desconocidos. E hicieron a Le Guennec la pregunta pertinente: ¿cómo es que todo esto obra en su poder?
Le Guennec respondió que en los últimos tres años de vida del artista, que falleció en 1973, se ocupó de las instalaciones eléctricas de su tres residencias en Cannes y en Mougins, cerca de Cannes, y que se encargó de colocar, entre otras cosas, varias alarmas antirrobo. Las obras que contenía la maleta procedían de un regalo que le hizo el artista poco antes de morir, explicó entonces. A la policía que investiga el asunto les ha dado otra versión, siempre según Libération, asegurando que quien en realidad se las regaló fue su última esposa, Jacqueline Roque, fallecida en 1986.
Tras reunirse, los seis herederos del pintor han decidido denunciar al electricista por robo. A juicio de los familiares de Picasso, es imposible que el artista, obsesionado por conservarlo todo, regalara una cantidad así de obras suyas, la mayoría sin datar, ninguna de ellas dedicada e, incluso, algunas sin terminar. Así lo explica Claude Picasso, hijo de la relación que el pintor mantuvo con Françoise Gilot, a Libération: "Él guardaba todo, los billetes de metro, las entradas de una obra de teatro, o de una corrida de toros. Incluso las cuerdas que envolvían el correo que le traían cada día... Él pensaba que todo podía servir. Casi 200.000 objetos suyos se han conservado e inventariado [...]. Y dar así, un regalo de este calibre, no se tiene en pie, francamente. Todo eso era parte de su vida. Él era generoso. Pero también databa y dedicaba siempre sus regalos. Y Jaqueline podría haber regalado una postal o un libro pero todo eso... Está fuera de lugar".
Por lo pronto, la policía se ha incautado del tesoro. Se guarda en la caja fuerte de las dependencias de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales, en Nanterre. Ahí permanecerá hasta que un juez decida a quién pertenece. A la segunda pregunta del millón, esto es, por qué ha esperado tanto tiempo Le Guennec para sacar a la luz estas obras, Libération desliza una explicación tras hablar con el abogado de los herederos de Picasso: tal vez trate así de eludir la cárcel gracias a la prescripción del delito.
Le Guennec y su esposa se encuentran actualmente en su casa de Mouvans-Sastoux. Su abogado, Evelyne Rees, recordaba ayer que no pesa todavía ningún cargo contra ellos, salvo la denuncia. Y añade el tercer interrogante de la historia: "¿Por qué, si todo era robado, se iba a meter él solo en la boca del lobo después de 40 años?".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.