Sylvain Cambreling dirige por primera vez a la Orquesta Nacional de España
La primera visita de Sylvain Cambreling durante este fin de semana -hoy es la última actuación retransmitida en directo por Radio Clásica de Radio Nacional de España- a los conciertos de la Orquesta Nacional de España, dentro del ciclo Música y Naturaleza, había levantado un interés especial no solamente por un programa que contemplaba obras con referencia a mares -los cuatro interludios marinos de Peter Grimes, de Britten- o ríos -la Sinfonía número 3, de Schumann, apodada Renana, en alusión al Rin y los habitantes de sus orillas-, sino también por dos valores añadidos de los que despiertan irresistible curiosidad.
El primero de ellos tiene que ver con la particularidad de que el director francés va a dirigir una o dos óperas al año en el Teatro Real a partir de la próxima temporada, al ser uno de los maestros favoritos del nuevo director artístico, Gérard Mortier, en una colaboración que viene de lejos, desde la década de los ochenta del pasado siglo en el teatro La Monnaie de Bruselas, y que posteriormente ha continuado en el Festival de Salzburgo, la Trienal del Ruhr o la Ópera Nacional de París.
El segundo valor añadido está ligado a la actualidad más inmediata al haber conseguido Sylvain Cambreling en el último Midem el primer premio de música contemporánea por su grabación en ocho volúmenes de la integral de música para orquesta de Messiaen en el sello alemán Hänssler con la Sinfónica de la Radio de Baden-Baden y Friburgo, SWR, de la que es titular.
Precisamente con esta orquesta clausurará la primera temporada madrileña de Mortier, con varias representaciones de la ópera San Francisco de Asís, de Messiaen, en la Caja Mágica.
Cambreling -que esta primavera se hace cargo como titular de la Sinfónica Yomiuri Nippon de Tokio, trabajo que alternará con su orquesta alemana- ya había deslumbrado en Madrid con anterioridad por sus conciertos al frente del Klangforum de Viena. La música contemporánea es, de hecho, uno de los terrenos que pisa con fuerza.
Otro es la ópera, y a la memoria viene de inmediato su ejemplar entrega al frente de la Orquesta del Liceo de Barcelona para sacar adelante con solvencia Katia Kabanova, de Janácek, en 2002.
En los conciertos con la Orquesta Nacional acompañó con gran limpieza a la joven y virtuosa violonchelista polaca Marie-Elisabeth Hecker en el Concierto num. 1, en la menor, de Saint-Saëns, que realizó una versión descriptiva y suavemente contrastada de los interludios marinos de Britten y planteó una Tercera, de Schumann, sin ningún tipo de retórica, fluida y ligera en el desarrollo, además de elegante en el sonido. El público del viernes recibió el concierto con gran calidez tanto hacia el maestro y la solista como hacia la orquesta.
Babelia
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