Tutankamón pudo morir por un accidente de carro
Nuevas evidencias refuerzan la hipótesis de una caída desde el vehículo
Conducir carros era una actividad peligrosa en la antigüedad. Todo el que haya visto Ben-Hur estará de acuerdo. Más aún en el caso de los veloces y ligeros carros de guerra egipcios, con los que cualquiera podía romperse fácilmente la crisma -a diferencia de las cuadrigas romanas, los carros faraónicos, introducidos en Egipto por los invasores hicsos e incorporados de manera relevante al ejército en tiempos de Ahmose (1550-1525 antes de Cristo), eran bigas de dos caballos-. Una teoría con ya muchos años hace de Tutankamón la víctima más famosa -junto con el ficticio tribuno Mesala- de esos fascinantes vehículos. Formulada en 1992 por el estudioso Dennis C. Forbes, apuntaba a que Tutankamón pudo morir como consecuencia de una caída desde su carro tras lo cual su propio vehículo u otro le habría pasado por encima, aplastándole el torso. Ello explicaría, según decía Forbes, la falta de algunos huesos del pecho en la momia del pobre Tut. Durante tiempo, la teoría quedó como eso, teoría. Ahora, nuevas pruebas, desveladas en un documental de Channel Five, apuntalarían la hipótesis del accidente de carro.
De nuevo, las pruebas son circunstanciales y en absoluto despejan definitivamente el enigma de la muerte de Tutankamón, una muerte con la que se ha especulado tanto como con la de Kennedy, aunque, según los últimos análisis efectuados a la momia en 2005, parece descartarse que se haya tratado de un asesinato. En ese último examen se descubrió una fea fractura en la pierna izquierda que podría haber provocado la muerte del rey y que es compatible, se recalca en el nuevo documental, con un accidente de carro que se habría producido durante una cacería.
La parte más interesante del documental es la del nuevo estudio de los carros (seis) hallados desmontados en la tumba de Tutankamón. Dichos carros, según la investigadora del Museo de El Cairo Nadia Lekma, muestran evidencias de haber sido utilizados con frecuencia sobre el terreno y no ser puramente ceremoniales (los carros egipcios no eran sólo armas, sino también vehículos de ocio, objetos de prestigio y transporte sagrado de faraones y dioses). Un corselete hallado entre las ropas de Tutankamón sugiere, según Lekna, que era un chico deportivo que acostumbraba a conducir sus carros él mismo, pues serviría para proteger el abdomen, muy expuesto en caso de accidente. Entre los especialistas que avalan la teoría está el máximo responsable de las antigüedades egipcias, Zahi Hawass, que, coincidiendo con la ola de tutanmanía que va a desatar la próxima exposición de los tesoros del rey en Londres, proyecta exhibir públicamente la momia por primera vez en su tumba del Valle de los Reyes.
Babelia
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