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La tradición literaria europea anima el debate del Pen World Voices

El festival finaliza con un homenaje al nobel polaco Czeslaw Milosz

Europa, la vieja dama que acunó a personajes como Romeo y Julieta, Don Juan o Fausto, se convirtió el jueves en el campo de batalla en el que el holandés Cees Noteboom, el español Rafael Chirbes y los rusos Andréi Makine y Víktor Erofeyev se lanzaron dardos sobre la existencia o no de una literatura europea. Fue uno de los debates más animados del Festival Pen World Voices de Nueva York, que durante siete días ha reunido a la élite mundial de los escritores y que finalizó ayer con un homenaje al premio nobel polaco Czeslaw Milosz.

Rafael Chirbes se erigió en el quijote solitario de un encuentro titulado Voces de la nueva Europa, en el que sus compañeros defendieron el concepto de literatura europea, algo que llevó a Chirbes a preguntarse: "No sé si estoy en una mesa con políticos financiados por la UE o con escritores. Yo no creo que haya una literatura europea, africana o asiática. El escritor tiene su patria en toda la literatura, lo demás son opciones políticas". A Noteboom esa negativa a aceptar las diferencias culturales que demarcan las fronteras entre los diferentes continentes de la escritura no le gustó. "Claro que existe una literatura europea, como existe la africana. Europa es un lugar extraño en el que amaneces en Italia leyendo un periódico en italiano y puedes acostarte en Estocolmo sin entender una sola palabra, y aun así tenemos mucho en común. El problema es que la gente, a veces, por intentar salirse del cliché, no ve las cosas como son". Su defensa fue sutil y sorprendente: en su texto de apertura del debate resucitó a todos los personajes de la tradición literaria europea y los puso a discutir sobre el tema. Y los Dráculas, Hamlets y Joseph K de la literatura decidieron, a través de Noteboom, escoger a Borges "como el más europeo de los escritores no europeos, el hombre que eliminó las divisiones entre ficción y realidad".

El polémico debate también estuvo aderezado por los irónicos desencuentros entre los dos rusos. Makine, emigrado a Francia, defendió que Rusia pertenece a Europa y alabó al presidente Vladímir Putin. Erofeyev, aunque reconoció la conexión de la tradición literaria de su país con el Viejo Continente, afirmó que su país "no es parte de ningún sitio. No somos Asia, ni Estados Unidos, ni Europa. Es donde el Este y el Oeste se unen, y por eso es único. Es un paraíso para los escritores y una pesadilla para sus habitantes", dijo, responsabilizando a Putin de ello.

Los debates que se han celebrado a lo largo de la semana han llevado los libros en catalán de Jordi Puntí Garriga hasta librerías históricas como el Housing Works Used Books Café, y las palabras en chino de Bei Dao hasta el clásico Strand Book Store. En las aulas universitarias también se han escuchado múltiples idiomas, que el jueves adquirieron protagonismo en la New School University en otro agitado encuentro en el que se debatió sobre si es la nación o la lengua en la que se escribe la que define al escritor. Salman Rushdie, de origen indio y que escribe en inglés, rechazó la definición de escritor posnacional que titulaba el debate y defendió que "el país en el que trabaja un escritor no influye en la calidad de su trabajo. Es perfectamente posible escribir basura sin salir de tu casa". El estadounidense Eliot Weinberger dijo pertenecer al modelo "que escribe en neoyorquino y que funciona mejor gracias a las traducciones, ya que me publican más fuera que dentro de mi país". También negó el concepto de escritor posnacional y recordó el dilema que se le plantea al creador: "¿Un indio que escribe en inglés debe hacer que sus personajes cocinen con mantequilla o con sus productos autóctonos?". La respuesta la dio Rushdie. "Yo no entendía los términos judíos de los libros de Philiph Roth. Pero hay cosas que son parte de nuestro bagaje cultural. Y un indio nunca cocinaría con mantequilla".

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