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Putin se compromete a duplicar el tamaño de la economía rusa para 2010

Pilar Bonet

El presidente ruso, Vladímir Putin, se marcó ayer ambiciosas metas, tales como batir récords mundiales de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para disminuir la pobreza, que hoy afecta a 30 millones de sus conciudadanos, y resolver los acuciantes problemas de vivienda, sanidad y educación. Su discurso sobre el estado de la nación se caracterizó por la autocomplacencia por el desarrollo económico de Rusia durante su gestión. Putin marcó una nítida línea divisoria con sus predecesores y dijo que, tras una época de "destrucción" del viejo sistema y otra de "desescombro" de las ruinas, Rusia ha podido en los últimos cuatro años compensar parcialmente el derrumbe económico de los noventa, sin recuperar aún el nivel de 1989. "Hoy tenemos la experiencia suficiente y los instrumentos necesarios para plantearnos tareas verdaderamente a largo plazo", sentenció.

Revisando a la alza sus metas del año pasado, Putin se mostró partidario de duplicar el PIB de Rusia para 2010 y no para 2013. Esto ha de ser posible, según dijo, si se mantiene el actual ritmo de crecimiento de la economía, que en los primeros cuatro meses de 2004 ha sido del 8% (en relación al mismo periodo de 2003). También consideró posible reducir al 3% la inflación anual y tener condiciones para la convertibilidad del rublo dentro de dos años.

La economía rusa crece sobre todo gracias a las exportaciones de petróleo, que aumentaron un 18,1% durante el primer trimestre de este año, cuando el volumen del comercio ruso registró un saldo positivo récord de 21.800 millones de dólares. Putin no mencionó la dependencia de los petrodólares ni repitió las advertencias que él mismo formulara en 2001 sobre los peligros de una economía basada en las materias primas en detrimento de las transformaciones estructurales, lo que es el caso hoy en Rusia.

En el campo energético, Putin consideró prioritaria la construcción del gasoducto del norte de Europa (por el mar Báltico) para vincularse a la red de gasoductos europeos. En petróleo, se mostró a favor de aumentar la capacidad exportadora por los oleoductos del Báltico y de poner en funcionamiento el proyecto de oleoducto de Siberia Occidental al mar de Barens, así como de fijar de una vez la ruta del oleoducto de Siberia Oriental y de esquivar el estrecho del Bósforo.

Con alusiones a la "sociedad civil" y a la democracia, Putin salió al paso de las acusaciones contra su gestión y manifestó que "el fortalecimiento de nuestro Estado se interpreta a veces de forma intencionada como autoritarismo". "En el mundo hay quien no quiere tratar con una Rusia independiente, fuerte y segura de sí misma. Ahora, en la competencia global se utilizan activamente medios de presión política, económica e informativa", dijo. Putin criticó a una parte de las organizaciones de defensa de derechos humanos que operan en su país. Éstas, según dijo, tienen por fin obtener dinero de las fundaciones internacionales para sus propios intereses.

Putin mencionó de pasada a Chechenia (como uno de los ámbitos de acción del terrorismo internacional), guardó silencio sobre los inminentes planes para reducir drásticamente el sistema de prestaciones sociales y no mencionó la reforma administrativa, ni la corrupción que asuelan las instituciones rusas.

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Putin, antes de pronunciar su discurso sobre el estado de la nación.
Putin, antes de pronunciar su discurso sobre el estado de la nación.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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