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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Muere a los 91 años Juan Grijalbo, editor de 'best sellers' y textos marxistas

Formado en México, publicó en España 'El Padrino', que obtuvo un éxito fulgurante

El veterano editor Juan Grijalbo (Gandesa, 1911) falleció anoche en su domicilio de Barcelona. Desde hace unos días guardaba cama. Hombre comprometido con la Generalitat republicana y de ideario de izquierdas, tras la Guerra Civil se exilió a México, donde creó su propia editorial, que publicó muchos textos marxistas. No por ello desdeñó el best seller: publicó El Padrino, uno de sus mayores éxitos. Se estableció en España en 1965. A principios de la década de 1990 vendió su editorial a Random House Mondadori.

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Juan Grijalbo era un editor de los de antes, de esos que vivían el mundo del libro a fondo, y siempre se mostraba dispuesto a ayudar a quien fuera. Publicó best sellers, libros prácticos y libros de izquierdas, pero fue por encima de todo un buen editor. Él mismo contaba que entró en el mundo del libro por casualidad.

En los convulsos años de la Guerra Civil, cuando era vocal del consejo de Economía de la Generalitat republicana en representación de Unión General de Trabajadores, Estanislao Luis Ponsetti, de la editorial Gustavo Gili, le comentó que tenía unos libros religiosos que sería una pena que se perdieran. Grijalbo, que militaba entonces en el PSUC pero que tenía buenas relaciones con todo el arco de la izquierda, convenció a un grupo que iba a quemar aquellos libros de que no lo hiciera, con el argumento de que los enviaría a una parte muy católica de México.

Tras esta gestión exitosa, Gustavo Gili, Ramón Sopena y Santiago Salvat pidieron que le nombraran delegado de la Generalitat en la Cámara del Libro de Barcelona. Fue así como Grijalbo, que era hasta entonces un empleado del Banco Zaragozano, se encontró inmerso en el mundo del libro. Al terminar la Guerra Civil, se exilió a México, donde empezó a convertirse, como decía él, en "un editor de verdad". Se asoció con un antiguo grupo de empleados de la editorial Labor, entre los que se encontraba José Ferrater Mora, y empezaron a editar poco a poco.

Se consideraba tan mexicano como español. Fue en México donde creó su editorial y donde creció. Publicó muchos best sellers, pero también libros marxistas. Empezó con ejemplares sobre la industria textil, pero siguiendo las recomendaciones del Publisher's Weekly, se atrevió a entrar en el campo de los títulos comerciales. "En España se prestaba entonces más atención a lo que salía en Francia, Inglaterra e Italia. Yo aposté por el libro americano", comentaba en una entrevista de hace un par de años.

La publicación en su editorial de libros de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética le acarreó complicaciones: en Estados Unidos le vetaron la entrada.Pero Juan Grijalbo siempre pensó en regresar a España. Había, no obstante, un problema: carecía de visado por sus convicciones de izquierdas. Al final pudo conseguir uno gracias a una gestión de José Laín Entralgo, hermano de Pedro. Regresó a finales de la década de 1940, pero no se estableció definitivamente hasta 1965, cuando montó la editorial Grijalbo de España.

En la década de 1960 tuvo que lidiar con la censura del ministerio de Manuel Fraga, pero supo aprovechar los créditos a la exportación que daba el Banco de Crédito Industrial para crecer. Eran los años en que exportar a América era un buen negocio. Su primer gran éxito fue El motín del Caine, al que siguieron las Memorias del duque de Windsor. Sus apuestas en best sellers iban del lado norteamericano. Su éxito principal fue sin duda El Padrino, de Mario Puzo, del que vendió muchos miles de ejemplares.

"También tuve algunos fracasos", contaba, "pero cuando esto pasaba prefería no destruir los libros. Los regalaba a prisiones u hospitales". Publicó a muy pocos autores españoles porque consideraba que ya estaban copados por otras editoriales. Son muchos los editores españoles, sin embargo, que hablan mucho y bien de Juan Grijalbo. No sólo daba buenos consejos fruto de su larga experiencia, sino que también prestaba ayuda económica cuando podía.

En 1989, decidió vender el 70% de su editorial al grupo italiano Mondadori. Dos años después le compraron el 30% restante. De todos modos, no supo vivir sin libros a su alrededor. Fundó otra editorial, mucho más modesta, a la que le puso por nombre su segundo apellido: Serres, dedicada a libros infantiles y juveniles.

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