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La justicia rusa cierra la última televisión independiente

Pilar Bonet

El Kremlin se aseguró ayer el control del último canal de televisión independiente que queda en Rusia, gracias al fallo del tribunal superior de arbitraje, que decidió el cierre de TV6. Este canal, del que es accionista mayoritario el magnate Borís Berezovski, es el único que mantiene una posición crítica ante el régimen del presidente Vladímir Putin desde que el año pasado se convirtiera en la plataforma del equipo de periodistas que fueron expulsados de NTV, otro canal independiente represaliado.

Desde Londres, donde se ha refugiado, Berezovski anunció ayer que llevaría el caso al Tribunal Constitucional de Rusia y, de ser necesario, también al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Como sucedió con NTV, que pertenecía a Vladímir Gusinski, otro magnate hoy también en el exilio, las intervenciones internacionales a favor del mantenimiento de TV6 -incluidas las de EE UU y de la UE- han sido inútiles ante un proceso cuyas motivaciones tienen raíces políticas. La mayoría de los analistas coinciden en que el Kremlin ha utilizado a un accionista minoritario, un fondo de inversión ligado a la primera compañía petrolera rusa, Lukoil, cuyos negocios dependen del Estado, para acabar con TV6. El tribunal de arbitraje ha mantenido la sentencia decidida en noviembre por un tribunal de Moscú a instancias de ese fondo, a pesar de que con la nueva ley de sociedades anónimas no sería posible cerrar TV6.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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