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Noche de miedo bajo las bombas en Kabul

El primer impacto de un misil sorprendió a la población de Kabul. Se escuchaba el griterío en unas calles que estaban en silencio unos momentos antes. Otros rogaban a Dios por su salvación. Moshtaq Ahmad, un taxista de 29 años, recuerda que se escondió atemorizado en su apartamento con su mujer y sus hijos. Durante las siguientes ocho horas, soportó algo que no había experimentado en 20 años de crónico conflicto bélico: la guerra de los misiles y de las bombas guiadas por láser.

A Ahmad, un hombre joven y hablador, le costaba narrar la experiencia que había vivido. Dijo que la diferencia entre los bombardeos americanos y las descargas de artillería y bombas que había sufrido Kabul en el pasado estaba en su cadencia. Las detonaciones americanas eran mucho más fuertes que cualquier otra que se había escuchado en la ciudad. El suelo temblaba a cada impacto y te dejaba conmocionado algún tiempo. 'Había distancia entre las explosiones. A veces, de dos horas'.

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La gente despejó inmediatamente las calles y regresó a sus casas. Después del primer golpe, las autoridades talibán cortaron la electricidad para confundir a los pilotos. La única fuente de luz fueron las balas antiaéreas sobre el cielo. 'Había muchos disparos desde el lado talibán', dice, 'pero no eran un problema para los aviones'. Una vez que comenzó el ritmo de bombardeos, había poco que hacer salvo sentarse en la oscuridad, esperar al siguiente impacto y confiar en no ser alcanzado.

Desde la ventana de su apartamento vio cómo las bombas alcanzaban el aeropuerto de Kabul, un radar en la colina de Bibbmaharool y una base militar en el distrito de Tapanaranjon.

Marcha al amanecer

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Decidió salir antes del amanecer. Temía tanto a las bombas como a ser movilizado por las fuerzas talibán y enviado al frente. Le dijo adiós a su familia. Caminó por una calle oscura repleta de gente. 'Mucha gente se dirigía a Peshawar', dijo refiriéndose a la ciudad fronteriza de Pakistán. Alcanzó un taxi y se dirigió hacia la línea del frente entre los talibán y la Alianza del Norte. Los soldados talibán le permitieron cruzar el frente. Caminó durante dos horas y media en tierra de nadie hasta que llegó a un puesto rebelde. En autobús llegó a Gulbahar a las tres de la tarde. La gente se apiñaba a su alrededor porque venía de Kabul. Ahmad llevaba un simple mensaje para los EE UU: 'Si se alcanzan objetivos militares, la gente será feliz', dijo, 'pero si atacan a civiles, el pueblo se enfadará'.

Dijo que los ciudadanos de Kabul estaban perfectamente enterados de las razones de los ataques de EE UU. La radio iraní, la BBC y la Voz de América se escuchan en todas las radios de la ciudad.

Pero advirtió de que el sentimiento popular podía cambiar si morían civiles. Porque Ahmad asegura que el sentimiento popular está contra los talibán y Bin Laden. 'Antes de los atentados, Kabul estaba tranquilo', dijo. 'Ahora la gente vive atemorizada'.

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