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Valencia acoge un festival de música electrónica y arte de vanguardia

Observatori 2000 acentúa la acción artística y las nuevas tecnologías

Un centenar largo de artistas de diferentes disciplinas se dan cita desde ayer en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia, epicentro del I Festival de Investigación Artística Observatori 2000. Conciertos, acciones visuales y corporales, juegos tecnológicos y otras propuestas, promovidas por jóvenes artistas y apoyadas por la Generalitat, se prolongan hasta la madrugada, a través de sesiones de música electrónica para la pista de baile.

Una cierta confusión reinaba ayer por la mañana en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, que emerge como inmaculado barco, encallado panza arriba, junto al viejo cauce del Turia. Las máquinas que culminan las obras del edificio diseñado por Calatrava y el montaje de los primeros paneles del museo, a punto de inauguración, convivían en un trajín permanente con el cubículo negro en el que el visitante se tapa los ojos y escucha, un círculo de botes de cristal con disquetes de distintos artistas conservados en aceite de oliva o los brazos metálicos móviles de Arnaldo Morales en el pasillo central del museo. Numerosos artistas y voluntarios implicados en la organización del Observatori 2000 iban de un lado para otro con su inconfundible mono blanco. Entre ellos, el artista multidisplinar Pistolo Eliza y el agitador sonoro Blanco Añó, directores de este I Festival de Investigación Artística de Valencia. "¿Dónde está la instalación de David Byrne?", preguntaba uno. "Tenía que haber llegado ya de Trieste", comentaba Eliza, mientras daba un toque a un proyector de transparencias a ras de suelo.La obra de Byrne llegó a tiempo, porque el programa se había retrasado unas horas al coincidir con la presencia del presidente Zaplana para inaugurar un jardín adyacente, explicaban desde la organización. Tal cosa no impidió que nueve disc jockeys se pusieran manos a la obra puntuales para escenificar el Noise Ensemble, una acción sonora que se prolongó hasta la noche. En el centro de una habitación, Francisco López, padre de la idea, canalizaba a través de una mesa de mezclas los sonidos que los demás pinchas producían alrededor con sus platos, minidiscos y demás aparejos profesionales. En la sala contigua, Rolando Peña explicaba el sentido de su obra Fuego Sagrado. Varios plotters reiterando la imagen de un barril ardiendo, recordaban sus orígenes en la Factory de Andy Warhol, en los 60. "Vengo del multimedia y he ido incorporando las nuevas tecnologías que he encontrado a mi paso, siempre al servicio de la comunicación, que es lo importante en el arte", afirmaba tajante el artista venezolano mientras señalaba un fuego virtual hecho con fractales, regalaba su CD- ROM El modelo estándar de la materia e invitaba a ver su vídeo en la sala Proyecta, donde compartía cartel audiovisual con John Cage, Joseph Beuys o Nam June Paik. "Hemos apostado por la interdisplinariedad", insistía Pistolo Eliza, "y queremos mostrar el proceso de creación, más que el fetiche resultante". "No puedes acabar con los fetiches", decía Rolando Peña, que se encontraba "como pez en el agua" y añadía: "el gran valor de este festival es que está hecho por gente muy joven y que son, ellos mismos, artistas". Faltaba añadir el papel de las nuevas tecnologías de la imagen, el sonido y la comunicación, omnipresentes en el certamen.

Por la tarde, la actividad y el público se multiplicaron ante las performances de la mexicana Esperanza Tirado y John Kovach, los conciertos de Russell Haswell y Daniel Menche y las conferencias del área Verbo, donde agitadores artísticos de Internet se juntan con historiadores y estudiosos de las nuevas formas de arte. El diseñador valenciano Paco Bascuñán ironizaba junto a la muestra de artistas gráficos españoles: "Somos la única exposición analógica del festival". Muchos reservaban energías para la medianoche, hora de inicio de las sesiones Observatori Nocturn en el Roxy Club, con una decena de DJs en danza repartidos entre dos zonas: una para el baile y otra para la escucha más o menos atenta. Entre los invitados a tal fin, Baby Ford, uno de los papás del acid house británico, sus paisanos de Swayzak, Kuschnereit y Löwe como representantes del sello alemán Chain Reaction, o Mira Calix, con su álbum de debut One is one para Warp aún calentito.

Observatori 2000 proseguirá hoy hasta la madrugada, con nuevas acciones artísticas y propuestas sonoras. Como platos fuertes, las actuaciones de Marcel.lí Antúnez, fundador de La Fura dels Baus, y la síntesis electrónica e industrial de Autechre, que estarán en concierto al final de la tarde.

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