Guillermo del Toro afirma que busca "la humanidad del horror"
El cineasta mexicano regresa a Hollywood después de su primera película española
Guillermo del Toro asegura que no existe nada más gore que la cultura católica mexicana, en la que él se crió. "Lo normal es que me gusten los muertos, aunque yo lo que busco es la humanidad del horror, la empatía con el dolor". Del Toro ha terminado el rodaje de su primera película española, El espinazo del diablo, interpretada por Marisa Paredes, Federico Luppi y Eduardo Noriega. El cineasta dirigirá ahora en Hollywood -con 9.000 millones de pesetas- la segunda parte de Blade.
Guillermo del Toro no se imagina dirigiendo otra cosa que no sean películas en las que, por ejemplo, los órganos sexuales de un insecto gigante revientan en la cara de la bella heroína. "Pero mi terror no es gratuito, en mis películas, los efectos especiales no se comen el dolor del personaje". En su enorme videoteca -"como buen gordo coleccionista, tengo miles de películas en casa"- el pulso lo ganan los melodramas y las comedias. "Y el cine japonés, que también me gusta mucho". Pero el cómic sigue siendo su gran fuente de inspiración y habla con pasión de Mike Mignola o Katsushiro Otomo.Guillermo del Toro ha cumplido 36 años hace apenas una semana, mientras prepara sus maletas para su regreso a Hollywood y mientras termina el montaje en Madrid de El espinazo del diablo, "mi película más personal y la experiencia profesional más feliz que he tenido en mi vida".
El espinazo del diablo -producida por Tequila Gang, la empresa del cineasta mexicano, y por El Deseo, la productora de Pedro Almodóvar, con un presupuesto de 1.000 millones de pesetas- es una película de terror ambientada en un orfanato durante la guerra civil. Una película de género, "un melodrama con trasfondo gótico", explica su director, "un cuento de fantasmas, la historia de un orfanato en medio de la nada, un orfanato para niños con espina bífida donde se ha cometido un crimen terrible y donde la llegada de un niño precipita los acontecimientos".
"Me gustan las fábulas negras", continúa Guillermo del Toro, "pero atravesadas por una mirada limpia, y cuando digo limpia no digo moralista, sino la mirada pura del que no tiene perversión en el impulso, la mirada limpia del que mata sin tan siquiera plantearse que eso es un crimen".
"Vivo en Austin, Tejas, desde hace unos años, pero mi cultura es totalmente mexicana", afirma el director de Cronos y Mimic. "De pequeño pertenecía a una congregación mariana con la que nos llevaban a rezar a las catacumbas de un templo gótico en Guadalajara. Los niños quitábamos las losas par ver los cadáveres y tocarlos. No existe nada más gore que el México católico. Mi gusto por las vísceras y la sangre es una malformación que podríamos llamar lógica".
Del Toro preparará ahora en Los Ángeles el rodaje de Blade II. Con Whesley Snipes, Kris Kristofferson y Terence Stamp en el reparto, el director dice que intentará que su estilo sobreviva frente a la maquinaria de los grandes estudios. "Con Mimic aprendí que en Hollywood las batallas se ganan poco a poco".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.