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El fotógrafo Sebastião Salgado presenta en Roma los rostros amargos del éxodo

La muestra itinerante, con 300 fotografías, llegará a España en septiembre

Rostros de emigrantes, cargados de bultos, que miran con amargura a la cámara. Rostros de fugitivos deformados por la desesperación, inmortalizados en mitad de la tragedia de la huida. La exposición que ayer se inauguró en las antiguas Caballerizas Papales del Quirinal en Roma, integrada por tres centenares de fotografías de Sebastião Salgado, no pretende cautivar al espectador sino golpearle, con la fuerza de un directo al estómago. La muestra itinerante, que llegará a España en otoño, permanecerá abierta en la capital italiana hasta el 3 de septiembre.

Durante siete años, Salgado, el más famoso de los fotógrafos "de denuncia", ha recorrido el mundo, o mejor dicho, los dramas del mundo, para ofrecer a los ciudadanos de Occidente una visión inquietante y conmovedora que se parece poco a la que rodea a este 15% de la población del planeta claramente privilegiada. Sebastião Salgado (Almores, Brasil, 1944), con su cabeza rapada y sus ojos claros de mirada imperativa, ha recorrido las zonas más recónditas con su cámara al hombro y dos objetivos preparados. El resultado de todos esos años de reporterismo fotográfico son estos testimonios de seres humanos colocados en situaciones extremas. Hay cinco categorías de dramas tan extendidos que casi han perdido su naturaleza de dramas.Están en primer lugar los refugiados y emigrantes, los kurdos que huyen de Turquía, los afganos, los bosnios y los albanokosovares, pero también los serbios y los palestinos y los desesperados del Tercer Mundo que se agolpan en las fronteras del mundo rico y desarrollado, en Europa y América. Luego vienen las fotografías de africanos, un continente convulsionado por sangrientos conflictos: guerras tribales, genocidios, persecuciones a muerte. Están también los campesinos de América Latina a los que las grandes empresas imponen muchas veces un éxodo sin esperanza. Y las monstruosas "conurbaciones" asiáticas, Yakarta, Manila o Shanghai, donde se hacinan millones de personas sin identidad, convertidas en una masa informe. Por último, una sección dedicada a los niños de todas las tragedias.

Salgado, nacido en una familia modesta, logró licenciarse en Economía y ejerció esta profesión en Brasil hasta 1970. Ese año descubrió de golpe su pasión por la fotografía que ya no le ha abandonado. Comenzó primero ofreciendo sus colaboraciones hasta que fue contratado por la prestigiosa agencia Magnum. De ahí el absoluto salto a la fama gracias a sus impresionantes reportajes de seres humanos en el, a menudo, terrible trance de sobrevivir.

Revulsivo

Gracias a ventajosos contratos con diversos medios de comunicación, entre ellos El País Semanal, Salgado ha cumplido su misión de mostrar el mundo real ante los ojos de la minoría rica. ¿Cuál es su verdadera pretensión? ¿Crear arte a costa del dolor humano? ¿Construirse una sólida fama a costa de los dramas que le rodean? "Mis fotografías son un intento de ofrecer una radiografía de las condiciones en que se encuentra nuestro planeta", ha declarado Salgado al diario La Repubblica, que patrocina la exposición junto a la Agencia Romana del Jubileo y la agencia Contraste.

"Hay un 15% de la población mundial en marcha hacia el futuro. Todos con su estupendo coche, todos grandes consumidores, gozando de una considerable seguridad. Pero el restante 85% que está precisamente En camino (título de la exposición romana), para intentar huir del pasado, es una humanidad obligada a la diáspora después de haber perdido la propia base, gente que se lanza a la carretera en busca de nuevas raíces. Mi exposición muestra la condición humana en el mundo. Y querría que sirviese a los que la visiten para comprender la situación y, por tanto, para elegir cómo comportarse. Querría que estas fotografías fueran como un espejo para quienes las miran".

Salgado ha publicado ya buena parte de estas fotografías en los principales periódicos del mundo; sin embargo, al iniciarse el nuevo milenio, considera que ha llegado el momento de pararse a reflexionar y contemplar en conjunto una obra tan bella como desoladora. "Podría volver a empezar. En África, la situación sigue igual", dice. Y no es que los ciudadanos del mundo occidental tengan la culpa de la hambruna en ese continente, "pero, en parte, somos culpables", apunta Salgado, que vive en París desde hace años, "por haber consumido alimentos que los africanos han tenido que producir a bajo coste. Si existe un problema en Kosovo, nos afecta a todos por el modo en que hemos actuado o dejado de actuar en el momento de la disgregación de la ex Yugoslavia".

La exposición, instalada en las antiguas Caballerizas Papales, en la colina del Quirinal, uno de los museos más cotizados de Roma, pretende servir de revulsivo al visitante. "No busco conmoción, ni lágrimas; sólo quiero que se empiece a hablar, que se discuta, que no se haga como si nada". Y, de paso, que se hable también de Sebastião Salgado.

Los niños nos juzgan

El apartado más impresionante de la exposición

En camino,

del fotógrafo Sebastião Salgado, que ayer se inauguró con todos los honores en Roma, lo constituyen las fotografías de niños, retratados por Salgado a lo largo de siete años.

Son las primeras víctimas de los conflictos armados que sacuden el mundo, pero también de la durísima vida cotidiana en países en paz. Niños que miran con ingenuidad, casi felices, a la cámara del fotógrafo brasileño, en otros casos, ojos que sostienen la

mirada

del objetivo con una intensidad escalofriante.

El repertorio de edades y nacionalidades es tan variado como uniforme. La condición de todos los niños retratados, nacidos para engrosar las cifras de la población humana que vive en medio de grandes dificultades.

Niños de los campos de refugiados afganos, hijos de campesinos sin tierra en Brasil, pequeños tutsis en campos de refugiados de Ruanda, niños sudaneses en el campo-escuela de Natinga, camboyanos, huérfanos en Mozambique. Niños con esa madurez prematura que da el contacto con las dificultades a una edad en la que sólo se debería pensar en el juego.

Salgado comentará el 11 de julio en Madrid su proyecto

Éxodos,

con la itinerancia de la muestra por España y Latinoamérica durante tres años, la publicación de los catálogos en español, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Retevisión, y una serie de debates. El montaje ya se ha concretado en Madrid, el 18 de septiembre, en el Círculo de Bellas Artes, y en mayo de 2001 en La Pedrera de Barcelona. La edición en español de los libros

Éxodos y Retratos de los niños del éxodo

acaba de aparecer. El último título también se publica en brasileño, editado por la Fundación Telefónica en Brasil.

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