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Schäuble deja la presidencia de la CDU y anuncia un giro radical para salir de la crisis

Pilar Bonet

Wolfgang Schäuble, el político que ha guiado los primeros pasos de la Unión Cristiana Democrática de Alemania (CDU) tras los 25 años de liderazgo de Helmut Kohl, anunció ayer su retirada como presidente del partido y como jefe del grupo de la CDU y la CSU (la Unión Social Cristiana de Baviera) en el Bundestag (Cámara baja del Parlamento federal). Schäuble, de 57 años, sacó así consecuencias de los argumentos de los diputados regionales que la víspera se amotinaron contra él y marcó un cambio en la estrategia de gestión de la crisis del principal partido de la oposición alemana.

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La CDU, que hasta ayer había seguido una línea de distanciamiento paulatino con Helmut Kohl, apuesta ahora por un "nuevo comienzo". De ir en serio, esto significa el relevo de toda una clase política que ha estado marcada por el liderazgo del artífice de la reunificación alemana. "La crisis de la CDU no debe convertirse en la crisis de nuestra democracia. Por eso es de gran importancia que la Unión se mantenga como la mayor fuerza integradora del centro. Todo lo demás está subordinado a este fin", manifestó ayer Schäuble, que eligió el edificio del Reichstag, y no la sede provisional de su partido en Berlín, para dar a conocer el fin de su carrera política. Custodiado por media docena de guardaespaldas, Schäuble, con el gesto tranquilo, se limitó a leer una declaración ya preparada y advirtió de antemano que no iba a responder a preguntas. El político no mencionó ni una sola vez a Helmut Kohl por su nombre ni se refirió directamente al asunto de las cuentas clandestinas de la CDU, que está en el origen de la crisis y que en gran medida está aún por aclarar.

La crisis de la CDU es la "más grave" de su historia, señaló Schäuble, que dijo haber llegado a la convicción de que el partido no puede liberarse de la crisis sin un "nuevo comienzo" visible y personal. El político dijo haber propuesto al grupo parlamentario celebrar elecciones a la directiva de éste ahora y no a finales de mayo, tal como estaba previsto. "La mejor manera de ser útil para este nuevo comienzo es no presentarme más al puesto de presidente ", dijo Schäuble, que tenía este cargo desde octubre 1991. El político anunció que tampoco se presentará a las elecciones al puesto de presidente del partido en el congreso que se celebra el próximo abril. "Siempre tuve claro que después de 16 años de asumir con éxito la responsabilidad al frente del Gobierno, la cuestión central sería si la Unión podría seguir ejerciendo su papel como gran partido popular del centro y mantener su fuerza integradora también en la oposición", dijo.

La confianza perdida

Schäuble utilizó una fórmula impersonal para afirmar que "en el pasado se atentó de un modo que parecía imposible contra la ley de los partidos políticos y los principios de transparencia y democracia interna". No hay otra alternativa que "aclarar estos sucesos" para restablecer la "confianza perdida y crear las bases de una nueva credibilidad".

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La dirección de la CDU ha sido convocada a una reunión esta noche en Berlín. En opinión de veteranos observadores, la renovación de la CDU sacrificará a la generación de políticos que se formaron junto a Kohl y puede pasar incluso por encima de los jóvenes salvajes, las nuevas generaciones que se afirmaron entre bastidores contra Kohl, pero que no fueron lo suficientemente fuertes como para desafiar su liderazgo. Para el gran partido de Adenauer parece haber llegado la hora de los nombres nuevos y de los tecnócratas no traumatizados por el sistema Kohl.

Sin embargo, ayer Roland Koch, el jefe del partido en el land de Hesse, anunció que no piensa dimitir y que el sábado, en un congreso local, se presentará a la reelección como presidente de la organización regional del partido. Koch, al igual que Schäuble, ha tenido que reconocer que había mentido y que su organización es la máxima responsable de la factura que el presidente del Bundestag, Wolfgang Thierse, ha presentado a la CDU.

En la dimisión de Schäuble convergen un conjunto de factores cuyo peso se hizo insoportable el martes por la tarde. Schäuble no ha sabido gestionar la crisis de la CDU y su posición se debilitó cuando empezó a dar explicaciones contradictorias sobre su relación con el traficante de armas Karlheinz Schreiber y el donativo de 100.000 marcos (8,5 millones de pesetas) que dijo haber aceptado de él en 1994.

La dirección del partido cerró filas en torno a Schäuble, pero éste encajó un nuevo golpe cuando la extesorera del partido, Brigitte Baumeister, se enfrentó a él con una versión distinta del donativo de Schreiber y se negó a retirarla. El anuncio anteayer de las primeras consecuencias financieras del escándalo de la CDU -más de 41 millones de marcos de multa tan sólo por las irregularidades del land de Hesse- precipitó la crisis, y ésta adquirió su propia dinámica, según testigos presenciales de la reunión que el grupo parlamentario CDU-CSU sostuvo por la tarde en el Reichstag. Durante una hora y media, mientras esperaban la llegada de los dirigentes, los ánimos de los diputados se fueron calentando de tal manera que cuando Schäuble hizo su entrada en la sala Norbert Lammert, el jefe del grupo de diputados de Renania del Norte-Westafalia, planteó a bocajarro la renovación de la directiva, tras afirmar que "con este personal no se puede superar la crisis".

Schäuble aceptó inicialmente adelantar las elecciones a marzo, pero los diputados de Schleswig-Holstein pidieron que las elecciones al frente del grupo parlamentario fueran antes de las elecciones regionales, que se celebran el 27 de febrero. A partir de ahí, quedó claro que a Schäuble no le quedaba más alternativa que sacar consecuencias de la revuelta palaciega.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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