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El trágico destino final del 'cerebro' del partido

Pilar Bonet

"Trágico". Este adjetivo estaba ayer en la boca de muchos políticos alemanes, incluido el canciller Gerhard Schröder, a la hora de evaluar la dimisión de Wolfgang Schäuble. Quienes lo pronunciaban no se referían al punto final que ayer puso a su carrera el político de 57 años, sino a la trayectoria de uno de los más brillantes políticos alemanes de las últimas décadas. Schäuble, que nació en Friburgo en plena guerra mundial e ingresó en la CDU en 1965, se ha quemado junto con el sistema de Helmut Kohl.El 12 de octubre de 1990, un atentado en Oppenau condenó a la silla de ruedas a Schäuble, que era ministro del Interior desde 1989 y que en agosto de aquel año había culminado su gran obra: el tratado de unificación entre los dos Estados alemanes. Con voluntad de hierro, el político y padre de cuatro hijos remontó el accidente, que, según confesaba en una entrevista televisiva, le había hecho "más distanciado" y menos dado a entusiasmarse. Según sus compañeros de partido, el atentado le hizo también "más amargo".

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Kohl se complementaba bien con el hombre al que había nombrado ministro de la Cancillería en 1984. Ambos se envidiaban mutuamente porque, si Kohl era el estómago de la CDU, Schäuble era su cerebro. A Kohl le correspondían las grandes intuiciones con un componente emotivo, Schäuble era el hombre de las estrategias. En torno a Schäuble se aglutinaban, con ganas de aprender, los jóvenes democristianos conocidos como los jóvenes salvajes.

Futuro canciller

Kohl había prometido a Schäuble que apoyaría su candidatura como futuro canciller y Schäuble había indicado que no le desagradaba la idea. Entre las estrategias iniciales para las elecciones de 1998 figuraba la posibilidad de que Kohl se retirara anticipadamente en el mandato anterior y dejara gobernar a Schäuble durante el resto de la legislatura para presentar así un rostro renovado en los comicios legislativos. Pero Kohl decidió volver a presentarse. En octubre de 1997, en Leipzig, Kohl se limitó a decir en un pasillo que deseaba que Schäuble fuera su sucesor en el futuro. Tras el fracaso electoral de 1998, Schäuble sustituyó a Kohl como presidente de la CDU.

El asunto de las cuentas clandestinas de la CDU ha deteriorado las relaciones entre Kohl y Schäuble hasta el punto de que ya ni se hablan. Algunos creen ver la mano vengativa de Kohl tras la ofensiva que los diputados de Renania del Norte-Westfalia protagonizaron el martes en el Reichstag. En una de las caricaturas de la prensa alemana, Kohl aparece arrastrando hacia el abismo a Schäuble. Algo de verdad hay en ello.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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