Christo y Jean-Claude: "Todos nuestros proyectos tienen como tema la libertad"
La pareja, que empaquetó el Reichstag, presenta dos nuevas propuestas en Barcelona
"Todos nuestros proyectos tienen como tema la libertad. Cuando una de nuestras propuestas está realizada, nos supera. Nadie, ni siquiera nosotros mismos, podemos comprarla. La libertad es enemiga de la posesión y la posesión es sinónimo de permanencia. Por eso, nuestro trabajo es efímero". Christo y Jean-Claude, la pareja artística que contra todo pronóstico consiguió empaquetar el Reichstag en 1995, explica así los lazos que unen sus distintos macro-proyectos, dos de los cuales presentan desde ayer en una exposición en la galería Joan Prats de Barcelona.
No hay descanso para Christo Javacheff (Bulgaria, 1935) y Jean-Claude de Guillebon (Casablanca, 1935). Entre sus cualidades figuran la paciencia y la insistencia. Tardaron 24 años en conseguir los permisos para empaquetar el Reichstag, una de sus obras más espectaculares, y ahora, desde hace cuatro años, han retomado otros dos antiguos proyectos -que hoy, a las 19.30, presentarán en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona- cuya realización depende, como siempre, de que se obtengan los permisos necesarios.El más antiguo, ideado en 1979, se titula The gates (Los pórticos) y consiste en situar 15.000 pórticos en los senderos del Central Park de Nueva York. Se trata de unas enormes puertas de acero rectangulares de cinco metros de altura y distinta anchura en función del sendero que estarían coronadas por una tela de color azafrán. Es un proyecto, que no fue autorizado por las autoridades neoyorquinas en 1981, que debería realizarse en octubre o noviembre, en consonancia con los colores otoñales de esta época y que ellos plantean como una celebración, casi un ritual de alegría. El otro proyecto, ideado en 1992, se titula Over the river (Por encima del río) y consiste en cubrir una parte del río Arkansas, en el Estado de Colorado, con paneles textiles plateados suspendidos de forma horizontal sobre el río, aunque sin llegar a tocar el agua. La tela sería opaca desde la orilla y transparente desde abajo. De esta forma, y al estar previsto que la instalación de las telas se realice en el mes de agosto, los aficionados al rafting que recorren el río podrían disfrutar de la singular vista del río cubierto.
"Podríamos hacer uno de los dos proyectos en el año 2003 o antes, pero, como siempre, lo más laborioso de nuestro trabajo es conseguir los permisos, y aún no tenemos ninguno. Vamos a ver cuál de los dos avanza y entonces nos concentraremos en él", afirman. De momento están consiguiendo financiación a través de la venta de los dibujos, pinturas y maquetas preparatorias, una parte de las cuales se exhibe ahora en la galería Joan Prats de Barcelona hasta finales de febrero, con precios que oscilan entre los 2,5 y los 42 millones de pesetas. Controlan su imagen, pero no quieren, afirman, exprimir comercialmente su popularidad.
"No generamos nada que sea comercial. Nunca", afirman. "Nos parece bien que la gente que vive cerca o alrededor de nuestros proyectos haga dinero", en referencia al beneficio indirecto en turismo que generan sus obras. "Pero si alguien quiere utilizar nuestro nombre comercialmente, nos negamos. Si hubiéramos hecho una sola cosa comercial nunca habríamos conseguido permiso para empaquetar el Reichstag".
De hecho, su teoría artística se basa en conceptos ajenos a la historia ortodoxa del arte. "Queremos que el amor y la ternura sean unas nuevas y adicionales cualidades estéticas que se apliquen a nuestras obras". También rehúyen, en principio, el fetichismo. "Hasta mediados del siglo XX, la memoria del hombre estaba construida sobre las ruinas. Pero ahora es diferente y ya no habrá que excavar para encontrarla; estará en un chip. El acuerdo entre AOL y Timer Warners, por ejemplo, es la demostración de dónde está ahora nuestra memoria. Y eso sólo es el inicio de algo que aún no podemos ni imaginar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.