Calatrava: "Los puentes hacen la ciudad"
El ingeniero fue galardonado ayer con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes
"Mi vida es una sucesión de milagros", declaró ayer el ingeniero, arquitecto y escultor Santiago Calatrava (Benimámet, Valencia, 1951) al comentar desde su estudio de Zúrich la concesión del Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Es el tercer arquitecto que logra este galardón en los 19 años de su existencia. En 1989 lo obtuvo el brasileño Oscar Niemeyer, y en 1993, Francisco Javier Sáenz de Oiza. Calatrava fue propuesto por José Luis Dicenta Ballester, cónsul general de España en Zúrich (Suiza). Uno de los finalistas fue el pintor Miquel Barceló, vecino en París de Calatrava, que se confiesa "gran admirador y coleccionista modesto"."Es una gran satisfacción y me dan ganas de trabajar más y, sobre todo, mejor". A Calatrava le gustaría que el premio sirviera para que no se detenga su trabajo más complejo, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, en el que interviene desde hace diez años. "Soy de allí, conozco la ciudad y en los últimos 20 años ha estado enajenada en manos de los promotores. La Generalidad Valenciana se ha empeñado en un proyecto simbólico".
Calatrava identifica este proyecto como una forma de "hacer la ciudad". "En este final de siglo nos hemos concentrado en edificios singulares, los grandes iconos, pero la asignatura pendiente para el próximo siglo es la periferia de las ciudades, los problemas urbanísticos y la mejora de saneamiento". Otra forma de hacer ciudad es la contribución de los puentes, como expresión y función en el paisaje urbano.
Una obra coherente
Calatrava divide su trabajo en "una labor secreta de investigación formal", como una dedicación constante, y el aprendizaje del oficio de ingeniero como soporte de la expresión artística. Las raíces orgánicas se trasladan también a su arquitectura. Sus investigaciones de aspectos geométricos, estructuras plegables y el movimiento aparecerán en breve en un libro y prepara una exposición con sus esculturas, al reunir unas 60 piezas hechas en los últimos 20 años.
Los puentes blancos y las formas que identifican a Calatrava salen de sus estudios en Zúrich, París y Valencia, donde trabajan 60 personas. Una estación en Lieja, puentes en Venecia y Holanda, un museo en Estados Unidos, el aeropuerto de Bilbao, unas bodegas en La Rioja y el auditorio de Santa Cruz de Tenerife son sus últimas intervenciones. "Intentamos dar lo mejor para cada sitio, como ese pequeño alarde de delicadeza y equilibrio de la pasarela de Bilbao".
"Intento hacer una obra coherente, inspirarme en maestros como Wright o Saarinen pero con un vocabulario autónomo, con formas que tengan calidad y con materiales tan antiguos como el hormigón y el hierro. España tiene una gran tradición de escuelas y de constructores. Me apoyo menos en la alta tecnología y utilizo las formas y los materiales con una cierta audacia y una investigación formal para que tengan el aspecto de obras nunca vistas".
Su "original entendimiento del volumen y el empleo de nuevos materiales y tecnologías en la búsqueda de una estética innovadora" le han llevado al Premio Príncipe de Asturias de la Artes en su 19ª edición. El jurado subraya las aportaciones técnicas y formales del galardonado en el diseño y construcción de puentes y edificios, pero también su precocidad y relevancia. El acta del premio subraya que "antes de cumplir 50 años" ha alcanzado "un merecido prestigio internacional".
Su candidatura se impuso finalmente por mayoría. En la última votación recibió el apoyo de diez miembros del jurado. Los otros cinco mantuvieron su respaldo al pintor barcelonés Miquel Barceló, que resultó finalista. Con ambos llegó a la penúltima votación la candidatura conjunta de las coreógrafas y bailarinas Maya Plisetskaya y Alicia Alonso. El premio está dotado con cinco millones de pesetas y una escultura de Joan Miró.
Benigno Pendás, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, y que participó en las deliberaciones del jurado, dijo que Calatrava "ha conseguido hacer estética contemporánea de elementos estrictamente utilitarios, como los puentes, y entronca con una larga tradición española de combinación de elementos arquitectónicos y de ingeniería".
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