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Roger Salas narra la otra versión de 'Fresa y chocolate'

Amelia Castilla

Cuando Roger Salas (Holguín, Cuba, 1948) recibió la primera versión del cuento del guionista y escritor Senel Paz, en el que está basada la película Fresa y chocolate, empezó a escribir los primeros párrafos de la que sería la otra versión de la amistad entre ambos.Helados de pasión es uno de los 13 cuentos incluidos en Ahora que me voy (Libros del Alma), que hoy se presenta en la FNAC madrileña. "Es la otra cara de la moneda", aclara Salas al referirse a un relato en el que ha tratado de reflejar "los verdaderos sufrimientos del personaje" que popularizó en el cine el actor Jorge Perugorría. Lo más difícil de Helados de pasión, según Salas, ha sido construir una historia que tuviera vida propia tras el enorme éxito del filme de Tomás Gutiérrez Alea.

La mayoría de los relatos incluidos en Ahora que me voy fueron escritos y reescritos a lo largo de 17 años, los mismos que lleva el autor en el exilio, aunque algunos se iniciaran en la isla. "Hay mucha biografía metida en esos relatos, pero también muchas historias sacadas con lágrimas de sangre de la vida de los travestis cubanos exiliados en Barcelona o en Tánger ", aclara Salas, que es crítico de danza de EL PAÍS. De hecho, la vida de uno de los travestidos, que aparece en uno de los cuentos del libro, Olvidín Topacio, será el germen de la novela que Salas está escribiendo actualmente.

Una buena parte de los cuentos incluidos en Ahora que me voy refleja también el comercio de chaperos en algunos barrios de La Habana, donde en una ocasión se llegó a intercambiar un zurbarán robado por un visado de salida de la isla. "No he pretendido endurecer la vida secreta de La Habana. Al contrario, a veces he dulcificado algunas situaciones", aclara el autor.

Salas, que no se confiesa deudor literario de la última generación de escritores cubanos, afirma también que, pese a que Cuba se respira en cada línea de Ahora que me voy, no siente ninguna nostalgia de La Habana porque la lleva dentro. "Ni siquiera echo de menos el amor que podría haber encontrado o dejado allí dado que me lo traen cada día los vuelos de Iberia".

El libro, que de momento no se va a vender en Cuba, va a ser traducido al francés y al inglés para su distribución en Estados Unidos. Salas, que trabajó hasta 1981 en el Museo de Bellas Artes de la capital cubana, alterna su trabajo de periodista con el diseño de escenografías y vestuarios de ballet.

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