Fallece Francisco Guerrero, uno de los mas imaginativos compositores españoles
El prestigioso músico y matemático tenía 46 años
Francisco Guerrero, uno de los compositores españoles de mayor prestigio internacional, falleció ayer en Madrid a los 46 años a causa del estallido de una variz en el esófago. Guerrero estaba terminando de componer una orquestación de Iberia, de Albéniz, para el próximo festival de Canarias. En breve aparecerá en Italia el libro Materia única. Suono e presenza nella musica di Francisco Guerrero, del musicólogo Stefano Russomanno.
Nacido en Linares en 1951, Francisco Guerrero comenzó sus estudios en Granada con Juan Alfonso García. A los 16 años fundó un laboratorio de música electrónica en Radio Popular de Granada. A los 20 se instaló en Madrid en el laboratorio Alea.Desde siempre le interesaron las matemáticas y la relación de la música con campos del conocimiento como la psicología, la astronomía y las ciencias puras. Su ilusión era crear un Centro de Altos Estudios Musicales, contando para ello con el apoyo intelectual de personalidades como Boulez, Xenaquis y Carlos Castilla del Pino, entre otros. Fue un proyecto que nunca se llegó a concretar al no encontrar los apoyos económicos suficientes.
En el último Festival Internacional de las Artes Sibila de Sevilla, el cuarteto Arditti estrenó su o b r a Zaypin I, II, III, IV, V, VI y VII en el Teatro Central, composición que le había tenido absorbido durante los 14 últimos años. Fue un éxito resonante y la crítica coincidió unánimemente en señalar su carácter de obra maestra.
Sus teorías fractales se plasmaron a la perfección en obras para gran orquesta como Sahara. La penuria en España de intérpretes de alta calidad de música contemporánea hizo que sus obras, todas ellas de extrema dificultad, se difundiesen más por el extranjero y que él -anárquico, poco dado a las concesiones y con extraordinaria sensibilidad- adquiriese fama de maldito.
"Dicen que soy muy raro y que tengo mala leche: mentira. Que soy un maldito -¿quién se ha encargado de ponerme ahí, en el malditismo?- y que soy tajante con mis alumnos. Mentira también. Me gusta el arte potente y el que sólo se sustenta en sí mismo. No me interesa el arte panfletario y el que tiene que recurrir a lo externo para justificarse. No me interesa el minimalismo, el serialismo integral, el espectralismo, los neos de ninguna especie, etcétera... No me interesa nada que no mire hacia adelante y todo lo citado mira o hacia atrás o hacia la pared, como castigado. Detesto la flojera de la gente, su falta de compromiso con lo que hacen, la falta de dignidad de muchos compositores (¿lo son?), la pedantería (ahora, mucha de la gente que se reía de mis matemáticas se ha vuelto fractal, ¿saben de verdad qué es eso?), la vanidad del torpe y la envidia del que lo es aún más. Detesto también la imprecisión, la chapucería y la arrogancia del majadero que pone sietecillos sin saber por qué ni para qué", escribió en el último número de la revista Senderos para el 2000, a propósito de un homenaje en el Círculo de Bellas Artes el pasado junio.
Amigo personal de Luigi Nono, encontró en la enseñanza una salida a su imperiosa necesidad de comunicación. Se sentía orgulloso de sus alumnos, y algunos de ellos, como David del Puerto o Rueda, se encuentran ahora entre los compositores más destacados de la última generación.
Llevaba muchos años dando vueltas a componer una ópera sobre la papisa Juana. No ha sido posible. La música en España pierde con Francisco Guerrero una de sus personalidades más radicales, exigentes, rigurosas, profundas, enigmáticas y decisivas.
Babelia
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