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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Joaquim Jordá retorna a la ficción con una película policiaca rural

Rossy de Palma encabeza el reparto de 'Cuerpo en el bosque'

Con Cuerpo en el bosque, un ácido policiaco rural hablado en castellano y catalán, y con Rossy de Palma a la cabeza del reparto, Joaquim Jordá (Girona, 1935) reanuda su interrumpida filmografía de ficción. Este peculiar y veterano cineasta -creador y teórico de la llamada Escuela de Barcelona, reputado guionista y profesor de guión en la Universidad Pompeu Fabra- codirigió en 1967 Dante no es únicamente severo y en 1990 realizó El encargo del cazador (1990), un documental homenaje a su amigo y colega Jacinto Esteva.

Cuerpo en el bosque es el fruto de una casualidad y de la impotencia de Jordá para rodar su proyecto anterior, Monos como Becky. "Era la historia de un médico portugués que en los años cuarenta inventó la lobotomía. Pero no hubo manera, en Portugal les ponía nerviosísimos porque es un héroe nacional que aparece en los billetes de 10.000 escudos. Como no salía, me propusieron hacer algo que pudiera rodarse sin subvenciones, con muy poco dinero, y se me ocurrió Cuerpo en el bosque", explica el, cineasta.Aunque hace más de 10 años que Joaquim Jordá vive en Madrid, Cuerpo en el bosque transcurre en la Cataluña rural y tiene como eje la caza del jabalí. En un bosque cercano al pueblo de Estremera unos cazadores, descubren el cuerpo sin vida de una chica. La encargada del caso será la teniente Cifuentes (Rossy de Palma), una enigmática y eficiente guardia civil destinada en el pueblo.

"En las primeras versiones del guión era un teniente, pero tuve problemas para encontrar un actor que lo interpretara. Un día, yendo en taxi, vi a un motorista de la Guardia Civil que me pareció rarísimo y al adelantarle vi que era una mujer. Entonces me di cuenta de que el teniente tenía que ser una chica", afirma Jordá.

El cambio de sexo del teniente amplió, según Jordá, los matices del personaje. "Un guardia civil femenino habla igual que uno masculino. Pero hay actitudes que resultan mucho más inquietantes en una mujer. Ser interrogado por un guardia civil es malo, pero ser interrogado por una guardia civil es todavía más humillante".

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