Arturo Pérez Reverte, estrella de la Feria del Libro de Buenos Aires
La representación en Buenos Aires de la novela La piel del tambor, y de su autor, Arturo Pérez Reverte, resultó el acontecimiento literario en lo que va de año y encendió quizá la mecha sobre el debate que debería detonar en la célebre Feria del Libro, que se inaugura hoy. En el centro cultural del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), y ante un público interesado y atento, entre el que se mezclaban varios escritores argentinos de distintas generaciones, Pérez Reverte explicó con sinceridad y pasión cómo se construye la buena literatura de siempre y cómo se hace para atraer nuevamente a los lectores que huyeron espantados por los críticos y las capillas de escritores, que "durante mucho tiempo se organizaron como mafias en una sociedad de favores mutuos".El anuncio hecho por el escritor Juan Martini, director de Alfaguara en Argentina, de los 1 5.000 ejemplares que La piel del tambor lleva vendidos en Buenos Aires y la octava edición que hoy mismo se distribuye en España, con la que supera los 300.000 ejemplares, más los otros miles colocados en México, Chile y Uruguay, deslumbró a un auditorio que desde hace ya demasiado tiempo no tiene novedades literarias ni siquiera para comentar, criticar o envidiar. Las listas de los libros de ficción más vendidos son ocupadas en los últimos años por escritores norteamericanos. Las editoriales argentinas sobreviven con las ventas masivas de libros de investigación periodística.
Pérez Reverte fue presentado en Buenos Aires como una estrella de rock, pero se salió de la promoción a la hora de conversar con el periodista Máximo Soto, que le presentó. Encendido, arremetió una y otra vez "contra los críticos y los escritores que se confabularon para convencernos de que sólo podía considerarse como tal aquella literatura hermética, dura y aburrida de la que ningún lector disfrutaba". "Los escritores de mi generación, como Muñoz Molina o Almudena Grandes y otros, estamos convencidos de que se puede ser profundo y ameno". El autor recordó que no hace más de 10 años era impensable que un escritor español pudiera vender las cantidades que hoy alcanza su obra. Y esto se debe, según él, "a que hemos roto con esa magia".
