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CUMBRE DE MADRID

Elogios unánimes a la presidencia española

Al final de la cena, el viernes, hubo un nutrido aplauso para Felipe González por parte de sus huéspedes. Horas antes, a mediodía, el perro guardian de la ortodoxia monetaria, el titular alemán de Finanzas, Theo Waigel, apostilló: "¡Enhorabuena, Pedro!", y los demás ministros de Economía jalearon antes del almuerzo a su colega español Solbes. "Ante todo, bravo a la presidencia española", declaró el jefe de Estado francés, Jacques Chirac, al iniciar su rueda de prensa.Estas anécdotas, absolutamente inhabituales en los Consejos Europeos, ilustran el gran aprecio que los socios de España en la Unión Europea (UE) sienten por la labor ejercida por la diplomacia española, que recogió el testigo en julio tras tres presidencias flojas a causa de la mala salud del primer ministro griego, Andreas Papandreu, y las elecciones legislativas alemanas, en el otoño de 1994, y las presidenciales francesas, en la primavera de 1995.

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En la cumbre de Cannes, con la que concluyó en junio el semestre de Francia, reinaba un cierto escepticismo sobre la presidencia que llevaría a cabo un Gobierno como el español sumido en escándalos y con una frágil mayoría parlamentaria. A las preguntas sobre si estaba en condiciones de ponerse al frente de Europa, González contestó entonces que la presidencia podría ser juzgada en diciembre por sus resultados. Para que éstos sean buenos, el jefe del Gobierno se ha volcado, secundado por una diplomacia que carece de medios, pero que se ha dejado la piel. Ha sido, por ejemplo, el primer presidente de un Consejo Europeo desde diciembre de 1993 que ha efectuado una gira por 14 capitales de la UE para preparar la cumbre. Sus tres predecesores no se tomaron esa molestia.

Objetivos cubiertos

Ayer, González no dudaba en afirmar satisfecho: "Hemos cubierto la totalidad de nuestros objetivos". En otra sala de prensa, a escasos metros de distancia, su colega portugués, Antonio Guterres, confirmaba: "La presidencia española ha alcanzado el 100% de sus metas". El primer ministro belga, Jean Luc Dehaene, se ciñó a comentar la cumbre: "Ha fijado la agenda de la Unión para los próximos cuatro o cinco años".Tampoco los líderes de los países del Este fueron mancos en elogios. Al término de su reunión con los Quince, el primer ministro checo, Václav Klaus, dio las gracias a la presidencia por sus conclusiones alentadoras.

La única voz discrepante en el océano de alabanzas fue la del primer ministro de, Eslovaquia, el ex comunista VIadímir Meciar. "No se creó espacio para el diálogo" durante la presidencia española, se lamentó ante los micrófonos de la radio de Brastislava justo antes de viajar a Madrid. Eslovaquia es el único país de Europa del Este que González no ha visitado, aunque Meciar si estuvo recientemente en la capital española.

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